Desarraigos, cuatro poetas latinoamericanos en Chicago
Jorge Hernández, Febronio Zatarain,
Juana Inés Goergen, León Leiva Gallardo
Ediciones Vocesueltas, 2008
Febronio Zatarain escribe Prosario y nos advierte que es un libro de anti-superación personal. Sus poemas en prosa cumplen las leyes del género que, como todos sabemos, son muy rigurosas, pues se basan en la música interna del poema. Su humorismo es producto de un canto desencanto. Sin estridencias presenta sus dudas e interroga a los lectores en busca de una especie de complicidad: "Sigo aquí y estoy triste. Estoy triste pero satisfecho de seguir aquí".
Uno de sus textos es una especie de ars poetica: "Tú crees hacer el poema, pero el poema te hace". Su desarraigo está lleno de claves secretas que le permiten vivir y lo que es mejor, escribir.
Desde la lejanía lo mira el niño Febronio y los dulces del pueblo le indican que está en la vida.
Hugo Gutiérrez Vega
El mundo sólo puede causarme tristezas porque toda alegría me lleva al luto de su pérdida. Por eso me he cruzado de brazos y me he sentado a la orilla de la vida a contemplarla como cuando era niño y en tiempo de lluvias iba a mirar cómo el arroyo de mi pueblo crecía. Entonces sí me bañaba en él como me bañaba en la vida porque las estaciones en aquel tiempo se repetían: después del tiempo de lluvias venía el tiempo de secas, y después del de secas el de lluvias. Yo no me podía concebir del tamaño de mi padre, para mí era absurda la idea de que mis amiguitos y yo algún día seríamos grandes; la escuchaba como una amenaza de los adultos para que dejáramos e comportarnos como lo que éramos. Un día mi padre me enseñó una foto de un grupo escolar de cuando él estaba en primer año y señaló a uno de los niños diciéndome que ése era él. No le creí. Mi padre nunca había sido niño, así como el niño que yo era tampoco había sido adulto. Y el adulto que ahora soy tampoco fue ese niño que ahora sueña que fue. El niño que sueño que fui, soñaba con crecer pero sabía que soñaba, que nunca crecería. Era tan bello ser como esa ola que crece y revienta y se esparce, y que vuelve y vuelve a crecer y a reventar y a esparcirse... Yo veía a los adultos como las olas ven a las montañas. Pero ahora nada se repite, nada renace: hubo un momento en mí, y fue tan grande que toda el agua se me salió y anduvo como loca abriendo y abriendo cauces que nunca más serán recorridos. Por eso me he quedado aquí, en la cima, soñando un mar a lo lejos que no se cansa de esparcirse en la misma arena.
Febronio Zatarain. Sinaloa, México, 1956. Vive en Chicago desde 1989. Desde ese año se ha dedicado a la promoción de la literatura a través de talleres literarios y revistas. Es parte del consejo editorial de Contratiempo. Tiene publicados Faltas a la moral, Editorial Moción., Guadalajara, México, 1991; Desesperada intención y otros escritos, Editorial Universidad de Guadalajara, 1994; es coautor de ...Y nos vinimos de mojados, Editorial UACM, México, 2007; forma parte de la antología En la 18 a la 1. Escritores de Contratiempo en Chicago, Ediciones Vocesueltas, 2010.
Textos publicados con autorización de Febronio Zatarain
"Febronio respirando Literatura"*
Fotografía de Stanislaw Jaroszek