sábado, 24 de abril de 2010

Entre gozos y rebozos. Antología de cuento breve. Presentación en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM


 Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM
27 de abril, 17:00 horas
Presentan: Rosalinda Saavedra y Grissel Gómez Estrada
Ameniza: Benito Vigil Ruiz (concertista en guitarra)

Estoy muy feliz por la presentación de esta antología de cuento breve de la editorial mexicana Palabras y Plumas Editores. Por segunda vez tengo la oportunidad de ver publicado un cuento breve, inspirado en la temática propuesta por las compiladoras, que en esta ocasión es el campo. Para quien escribe esto y tiene las raíces profundamente plantadas en el asfalto de la Ciudad de México, la mirada al campo siempre ha sido una mirada romántica, de respeto a quienes por tener contacto constante con la tierra y sus frutos entienden su idioma y éste les permite ver y hacer la vida de una manera muy diferente, no exenta de toda suerte de vicisitudes, pero tampoco de sueños y logros. Ojalá "En el umbral", cuento con el que participo, guste a los lectores.

La antología, de acuerdo con información proporcionada por Linda y Susana, "reúne cuarenta historias de autores de diferentes nacionalidades, edades y perspectivas. Algunos relatos están escritos con gracia, se puede decir que nos arrancan una sonrisa; otros, son textos tristes y sombríos en los que se percibe la soledad del campo, la tristeza del más pobre y del menos favorecido; se puede encontrar también el abuso de los poderosos hacia los más desvalidos".

Entre las autoras que tengo el gusto de conocer están las compiladoras, Herlinda Dabbah Mustri y Susana Arroyo Furphy; Juana Castillo y Mónica Pavón, querida amiga  (docente, dramaturga y actriz) a quien por cierto debo la invitación para participar en Recuentos Urbanos.

Espero que nos encontremos durante ésta que será la primera de varias presentaciones  que imagino tendrá este libro, como ha ocurrido con Voces con vida (2008) y Recuentos Urbanos (2009), obras publicadas por esta joven editorial.

Entre gozos y rebozos. Nostalgias del campo
Antología de cuento breve
Compiladoras:
Herlinda Dabbah Mustri
Susana Arroyo-Furphy 
Palabras y Plumas Editores, México, 2010

jueves, 22 de abril de 2010

Libros y rosas en todas partes para celebrar este 23 de abril, Día Mundial del Libro



¡La UNAM te invita a la Fiesta!

La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Coordinación de Difusión Cultural, organiza la Fiesta del Libro y la Rosa por segundo año consecutivo, siguiendo el ejemplo de Cataluña que organiza una enorme celebración callejera en honor de su patrón, San Jorge, donde se regalan libros y rosas de manera lúdica y multitudinaria.

Pensado al libro como ese vehículo de transmisión de emociones, conocimientos, experiencias e ideas, pero sobre todo, como el instrumento que genera libertad, identidad y compromiso social, la UNAM propicia este encuentro fundamental entre los libros y sus posibles lectores, en un ambiente único de fiesta, donde la invitada de honor es la palabra escrita.

La Fiesta del Libro y la Rosa es la fiesta de los lectores. Pero también de los libreros, los escritores, los promotores de la lectura y todos aquellos que saben de la enorme importancia y valor que tiene el libro en nuestras vidas.

Este viernes 23 de abril, de 10:00 a 24:00 horas, más de 70 fondos editoriales se instalarán en la explanada del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) para ofrecer, además de una gran variedad de títulos, cientos de rosas para los compradores.

ANTECEDENTES

El 23 de abril se eligió para conmemorar a los libros porque según distintos calendarios, ese día fallecieron tres grandes escritores de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

La tradición catalana  fue uno de los argumentos utilizados por la UNESCO para declarar en 1946 al 23 de abril como Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

La cita es en el Centro Cultural Universitario, ubicado en Insurgentes Sur 3000. Entrada libre

El Programa Somos lectores, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) invita a celebrar el Día Mundial del Libro, con maratones de lectura, escritura de un cuento colectivo, lectura en voz alta, talleres para niños y jóvenes, cuentacuentos, cine al aire libre para jóvenes, exposición y venta de libros.

En la ciudad de México las actividades se llevarán a cabo en el Museo Nacional de Antropología (Paseo de la Reforma y Gandhi, Chapultepec Polanco, en la Delegación Cuauhtémoc) y en la Biblioteca Vasconcelos (Eje 1 Norte, Esquina Aldama, Buenavista, Delegación Cuauhtémoc).

La celebración será simultánea en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Da clic para consultar los Programas.

Un paseo por los libros, del Pasaje Zócalo-Pino Suárez, del Metro de la Ciudad de México, también ha preparado una serie de eventos enmarcados en la Primera Gran Venta Nocturna de libros, durante los festejos del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. 41 librerías de las editoriales más importantes en México ofrecerán descuentos especiales, promociones, eventos culturales y muchas sorpresas. Por cierto, no dejes de visitar el local 15 de Ediciones SM y adquirir mi libro El Lindero (Gran Angular # 16).

Para más información  sobre las actividades culturales consulta la catelera.

Fuentes: Páginas de la Cultura UNAM, el Programa Salas de lectura, Conaculta y de Un paseo por los libros.

Si te resulta imposible asistir a alguna de las actividades mencionadas, ojalá puedas visitar la librería más cercana a tu escuela, trabajo o casa, seguramente en ella encontrarás una interesante oferta de libros que deseamos aproveches.

Hoy sueño con una tregua
Mis manos llenas
de libros,
rosas,
paz.

Mis ojos abiertos
a palabras,
imágenes,
silencios.

Hoy sueño con una tregua,
con una oportunidad
para la humanidad,
para la vida.

miércoles, 21 de abril de 2010

José Emilio Pacheco. Actos previos a la recepción del Premio Cervantes 2009

El poeta José Emilio Pacheco y la ministra de Cultura de España, Ángeles González-Sinde 
Foto Reuters*

José Emilio Pacheco guarda legado en Caja de las Letras del Instituto Cervantes

Al recibir las llaves de la Caja de las Letras, José Emilio Pacheco emotivo, tierno y espontáneo, manifestó : “no sé para qué me la dan, en cien años yo no voy a existir”.
Notimex
Publicado: 21/04/2010 11:01

Madrid. Además de dos de sus últimas obras editadas, el poeta mexicano José Emilio Pacheco depositó hoy, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un legado personal que permanecerá custodiado durante cien años, que incluye manuscritos de su puño y letra, en papel revolución.

Dos días antes de recibir el Premio Cervantes 2009, Pacheco guardó en la antigua caja de caudales de la institución, antes banco central, su legado, que incluyó una pluma estilográfica, un rotulador y un bolígrafo, que, al introducirlos en la caja, expresó con tristeza “me despido de ellas”.

Un José Emilio Pacheco emotivo, tierno y espontáneo, reiterando su vergüenza por “tantas atenciones” y quien al recibir las llaves de la Caja de las Letras, manifestó: “no sé para qué me la dan, en cien años yo no voy a existir”.

Pacheco dejó su legado en un acto encabezado por la presidenta del Instituto Cervantes, Carmen Caffarell; y por la ministra de Cultura del gobierno español, Ángeles González Sinde, y en el que estuvo acompañado de su esposa Cristina Pacheco y de sus dos hijas.

En la antigua cámara acorazada de la sede central de la institución, el mexicano fue sacando, una por una, las distintas cosas que dejó como legado, entre ellas, la nota de prensa que elaboró el Instituto Cervantes para el acto de hoy.

“Lo dejo para que quien abra esto en cien años sepa quien fui, porque no creo que nadie recuerde mi obra”, dijo con sencillez.

Insistió en que “con humildad y orgullo, espero que cuando este legado se abra dentro de cien años, esas futuras generaciones de un impensable 2110, tengan piedad de mí y de esta época oscura y sangrienta”.

Sostuvo que “yo soy una gota en el océano y un átomo en la cadena que empezó hace años”.

La caja mil 525, situada encima de las que contienen el legado de los escritores españoles Ana María Matute y Juan Marsé, guarda desde este miércoles los dos últimos títulos publicados de Pacheco: la antología revisada “Tarde o temprano” y la reedición de “Las batallas en el desierto”.

Incluyó varios manuscritos de diferentes épocas, “escritos en papel revolución, el más barato y de cuando yo no tenía conciencia ecológica”, pero “con mi letra, que desde que soy joven hasta mi ancianidad es pésima, y eso me da mucha vergüenza”.

La entrega de un legado en la Caja de las Letras, en vísperas de recibir el más alto galardón de las letras españolas, es ya una tradición y antes que Pacehco lo hicieron también en las tres ediciones anteriores Antonio Gamoneda (Premio Cervantes 2006), Juan Gelman (2007) y Juan Marsé (2008).

Texto reproducido de: La Jornada (en línea) 21 de abril de 2010, Sección Cultura
* Foto publicada en la nota del corresponsal Armando G. Tejeda: La poesía es un vicio como la cocaína: José Emilio Pacheco 

lunes, 19 de abril de 2010

Horizonte Literario Contemporáneo, Desde Rumania, gracias a Daniel Dragomirescu

Anul III - Nr. 1 (15) / IANUARIE - MARTIE 2010 - 72 pagini - Revistă
independentă de cultuăr contemporană

El último día de febrero recibí un correo electrónico, personalizado y en español, de Daniel Dragomirescu, en el que me invitaba a conocer el nuevo sitio en la red de la revista independiente y multicultural Horizonte Literario Contemporáneo.

Desde entonces ha sido muy grato el intercambio de visitas a los blogs, de correos y textos, entre ellos la traducción al español del ensayo "Eminescu and Postmodernism" (publicado en la revista, como todos los artículos y poemas, en rumano e inglés). Cuando leí el texto busqué algo de la obra de Eminescu y encontré la versión bilingüe de El Lucero, en la versión electrónica de la Revista Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma de México (incluyo unos versos del largo y hermosísimo poema al final de esta entrada).

Aunque Daniel me había prometido el número más reciente de la revista y lo esperaba ansiosa, no dejó de ser una emocionante sorpresa recibir (hace unas horas) el paquete procedente de Vaslui, Rumania, en el que llegó, además de la revista, el Boletín del Autor (dedicado a la escritora María Dolores García Pastor, autora de la novela El susurro de los árboles), suplemento Romano-Spaniol y una credencial que me acredita como Colaboradora Externa. Gracias por el honor y tu amistad, Daniel.

Desde esta humilde Aldea felicito a todo el equipo editorial y a los colaboradores externos de Horizonte Literario Contemporáneo, por hacer posible una revista multicultural e independiente de gran calidad, que vale la pena conocer, disfrutar y apoyar. A continuación comparto un fragmento del ensayo citado:

Nuestra postmodernidad actual lanza saetas en todas las direcciones y causa angustia para unos. ¿Qué sucederá con el recibimiento de la creación eminescina en el siglo XXI? ¿Será aún de actualidad o se reducirá su poder de persuasión y seducción? ¿Cuánto tiempo más será leída y enseñada en las escuelas y las universidades? ¿Cuántos especialistas en la literatura mostrarán interés por el estudio de esa obra? Caerá Eminescu en un cono de sombra, será eclipsado temporalmente como sucedió, después de un tiempo de su muerte, con grandes poetas del mundo, como por ejemplo el grande Ovidiu? ¿Permanecerá Eminescu en el pedestal que ocupó tanto tiempo y el cual dice: “El grandísimo poeta rumano, el poeta nacional, el Lucero de la poesía rumana”, etc.? Dicho sea de paso, esos epítetos irritantes para unos, fueron periódicamente sometidos a las reconsideraciones eruditas, cuando no se burlaron de ellos o fueron contestados con vehemencia.


 Érase una vez, como en los cuentos,
érase una vez, como nunca,
de una gran familia imperial,
una muy hermosa doncella.
Y era la única de sus padres
y maravillosa por todo,
como la Virgen entre los santos
y la luna entre las estrellas.

Por la sombra de grandiosas bóvedas
ella encamina sus pasos
hacia la ventana, allí en la esquina
donde el Lucero está esperando.

Miraba cómo por el horizonte del mar
surge y resplandece,
cómo por las sendas agitadas
guía negros veleros.

Lo ve hoy, lo ve mañana,
y así termina por desearlo;
y él, mirándola durante semanas,
cae rendido ante la doncella.

Mientras ella apoyaba en las palmas,
soñando, su cabeza,
de amor por él su corazón
y su alma se colman.

Y con qué viveza él surge
en cada atardecer,
hacia la sombra del negro castillo
cuando ella se le aparece.

sábado, 17 de abril de 2010

Libros y más libros en espera de un lector. Con motivo del Día del Libro

Por María Eugenia Mendoza Arrubarrena

Cual cachorros ansiosos en una tienda de mascotas, ese 23 de abril de 2010, millones de libros aguardaban en los anaqueles de librerías, papelerías, tiendas departamentales y de autoservicio, tenderetes callejeros, puestos de periódicos, en los estands colocados aquí y allá en universidades, plazas y otros lugares públicos, en donde se celebraría la fiesta de los libros, para ser adquiridos por emocionados lectores.

Los libros  dejaban volar su imaginación y se hacían ilusiones de encontrarse con lectores amorosos y cuidadosos, que les proporcionarían un hogar y todos los cuidados que requieren, que hasta eso, reflexionaban, no son tantos como los que demanda un cachorrito (y conste que no tienen nada en contra de los cachorritos caninos y mucho menos felinos). Se conformaban con ser colocados al alcance de todos los habitantes de la casa, en un lugar bien ventilado, sin mucha humedad, en donde no acumulen mucho polvo sobre sus superficies. Deseaban, eso sí que los liberaran de la cubierta plástica, muy útil mientras están en exhibición, pero asfixiante cuando ya han salido del punto de venta, además, los libros retractilados dan la impresión de que han sido olvidados y abandonados.

Ese día, su día, cuando en el ambiente se percibía el perfume de rosas y tinta, hubo libros que soñaron con un mundo de lectores decidido a construir la paz. Muchos otros, entre ellos los de historia, guardaron silencio.

Pasado el jolgorio y una vez instalados, los más tímidos (medio acomplejados porque no ostentaban en su lomo y portada el nombre de un reconocido autor, un título muy sugerente o la imagen de personajes populares), están dispuestos a esperar pacientemente a que  la mano que los seleccionó o alguien que pase frente a ellos los abra, comience a pasar sus dedos por sus páginas, los lea y descubra lo que se traen entre hojas.

Algunos románticos, sobre todo los de poesía, sueñan con establecer un diálogo íntimo con su lector y seducirlo al grado de que no pueda resistir la tentación de memorizar unos versos para cantárselos a sus seres queridos o hablar de ellos con esa emoción que sólo un poeta puede inspirar. Y aunque sus lectores sólo lean unas páginas, unos cuantos versos, los anima la ilusión de que  regresarán más adelante, quizá cuando estén enamorados o un tanto descorazonados.

Los libros de arte, arquitectura, viajes, gastronomía, decoración, automóviles, ciencias y muchos más están convencidos de que además de estar destinados a la lectura, los lectores les confieren cualidad de decorativos, están ahí para darles distición en los lugares más visibles de las casas.

Claro que no faltan los libros que se sienten el ombligo del mundo y una vez en manos de quien los eligió actúan como si de veras fueran inocentes cachorros, pero a la menor provocación sus agudos dientes se clavan en  sus manos y no dudan en someterlo para que no los suelten hasta llegar al punto final de la última página y eso quién sabe, porque esos libros obligan a la relectura una y otra vez. Eso de que los libros no muerden únicamente los que nunca han leído uno de éstos podrán creerlo, porque para quienes han caído redonditos en sus fauces no hay antídoto, aunque si lo hubiera estos libros están seguros de que no habría buen lector que lo tomara.
Algunos libros son tan sabios que reconocen que no hay un solo destino para ellos, lo saben bien y, por supuesto que desean que se cumplan los que tuvieron en mente autores, editores y toda la gente que participa en su creación y distribución: ser leídos en silencio o en voz alta; gozados o sufridos, compartidos, comentados, recomendados, obsequiados, atesorados, heredados. Por desgracia para algunos (que preferirían ignorarlo), los que son devueltos por no haberse vendido ni siquiera a precios muy rebajados, los que son descatalogados y arrumbados en cajas, y sólo generan gastos por ocupar metros cuadrados en un almacén, su destino es la guillotina (por más terrible que se oiga), para ser convertidos en serpentinas y confeti y vendidos por kilo a las papeleras para reciclar. Pero sobre este asunto mejor no querían ni  pensar y menos en su día de fiesta.

Fotografías: Percival Argüero

martes, 13 de abril de 2010

Los brazos de Venus, de Carlos Chimal. Presentación en el Museo Nacional de Arte

 Los brazos de Venus. Arte, ciencia y tecnología a través del tiempo
Carlos Chimal, México
Coedición CNCA/ADN Editores
Colección Viaje al Centro de la Ciencia, 2009

Una relectura del arte a la luz de las obras científicas de nuestros días es inevitable. Después de todo, si la fuente del creador, los sueños y su conciencia están siendo revisados por los neurocientíficos más renombrados, ¿por qué no enjuiciar la obra misma? Ahora bien, no olvidemos que la ciencia no se identifica con el placer estético ni el arte con el raciocinio, pero no existe ciencia que dure sin placer ni arte que se sostenga sin razón, por más exagerada que parezca. Estamos en los brazos de Venus, es decir, en el vacío. Hay que verlo todo de nuevo. El presente libro desea mostrar que todas las innovaciones artísticas son colapsos de un azar cultivado mediante una precisión rigurosa y relativa al momento histórico que le ha tocado vivir a cada uno. El arte no es más que un experimento fallido, una serie de felices consecuencias de lo que nos falta en el fondo de nuestro corazón. Son piezas potencialmente constructoras, son respuestas de imaginería, obras acabadas por la fatalidad del tiempo que representan mejor que otras cosas nuestros ideales estéticos.

Carlos Chimal, novelista y escritor científico, ha publicado más de veinte libros, entre ellos: La escalera del Universo, (1996), Luz interior (2000), La cibenética (1999), El viajero científico (2001), Armonía y saber (2003), Cazadores en el horizonte (2004), Nubes en el cielo mexicano (2004) y Las neuronas de Shakespeare (2009).

Información tomada de la cuarta de forros.

La cita es el miércoles 14 de abril a las 19:30 horas
Auditorio Adolfo Best Maugard
Tacuba 8, Centro Histórico, D.F.

viernes, 9 de abril de 2010

La alegría de la rodilla, de Edgar Valencia

 
Pensando en Magda Díaz y Morales, quien está pasando un mal momento debido a una caída que le dejó un esguince en una rodilla, recordé este poema de Edgar Valencia, publicado en el libro Hago de voz un cuerpo, Antología de María Baranda, ilustrado por Gabriel Pacheco y publicado por el Fondo de Cultura Económica. De manera que comparto con los visitantes de esta Aldea un poco de poesía dedicada a esa parte del cuerpo que es como el mapa de osadas aventuras y una que otra desventura. Y a ti, Magda, te deseo que muy pronto recuperes la alegría de la rodilla.


De frente pareciera una naranja
fresca y lista para el jugo;
por detrás un plato hondo no muy hondo,
y por un lado la cima
de una montaña intrépida y cercana.

Es fácil de atacar por las arañas de los dedos,
y en tiempos de calor tiene líneas
que se cruzan de raspones,
o un moretón marciano
que adorna el centro como un ojo.
No la dejen cruzándose las piernas.
Que no quede estirada que se aburre.
Para ella no hay nada como rodar corriendo
                                              las bajadas
                                 ni alegría más grande
                 que pedalear a fondo los pedales
                y subir de tres en tres las escaleras.

lunes, 5 de abril de 2010

LAS MAYÚSCULAS SE ACENTÚAN. DIFERENCIA ENTRE "A VER" Y "HABER"; ¡AY!, AHÍ Y HAY

Es muy común que las personas prefieran escribir con mayúsculas, desde un breve recado hasta todo un texto argumentativo, sin distinguir entre aquellas palabras, como los nombres propios, por ejemplo: Óscar, Los Ángeles, Academia Mexicana de la Lengua, etcétera, que sí tienen que escribirse con mayúscula inicial, y todas las demás que no la requieren -por más que se le quiera dar importancia a palabras como país, nación, soberanía, licenciado, presidente-, a menos que sean las que inician una oración o las que se escriben después de un punto y seguido o aparte; así como las que vienen después del cierre de un signo de admiración o interrogación.

¿Por qué hay quienes prefieren escribir todo con mayúsculas? 

Se tiene la creencia de que las mayúsculas no se acentúan, como ocurría cuando se escribía con una pesada máquina de escribir mecánica, hace décadas. Al escribir sólo mayúsculas, sin acentuar las palabras que llevan acento ortográfico, insisto, se tiene la idea de que se puede pasar por el mundo de la escritura como si no se cometieran faltas de ortografía.

Y ya que hablamos de acentos, no falta quien se vaya al extremo y acentúe todas las palabras, incluso asiente doble o triple tilde en algunas palabras, como difícil e inverosímil, que acentúan en todas las íes, quizá con la ilusión de que en una de ésas le atine a las que sí se acentúan. Aunque por regla general los monosílabos no llevan acento (no, fue, pan, fe, un, sal, etcétera), habrá que tener cuidado con los que sí lo requieran (acento diacrítico) para distinguir, por ejemplo, entre un si condicional, de un sí afirmativo o un sí reflexivo de tercera persona (de por sí).

Aprovecho para mencionar que en español los sustantivos comunes no se escriben con mayúscula inicial, como ocurre con el alemán y otros idiomas. De manera que al escribir la fecha, los nombres de los días de la semana (lunes, martes, miércoles...) y de los de los meses (enero, febrero, marzo...) debemos hacerlo con minúsculas. Ocurre lo mismo con los gentilicios y los nombres de las lenguas o idiomas: árabe, español, castellano, catalán, asturiano, gallego, euskera, francés, rumano, ruso, maya, náhuatl, etcétera.

**

"Haber si nos vemos", leí en un mensaje de texto que recibí en mi celular. Aunque la intención del mensaje es clara, me quedó la duda sobre si el emisario intentaba simplificar la ortografía o es así como escribe regularmente esta idea. Cabe aclarar que la construcción no responde a simplificación ortográfica, puesto que "a ver si nos vemos", que es la forma correcta de escribir esta oración utiliza catorce caracteres y no quince, como en  la que se usa el verbo haber, en lugar de la expresión que denota expectación compuesta por la preposición a y el verbo ver. En fin, me quedé con la duda. Le llamé para ponernos de acuerdo sobre la hora de nuestro encuentro.
**
-¡Ay!, me dolió -gritó adolorido y enojado el niño, cuando recibió un pelotazo en la cara. La palabra ay es una interjección y la usamos cada vez más para lamentarnos: ¡Ay, pobre país!

-Ahí se come la mejor birria del mundo -dijo mi amiga, señalando el restaurante que acabábamos de pasar. Ahí es un adverbio de lugar.

--Hay tamales de dulce, de salsa verde y de mole, hay tamales calientitos -pregona el vendedor de tamales todos los días por las calles de las ciudades mexicanas.
Este hay viene del verbo haber. Hay que ver lo que se dice de la democracia mexicana, si la hay.

-A ver si te fijas, querida Ángela, que ahí adelante hay un retorno. Te lo digo con tiempo para que no me digas: ¡ay!, no me avisaste a tiempo.


viernes, 2 de abril de 2010

Copo de Algodón, de María García Esperón. Avances de un libro que está por ver la luz




En el marco del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil quiero enviar una felicitación a todas las personas que hacen posible su existencia: escritores, editores, correctores, ilustradores, diseñadores, impresores, encuadernadores, personal de los almacenes, choferes, libreros, vendedores, maestros, bibliotecarios, promotores de lectura, padres de familia, niños, jóvenes, adultos, en fin, a quienes conforman el universo de esta literatura, que para muchos es la puerta de entrada a los libros y para otros su hogar.

En esta ocasión, además, me uno a la felicidad que rodea el surgimiento de un nuevo libro de María García Esperón, prolífica escritora, maravillosa poeta, apasionada de la historia y, por fortuna, mi amiga.

La novela Copo de Algodón, publicada por el sello editorial El Naranjo verá la luz en pocos días como un homenaje a una princesa mexica, como un homenaje a nuestra cultura. Felicidades.

jueves, 1 de abril de 2010

Carlos Marianidis. Estudio de la obra del poeta, por Anabel Sáiz Ripoll

Anabel Sáiz Ripoll nos regala un detallado estudio de la obra del poeta argentino Carlos Marianidis, publicado en la edición de este primer día de abril en la revista Arena y Cal. Me permito presentar un fragmento a continuación:
 
ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS: este planeta es maravilloso
Carlos MarianidisCarlos Marianidis se define a sí mismo como: “Un agradecido de la vida. Nací con meningitis, dentro de una familia pobrísima y fui internado en un hospital público. Al cabo de tres meses de incubadora y respirador, los médicos me desahuciaron. Pero mi madre les rogó un poco más de tiempo, porque confiaba en que yo iba a reaccionar. De ahí en adelante, todo fue un regalo. Y no es que las cosas hayan sido fáciles. Digo que, a pesar de las dificultades –que no son otra cosa que desafíos-, vivir es una experiencia apasionante. Y este planeta es maravilloso. Ojalá todos pudieran darse cuenta y cuidarlo más.”

Carlos Marianidis, a quien dedicamos estas líneas, nació en Buenos Aires, Argentina, el 19 de agosto de 1959. Estudió violín en el Conservatorio Municipal, Óptica Técnica en la Universidad de Morón, teatro en el Conservatorio Nacional y psicología en la Universidad de Buenos Aires. Es un hombre versátil, al que le interesan los deportes (fútbol, tenis, atletismo) y es aficionado al ciclismo y al tenis.

Debemos reconocer que, en toda América Latina, millones de niños no prestan atención en la escuela y tienen problemas de aprendizaje por una deficiencia en la alimentación, porque no están contenidos afectivamente, porque sufren maltrato, porque los potentes modelos que les llegan por TV van al revés de lo que aprenden en las aulas... Ante esta realidad, es imprescindible resolver las cuestiones de fondo para, después, pensar en mejorar cualquier hábito. Una vez que esto está cubierto, alcanza con leerles antes de dormir o poner a su alcance un buen libro ilustrado, una buena novela. Sería ideal que la biblioteca volviera a tener un espacio en cada hogar, aunque sólo fuera un cajón de manzanas con estantes (así era la mía). Cuando el libro ocupa un lugar fijo en la casa, el niño le da valor. Luego, lo abre. Principalmente en la infancia, el cerebro es una esponja fantástica. Los adultos somos responsables de lo que absorba o no. Y, a gran escala, de eso se trata el diseño del mundo en que vivirá cada generación.”

Carlos Marianidis se desenvuelve a gusto en la literatura infantil, a la que presta toda su atención y en la que vuelca todo su buen hacer y sensibilidad. Con mucho sentido del humor y esa ironía sutil que lo caracteriza, al preguntarle, qué opina de la poesía infantil, que cultiva con tanto acierto, contesta: “Lo mismo que opino de los días jueves: hay buenos y malos, algunos son luminosos y otros, sombríos; unos huelen a jazmín abierto en primavera y otros, a humedad de hongo. Hay libros excelentes, pero también veo textos obsoletos que siguen apareciendo en las librerías, totalmente desentendidos de la capacidad de comprensión que tienen hoy los niños. Por ejemplo, no me explico por qué en pleno siglo XXI siguen editando Caperucita Roja. A propósito de esto, Luis Pescetti ha escrito un texto irónico muy interesante y divertido. Como autor, pienso que los niños tienen un grado de percepción de la realidad que está más allá de lo que los adultos creemos. Cada vez que escribo para ellos, lo hago con respeto hacia su capacidad intelectual –no importa qué edad tengan- y elijo las palabras con mucho cuidado. Trato de hacer no literatura infantil, sino literatura que también pueda comprenderse en la infancia, que es muy diferente. Cuando era niño, leí Corazón, Platero y yo, Cuentos de la selva... Décadas después, volví a leerlos y seguían siendo grandes libros. Es decir, Edmundo D’Amicis, Juan Ramón Jiménez y Horacio Quiroga, respectivamente, habían creado obras que se podían disfrutar a cualquier edad. Ahora que tengo el privilegio de ser escritor, intento seguir por ese camino."
* *
Da clic en el enlace para leer el texto completo, publicado en Arena y Cal