miércoles, 15 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
El español de México es un idioma popular
Luis Fernando Lara, coordinador del Diccionario del español de México
La RAE daña nuestro idioma por su visión etnocéntrica,
afirma Lara Ramos
Miércoles 8 de enero de 2014
La Real Academia Española le hace mucho daño a nuestra
lengua, tiene una visión demasiado etnocéntrica y metropolitana en relación con
las antiguas colonias, da la impresión de que no está dispuesta a aceptar las
diferentes maneras de hablar español en América, afirmó el lexicógrafo y
lingüista Luis Fernando Lara, coordinador durante 40 años del Diccionario del
español de México.
Entrevistado por La Jornada en su cubículo de El Colegio de
México con motivo de la reciente adjudicación del Premio de Ciencias y Artes
2013 en su rama de Literatura y Lingüística, Lara Ramos (DF, 1943) sostiene que
nuestro español es de un país libre en donde las palabras han adquirido un
significado que varía con respecto a los españoles... ¿Por qué hemos de
renunciar a eso si nuestra manera de hablar tiene una raigambre histórica?
Asegura, con ánimo docente: somos dueños de “una semántica
propia. ‘Soberanía’, que es muy valiosa para nosotros, significa el derecho del
pueblo para elegir el resto de su vida. Para la Academia Española, es ‘el
derecho del rey’. ¿Vamos a cambiar ese significado nosotros?, claro que no, si
somos una República”.
Licenciado en lengua y literatura por la Universidad
Nacional Autónoma de México, en 1968, y con estudios en las universidades de
Kiel y de Heidelberg, en la entonces República Federal Alemana, fue reconocido
con el galardón por sus destacados aportes teórico-metodológicos a la
lexicografía del español.
Sobre el reconocimiento que le otorgó el gobierno mexicano
dice estar feliz y manifiesta con sencillez: Llevo 43 años trabajando y he
trabajado a conciencia. Entonces, que le reconozcan a uno este trabajo pues se
siente uno muy bien. Da gusto.
Coordina desde 1973 el Diccionario del español de México,
creado con la intención de establecer una diferencia con los diccionarios
españoles, sobre todo con el diccionario académico. Al presente, dice, ya
estamos empezando a preparar nuestros sucesores para que pueda crecer y seguir.
Es un trabajo que merece México.
Sin embargo, dice: “Empezamos a sentir demanda de la
sociedad para que hagamos muchas más cosas y no podemos porque con qué pagamos.
Somos siete personas, muy poquitos si nos comparan: la Academia Española tiene
60 lexicógrafos, el Diccionario Merriam-Webster’s de Estados Unidos tiene 150”.
El especialista, que habla francés, alemán, inglés y un poco
de italiano, destaca la particularidad de la variante del idioma practicada en
nuestro territorio: Tiene gran ventaja en comparación con otras formas de
hablarlo: es pausado, se reconocen fácilmente los sonidos y eso hace que en la
enseñanza del español a extranjeros se prefiera la pronunciación mexicana y no
la castellana.
Por otra parte, rechaza las críticas a Internet por
corromper el lenguaje, lo cual es falso a su decir. Para él, el lenguaje que se
usa en los chats es otra taquigrafía. A la lengua no le pasa nada, al
contrario: “En los blogs y redes sociales el fenómeno muy interesante es que
está dando una plena libertad para expresarse a la gente y eso es muy
importante, porque la lengua no se cultiva si no se usa.
“Claro, algunos que conocen mal la lengua se equivocan de
palabra, ponen expresiones que suenan mal: ¡Así es la vida! –ríe. A unos les
sale bien y a otros les sale peor y ya”. En cambio, propone, hay que tenerle
miedo al lenguaje alambicado, empalagoso, pomposo, pero a la libre expresión de
la gente, no.
Rechaza tajante que el español se esté deteriorando: Esas
son tonterías. Claro que hay palabras que caen en desuso, como los objetos
mismos, digamos daguerrotipo, que estaba condenada porque ya desapareció esa
técnica, ahora hay fotografía.
Según sus investigaciones, como en el libro Historia mínima
de la lengua española, que será publicado en enero, ha visto que esta lengua ha
sido popular desde que en el siglo XII el rey de Castilla Alfonso, El Sabio,
decidió hablar a los habitantes de las ciudades que conquistaba en la península
ibérica en el lenguaje que entendían: El español del pueblo.
Esa característica “explica que en español se haya escrito
la primera gramática de una lengua moderna, antes que las del inglés, francés o
italiano; el primer diccionario de español al latín (Lebrija, 1496); la primera
lengua en Europa utilizada para la ciencia, efecto de Alfonso, El Sabio, que
estaba traduciendo mucho conocimiento de la antigüedad griega y persa al
español, mientras que el resto de Europa seguía haciéndolo al latín”, reitera
Lara Ramos.
Los romances españoles del siglo XIV y XV, que en México se
conservan en los corridos, han permitido que nuestra lengua más culta no tenga
grandes discrepancias con nuestra lengua más popular. Para leer ahora el Poema
del mío Cid o El Quijote se necesita un diccionario, pero aún se entiende, en
contraste, para leer a Geoffrey Chaucer en el idioma original se debe ir a la
universidad a tomar un curso de inglés antiguo.
“El español siempre ha sido popular y debemos mantenerlo
igual. Piense en el rap La chilanga banda. No se ha fijado –conversa el
especialista– que está escrito en octosílabos, de rima asonante, en cuarteta,
que corresponde a la más antigua tradición poética del español”.
Lara habla también sobre las expresiones de machismo en el
idioma: “Debemos ser cuidadosos, no caer
en las exageraciones de ciertos grupos feministas, pero a la vez reconocer la
necesidad de darle su verdadero lugar a las mujeres… nada impide que digamos
doctora, arquitecta, médica, pero en cambio, estar diciendo ‘ciudadanos y
ciudadanas’, ‘niños y niñas’ es muy aburrido y no hace falta”.
Y rememora su llegada a este campo de estudios a partir de
una vocación natural, tengo actitud por las palabras y eso me llevó a la
lingüística. Sin embargo, luego de terminar el bachillerato estudió ingeniería
por dos años. “Yo había provocado un verdadero escándalo en mi casa, ‘cómo se
me ocurría dejar la ingeniería e irme a eso de letras’… Tuve que hablar con mis
padres, les dije: ‘ya no me den dinero, yo me las arreglo, pero quiero estudiar
letras’”.
Durante sus primeros años en esta disciplina, recuerda, “la
lingüística había pasado al primer plano de las humanidades… los franceses en
los años 60 habían declarado pomposamente a la lingüística ciencia piloto de
las humanidades. Pero en el ámbito nacional, teníamos esa alma partida entre
las lenguas indígenas y el español. Hasta la fecha hay incomprensión por parte
de los que estudian lenguas indígenas respecto del español y de los que
estudian español respecto del valor de las lenguas indígenas”.
A sus 70 años, prevé: “Si existiera la rencarnación, en mi
siguiente encarnación sería músico. Me fascina. Tengo tantos preferidos, es muy
difícil decirlo. En la antigüedad, el siglo XVII, Michael Praetorius, Bach, por
supuesto, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms –enlista. Brahms es un compositor
con el que me identifico mucho. Me gustaría que mis libros fueran como una
sinfonía de Brahms. Me gustan mucho los modernos: Debussy, Stravinsky,
Lavista”.