domingo, 14 de febrero de 2010

El Lindero. Reseña de Anabel Sáiz Ripoll

Reseña
Título: El lindero
Public. domingo, 14 de febrero de 2010
EL LINDERO,
De María Eugenia Mendoza Arrubarrena,
SM, México, 2003, Gran Angular, 16
Anabel Sáiz Ripoll

   “El lindero” es una novela que nos habla de la memoria y de lo importante que es el lugar en el que uno vive, puesto que la casa, El Lindero propiamente dicho, tiene vida y sus habitaciones guardan y transpiran la felicidad que los antiguos dueños vivieron allí. Una nueva familia, la familia de Sara, la joven narradora, ha conseguido hacerse con la finca y la casa; pero lo que parecía simplemente un nuevo lugar para vivir, mucho más amplio y hermoso que el anterior, se convierte en algo más porque los nuevos inquilinos reciben en herencia todos los recuerdos de El Lindero y todo su pasado. No obstante, no es una novela ni de terror ni de fantasmas ni de misterio, es una novela de sentimientos, de remembranzas, de amor a la tierra y a la vida.
   María Eugenia Mendoza tributa un homenaje a Carl Sagan y su “Cosmos” en “El Lindero”, pero va mucho más allá porque la novela combina distintos registros y facetas que no hay que pasar por alto. Para empezar, los nuevos inquilinos, una familia formada por el padre, la madre y tres hijos, Mariana, Omar y Sara, llegan a El Lindero y se admiran de encontrar muchos objetos personales en la casa, como si los antiguos dueños hubieran salido huyendo. Un vestido de novia y una cápsula del tiempo son los elementos que enganchan al lector y a la nueva familia propietaria. Gracias a la cápsula conocemos a la dueña anterior, Montserrat, una bióloga enamorada de su casa y a sus hijos, Gregorio, Roberta y Carla y, aunque menos, al marido, Mauricio.
   Un elemento importante de la casa es su huerto, un huerto que es algo así como un símbolo, como el nexo entre lo que fue y lo que es, ya que sigue dando frutos y sigue siendo cultivado por el matrimonio que ya lo hiciera para los anteriores dueños, Abundio y Filo, que son unos personajes entrañables y que nos unen con la raíces, con lo más tradicional e importante de la vida, la herencia cultural y ancestral que no debemos desdeñar en aras de una modernidad, a veces, mal entendida.
    Los tres jóvenes, gracias a la palabra de Abundio y los elementos de la cápsula del tiempo, aprenden a amar y a entender qué su nueva casa es un verdadero hogar. Es más, gracias a ella, se siente mucho más unidos que antes.
   “El Lindero” es una novela escrita de forma fresca, con palabras y expresiones propias del español de México, ya que la autora es mexicana. El uso de la primera persona –en boca de Sara, pero también de los anteriores propietarios- hace más directa la acción, aunque el diálogo es importantísimo para entender a los personajes y descubrir, poco a poco, el pasado de la casa. Una casa que huele a durazno, que siente, que vive al son que le marcan sus moradores.
   Hay algunos aspectos que no queremos soslayar de la novela porque nos parecen interesantes, como, por ejemplo, el deseo de la narradora, y pensamos que de la propia autora, de superar los hechos de la Conquista española porque, como leemos, “…ya pasaron más de 500 años. Hay que estar orgullosos de que tenemos raíces tan bien plantadas, con las que debemos crecer y ser mejores”. Este deseo habla de futuro, de unión, de colaboración y de tolerancia. No queremos olvidar otro tema que aparece en la novela, como es la cocina. Filo es una gran cocinera, pero mucho más que eso, porque pone su alma y su sentimiento al servicio de lo que cocina y es que, como también leemos, “la cocina es el lugar más sensual de cualquier casa…”. Y, por supuesto, el tema del huerto, de cómo los terrenos de El Lindero se fueron llenando de frutales, de plantas, de vida… a la vez que la casa se convertía en un refugio para toda la familia, exceptuando para el padre, Mauricio quien, de alguna manera, es el desencadenante de la historia ya que, por su causa, Montserrat y sus hijos tuvieron que abandonar, de forma precipitada ese hogar por el que tanto suspiraban y en el cual dejaron grabada la impronta de sus ilusiones, deseos y esperanzas.
    En definitiva, “El Lindero” es una novela llena de misterios, de secretos, de voces, de susurros y de sugerencias y, sobre todo, nos arropa en la seguridad que da un hogar y en cómo las personas pueden acabar apegadas a su casa y convertirla en una proyección de ellas mismas.


Muchas gracias Anabel por esta reseña que me ha emocionado muchísimo.
 

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