Fallece Germán Dehesa
El escritor, periodista y dramaturgo reveló apenas la semana pasada que estaba enfermo de cáncer; este viernes recibiría un reconocimiento en la UNAM¡Ah, qué tiempos!*
Germán Dehesa
Durante muchos, muchos años, la información en México se nutrió principalmente de lo que ocurría en el extranjero. La realidad nacional era algo totalmente irrelevante e indigno de ser noticia. Sin ánimo de ser preciso (recientemente escribí “Baja California Norte” y que se me arrancan con que no se dice así, que se dice asá, que en teoría se llama así, pero que en la realidad se dice asá... meñe, meñe, meñe); entonces, sin ánimo de ser preciso, creo recordar que el lento, pero implacable giro en la información nacional comenzó con Gustavo Díaz Ordaz y ya no se detuvo más. Hoy parece que en el extranjero no está ocurriendo nada y que todo lo interesante y escabroso está sucediendo aquí. Obviamente, esto no es cierto, pero así lo estamos viviendo y, por ejemplo, lo que haga o deje de decir George Bush es salivazo de cotorra junto a la ley anti-chapulín que tan acongojados nos tiene.
Germán Dehesa
Durante muchos, muchos años, la información en México se nutrió principalmente de lo que ocurría en el extranjero. La realidad nacional era algo totalmente irrelevante e indigno de ser noticia. Sin ánimo de ser preciso (recientemente escribí “Baja California Norte” y que se me arrancan con que no se dice así, que se dice asá, que en teoría se llama así, pero que en la realidad se dice asá... meñe, meñe, meñe); entonces, sin ánimo de ser preciso, creo recordar que el lento, pero implacable giro en la información nacional comenzó con Gustavo Díaz Ordaz y ya no se detuvo más. Hoy parece que en el extranjero no está ocurriendo nada y que todo lo interesante y escabroso está sucediendo aquí. Obviamente, esto no es cierto, pero así lo estamos viviendo y, por ejemplo, lo que haga o deje de decir George Bush es salivazo de cotorra junto a la ley anti-chapulín que tan acongojados nos tiene.
De la misma manera, el destino de Nicolás El Copitas Sarkozy (que es nombre como de villano de James Bond) nos resulta indiferente y extraño. En cambio, el drama que está viviendo El Chueco Villanueva (la primera cara diseñada por Pablo Picasso) nos tiene con el alma pendiente de un hilo muy tenue. ¡Qué chuecos se portaron con El Chueco! Primero le dicen: ya estás libre, Chuequito; ya nomás pasas a tu celda, das una alzadita, no dejes tiradero y te vas con el de la puerta. Mientras, yo le aviso que ya saliste. Ni credencial te doy. Aquí no hay nadie que ni de lejos se parezca a ti. Ándale, Chuequito, fue un gusto conocerte... no, no dije susto, dije gusto.
Muy contento El Chueco fue por sus cosas, dio una limpiadita, se despidió de sus cuates y salió a respirar los aires de la libertad.
Bueno, no alcanzó ni a respirar, porque ya estaban ahí otros cuicos que lo esperaban para volverlo a guardar. Pero si acabo de salir, no sean perros. Lo sentimos en el alma, señor Chueco, pero estamos dando cumplimiento a un mandato de extradición.
¡Me secuestran!, ¡me secuestran! Síguele con tus payasadas y te doy un piquetito, ¡voltéame a ver!, pues si estoy volteando, mejor usté hágase pa’cá. Se acabó el argüende y Don Mario Villanueva agarró tambo otra vez. Esto es lo que tiene dividida a la opinión nacional. Los hay chuequistas y los hay antichuequistas; los hay que dicen que fue una maniobra política y los hay que dicen que ahí está el requerimiento norteamericano y que si ahora hasta sin requerimiento los estamos mandando, con documentos y como diría mi tío El Guajolote: cuantimás.
Tenemos además el inmenso agravio a nuestro lábaro patrio consumado por unos hooligans modelo koala que allá en Australia públicamente se pusieron a jugar con tres globos llenos de pintura que representaban los colores de nuestra bandera. Más se tardaron en hacerlo, que en provocar la furia de los residentes mexicanos en Australia (que ya han de estar enchilados por el hecho mismo de ser residentes en Australia y vivir lejos del nixtamal) que se presentaron hechos la peluda con el Encargado de Negocios en Australia quien manifestó “su profunda indignación” y añadió que “¡qué mal negocio!” y que de inmediato iba a rajar con nuestra canciller que también se puso como loca y le exigió una explicación al embajador de Australia. Me quiero imaginar la explicación de los globos, la pintura, la bandera, la guerrita con otros hooligans que traían otra bandera y el embajador igual de necio: I’ don’t get it y en eso se amachó. Total que todavía no sabemos si nos van a pedir perdón, o le declaramos la guerra, asunto éste bastante complicado, si tomamos en cuenta que nuestra nave más veloz es El Zapoteco. No’pos cuándo. HOY TOCA.
* Texto premiado con el Premio Don Quijote de Periodismo (publicado originalmente en el periódico Reforma)
«Se acabó el argüende y agarró tambo otra vez»: el habla de México, premiada
08/05/2008
«Argüende», «chueco», «agarrar tambo» o «amacharse» son algunos de los mexicanismos que jalonan el artículo «¡Ah, qué tiempos», del periodista Germán Dehesa, que hoy recibió de manos del rey Juan Carlos el Premio Don Quijote de Periodismo al trabajo mejor escrito.La «síntesis brillante que hace Dehesa entre el idioma español y el habla popular mexicana» es precisamente uno de los elementos que destacó el jurado en la obra del periodista mexicano, que logra «una combinación imaginativa de las palabras que demuestra la plasticidad, riqueza y vitalidad de la lengua de Cervantes».
Dehesa ironiza en su artículo sobre la preocupación de la opinión pública de su país en torno a asuntos internos como las peripecias del ex gobernador del estado de Quintana Roo Mario Villanueva —acusado de lavado de dinero y narcotráfico—, o las supuestas ofensas a la bandera mexicana en un programa de televisión australiano, frente al desprecio por los asuntos internacionales.
A lo largo del texto, Dehesa desliza frases como «Se acabó el argüende y Don Mario Villanueva agarró tambo otra vez», o lo que es lo mismo «Se acabó el lío y Don Mario Villanueva volvió a la cárcel».
«Amacharse» (resistirse o negarse), «chueco» (torcido, fuera de la ley), «cuicos» (policías), «dar una alzadita» (limpiar y ordenar), «enchilados» (fastidiados, molestos), «hacer la peluda» (rápido, de inmediato) o «salivazo de cotorra» (decir algo fútil, sin importancia), son algunos de los términos propios del habla popular mexicana que Dehesa incluye en el artículo premiado. (Efe)
¡Me encanta conocer los términos del habla popular mexicano! La prosa de Germán es muy rica y sobre todo me gustó su ironía. Saludos
ResponderEliminarGermán Dehesa manejaba espléndidamente el idioma. Su quehacer cotidiano en los medios refleja buena parte de la vida política y cultural del país. Se le va a extrañar.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, va un abrazo.
María Eugenia, no sólo se extrañará, se va a necesitar.
ResponderEliminarEste es lo que mejor podemos hacer, difundir su obra.
No sé si estés enterada pero estaba preparando un blog te doy el enlace para ti y para toda la Aldea.
http://www.reforma.com/blogs/germandehesa/
Abrazo triste.
Sergio Astorga
Querido Sergio:
ResponderEliminarTienes toda la razón, va a hacer falta su crítica clara, la ironía y el mucho amor que le tenía a la ciudad de México.
Gracias por compartir la liga de este blog, que como todos sus textos periodísticos y literarios, ya forman parte de un legado muy valioso para conocerlo y conocernos.
Va también para ti un abrazo triste.
A mi me puso triste, te dejo copia de lo que puse en twitter:
ResponderEliminar"Me siento triste por la partida de Germán Dehesa y también me siento triste por los que no fueron sus alumnos. Adiós Maestro".
Un abrazo.
La tristeza parece empeñada en hacerse presente.
ResponderEliminarSeguramente fue muy divertido ser su alumno, pero de alguna manera tuvo más alumnos de los matriculados en la universidad.
Te mando un abrazo.