A
finales del año pasado invité a los visitantes de esta Aldea,
residentes de la Ciudad de México y sus alrededores, a la obra de teatro Alimento para fantasmas, una compleja y magnífica obra escrita y dirigida por Sergio Morel.
De
este joven y talentoso dramaturgo, a quien conozco gracias a mi amiga, la actriz y escritora
Mónica Pavón, leeremos y escucharemos cosas muy buenas acerca de su labor cultural, principalmente en los campos de
las artes escénicas y la literatura, porque es un artista muy completo.
Por lo pronto le agradezco a Sergio me permita compartir con ustedes este texto. Si desean seguir en Twitter los pasos de Sergio, den clic en el enlace.
Por Sergio Morel*
Escribir cuentos es más fácil de lo que algunos pensarían. Es un arte tan
antiguo y tan efectivo que incluso los niños lo usan. Se trata de decir algo;
una historia que necesita ser dicha. La manera en que es abordada depende del
estilo, de la técnica y de la sensibilidad del creador, pero eso nada tiene que
ver con lo elemental de escribir un cuento.
“¿Qué me cuentas?”, “cuéntame algo”; lo escuchamos a diario y,
a veces, nos ponemos tan creativos en nuestros relatos que pareciera que
narramos historias de superhéroes en donde los protagonistas, por supuesto,
somos nosotros.
El cuento es el camino directo entre la mente creativa o ilusoria y el
papel. Es un punto de convergencia en donde la realidad y la ficción hacen de
las suyas jugando entre ellas. La narrativa en el cuento puede ser tan apegada
a la realidad o tan distante como se lo permita el escritor, y tan compleja o
sencilla como la historia le demande.
El punto es saber qué es lo que se quiere decir y apegarse a ello
firmemente porque, en ocasiones, la mente viaja más allá y tiende a desviarse.
Si ya estás hablando de algo distinto de lo que querías contar, ¡detente,
enfócate y continúa!, y si te gusta mucho el demás material, aquello otro que
querías contar también; bueno, pues escribe otro cuento con eso.
No por ser corto, un cuento es malo. He leído cuentos por demás extensos
que rayan en lo novelesco que terminan siendo adornos retóricos del escritor
más que un discurso narrativo nutrido. Casi siempre, menos es más. ¡Quítale
paja!, ¡ve al grano! Y, bueno, ya si te quieres poner creativo, deja que las
palabras fluyan, pero profundiza en la historia, en los hechos, en los
personajes, en los diálogos, pero no te luzcas con los adjetivos o las figuras
retóricas. Avanza.
Y otra cosa, “no hay nada nuevo bajo el sol”. Por más creativo que sea tu
cuento, siempre tendrá alguna influencia de algo que hayas visto, o escuchado,
o leído y la gente lo reconocerá. Las comparaciones llegarán y te colocarán
como sombra de un árbol grande. Si entiendes esto y dejas la soberbia a un
lado, aceptarás los comentarios y, con el tiempo, podrás aspirar a decir algo
nuevo. De momento, lo importante es el cómo lo dices y ahí es en donde te
puedes poner creativo (o, por lo menos, intentarlo).
Juega con los tiempos, con los diálogos, con los personajes; hazlo en
primera persona, en tercera. Inventa palabras, nombres o ciudades. Altera la
puntuación, exagérala, omítela. Empieza por el final, empieza por el principio;
explica el final, omite el final. Haz un chiste, una vuelta de tuerca.
Sorpréndete. Ríe. Llora. Di incoherencias o estupideces. Sé pulcro, preciso,
exquisito. Habla o grita mientras escribes, pero, por favor, ¡escribe un
cuento!
*Sergio Morel: @moreldirector
Qué buenos consejos María Eugenia. A menudo nos olvidamos que la base de una historia es la idea y nos perdemos en el lenguaje para "lucirnos". En cualquier caso, Sergio Morel tiene razón, lo importante es escribirlo.
ResponderEliminarMuy buenos los consejos de Sergio Morel. A mí me costó largarme a escribir micros, y luego pensé, porqué no? Si ya los tengo en la mente? Y me divierte hacerlo, creo que todos debiéramos escribir un cuento alguna vez, tantas veces los hemos contado y disfrutado.
ResponderEliminarUn beso,
Hola Guadalupe:
ResponderEliminarEl texto de Sergio no tiene desperdicio y a los habitantes de esta Aldea, la del español, nos viene bien recordar que además de hablar y leer nuestro idioma es importante escribirlo. Y, como bien señalas, trabajar con una idea sin pensar en "lucirnos".
Va un fuerte y cariñoso abrazo.
Hola Myriam:
ResponderEliminarMe encantó este texto de Sergio. Es una invitación honesta a poner en práctica la escritura de eso que a todos nos gusta hacer: contar cuentos.
En cuanto a los micros, creo que mientras más breve un cuento más difícil. Ahí está un gran reto, decirlo todo con pocas palabras pero las adecuadas, como bien lo haces.
Va un fuerte abrazo, querida amiga.
María Eugenia, vamos a intentarlo.
ResponderEliminarAbrazos; cuenta cuantos llevas.
Sergio Astorga
Querido Sergio:
ResponderEliminarLa verdad es que no sólo lo intentas sino que logras maravillosos relatos, enriquecidos con hermosas imágenes que refuerzan lo que nos cuentas tan poéticamente.
Cuenta con más abrazos.