Es el nombre que le han dado al  movimiento del 15-M, que surgió el domingo pasado por la noche y con  apenas 20 personas en Madrid y que se ha extendido por más de sesenta  ciudades españolas y algunas otras repartidas por todo el globo. Y me  gusta el nombre. Mucho más que el de Spanish Revolution... ¡Dónde va a  parar!
Esta condesa de pacotilla lleva  desde el miércoles yendo y viniendo todo lo que puede a la puerta de  Sol, como miles y miles y miles de personas lo hacen en sus respectivas  ciudades. Afortunadamente no soy nada original.
No  puedo hablarles de Zaragoza, Bilbao, Santiago, Barcelona, Valladolid,  Valencia, Segovia, pero sí de lo que lleva casi una semana cociéndose en  el centro geográfico de la península. Es el kilómetro 0 de muchísimos  cambios, ilusiones, fuerzas, generosidad, madurez, esfuerzo, profundo  sentido del civismo y de la res publica.
Empezaron los muy jóvenes y son  los que siguen estando ahí, en la plaza desde el domingo, trabajando,  ilusionados, pacíficos, sin beber una sola gota de alcohol para que los  medios de comunicación carroñeros no los acusen de haber creado un  gigantesco botellón. Han sabido aglutinar a casi 30.000 personas de  todas las edades, pero son ellos los que están llevando toda la carga  del campamento, del movimiento, del desarrollo de la idea. Los demás  intentamos arroparlos y echarles una mano en todo lo posible. Pero son  ellos. 
Sé que ha salido de sobra en la  prensa, pero me apetece contarles lo que yo he visto. Están  maravillosamente organizados. Todo está en orden y limpio. Tienen calles  y espacio para circular. De un movimiento espontáneo han sabido crear  en un tiempo record infraestructuras y comisiones, pero también un  comunicado y un programa; heterogéneo y a veces poco concreto sí, pero  que me digan quién ha sido nunca capaz de ello con esos mimbres.
Tienen cocina, almacen de  alimentos, servicio médico, guardería, enfermería. Informan sobre el  movimiento, pero también sobre la ley D'Hont, sobre qué es un voto en  blanco, uno nulo, una abstención. Hay una tienda en la que el feminismo  trabaja, dialoga y está integrado dentro del campamento. Recogen firmas  para establecerse indefinidamente en la Puerta del Sol (llevaban más de  110.000 a las dos y media de la tarde) pero, al tiempo, mantienen  contactos con el resto de las ciudades españolas donde hay acampadas  similiares para avanzar juntos y apoyarse unos a otros. Han establecido  un mostrador de voluntarios  que envían a una comisión u otra para echar  una mano. La gente se ha volcado con ellos: les traen alimentos,  escobas, papel para las pancartas, ideas. Y han sabido granjearse con su  movimiento la simpatía y el apoyo de los que están fuera. Hay quién les  ha regalado servicios públicos, desayunos para todos... La gente que  acude a la plaza les trae mantas, papel higiénico, agua o frutas.  Colaboran con ellos abogados, médicos, ATS y dicen que hasta un juez.  Algún medio de comunicación radiofónico les ha regalado equipos de  megafonía, por supuesto sin ningún tipo de contrapartida.
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No pude resistir la tentación de traer a esta Aldea la crónica de un acontecimiento histórico protagonizado por jóvenes de edad y de corazón que, deseo de corazón, sea el inicio de algo grande. Gracias Freia, por compartir esta experiencia.
Gracias a ti por difundirlo. Yo creo que el movimiento se merece todo el apoyo posible.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
María Eugenia, voy y vengo, vengo y voy. Un gran acierto el tuyo, el poner la crónica (esplendida) de la Condesa Freia.
ResponderEliminarSin lugar a dudas ni a espantos es todo un parte aguas. La posibilidad de gestar un nuevo orden social entusiasma y enamora.
Sigamos con apoyando en lo que se pueda esta jornada cívica.
Abrazos aldenos.
Sergio Astorga
Querida Freia:
ResponderEliminarGracias a ti por ofrecer esta crónica de primera mano. Este periodismo desde los blogs, los "tuits" y otros medios cumple una función muy importante.
Seguiremos tus pasos en la Plaza del Sol y en tu exquisito trabajo cultural.
Un abrazo.
Querida M. Eugenia,
ResponderEliminarEstamos fartos da mesma "receita" politica, em Espanha, em Portugal, no Mexico ("hasta la Madre")...
Quem sabe se juntos lhe possamos mudar os ingredientes?
Um beso,
helena
Querido Sergio:
ResponderEliminarEstos circuitos virtuosos de blogueros se amplían y nutren. Esta Aldea se hace grande cuando entran las palabras de personas como la condesa y, por supuesto, las tuyas, acompañadas de tus acuarelas.
Va un abrazo enlazado a las mejores causas.
Querida Helena:
ResponderEliminarEste comentario se quedó en el limbo y por eso hasta ahora llego a él.
Tienes toda la razón, todos estamos hartos de esta cadena que parece infinita de corruptelas, crímenes de todo tipo y la terrible impunidad que impera en nuestros países y en otros más.
El Movimiento 15M nos está dando una gran lección de organización y determinación, pese a la violencia que ya se manifestó.
¿Seremos capaces de replicar la receta en México? Ojalá.
Un abrazo condimentado con esperanza.
Me ha gustado ver que lo que la experiencia de Freia en Madrid es parecida a la que viví yo en Bilbao. Esta capital parecía una fotografia en pequeño de lo que acontecía en Sol. Sin embargo las sensaciones, sentimientos y pesares, sin duda, son los mismos.
ResponderEliminarOjalá se escuche los clamores del cambio.
Un abrazo
Querida Alicia:
ResponderEliminarEste movimiento, alimentado por personas como tú y Freia y miles de españoles está dejando muchas lecciones al mundo, entre ellas la organización, la unión por una causa común. En sus manos están muchos cambios, ojalá se repliquen en países que tienen tantos problemas comunes, agudizados por los locales, como es el caso de México.
Va un abrazo cariñoso y solidario.