El que debería ser un día para celebrar un derecho fundamental, el de la Libertad de Expresión, en México y en muchas partes del mundo es un recordatorio de los riesgos que corren los profesionales de la información.
El periodismo mexicano parece condenado a estar de luto, en menos de una semana han sido asesinados cuatro periodistas en el estado de Veracruz. Se suman a crímenes que quedan impunes cometidos contra periodistas y contra miles de personas, en muchas ocasiones no identificadas.
A propósito de este Día Mundial de la Libertad de Prensa, reproduzco el artículo escrito por la periodista Pilar Karina Ruiz Villalba y publicado el 3 mayo de 2004, a propósito del encuentro “Tres hombres del siglo XX hablan del periodismo del siglo XXI”, con el periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, invitado
por la Fundación Nuevo Periodismo y la editorial Fondo de Cultura
Económica y los periodistas colombianos José Salgar y Javier Darío
Restrepo en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional.
Tres
hombres del siglo XX hablan del periodismo del siglo XXI
Ryszard
Kapuscinski, Javier Darío Restrepo y José Salgar
En el
Día Mundial de la Libertad de Expresión tres hombres, reporteros, periodistas,
maestros, conocedores de su profesión y estudiosos de la misma, se reunieron
para hablar sobre cómo debe ser el periodista del Siglo XXI. Estos hombres
fueron: Ryszard Kapuscinski, Javier Darío Restrepo y José Salgar. Medios para
la Paz (MPP) relata algunos de sus planteamientos, éstos fueron expuestos en el
Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia durante un
conversatorio convocado por el Proyecto Antonio Nariño del cual hace parte MPP,
Andiarios, Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fescol y la Fundación
para la Libertad de Prensa, Flip.
Para
Ryszard Kapuscinski existen tres medios para limitar a la prensa. El primero de
ellos: la represión física. El segundo: la amenaza. El tercero: la censura. “Y
hay formas muy distintas de censura, hay censura institucionalizada, censura de
hecho...Y censurar es no dejar a la gente hablar, escribir y expresar sus
opiniones”- puntualizó Kapuscinski. Pero el maestro expuso un cuarto medio: la
manipulación. Éste último “se hace de una manera más sutil, pero es también muy
peligroso. Esta es una manera bastante paradójica de coartar la libertad de
expresión, ya que si la censura no permite que algo se publique, la
manipulación llena el espacio humano con demasiada aparente información”. En
este sentido, el periodista debe ser consciente de que no es fácil llevar a
cabo la actividad que profesa. Sin embargo y más aún en el actual contexto de
los nuevos medios y los avances tecnológicos, el periodista – como bien lo
expuso Javier Darío Restrepo – “tiene que dar la verdad, debe mostrar lo que
está sucediendo con la mayor cantidad de datos y con la menor tiranía de sus
limitaciones. Ahora más que nunca el periodista debe emplear los nuevos
inventos para estar mayormente comprometido”.
“Hoy
estamos rodeados de datos, de muchos datos. El problema es que, muy temprano,
nuestra mente se queda cansada, ya no puede recibir más información, más
ciencia. Este es el resultado de la sobreabundancia de datos y termina por
producir un mundo caótico. Es entonces cuando debemos plantearnos que la lucha
por la libertad de prensa es también una lucha por la claridad y el orden de
esos datos”- afirmó Kapuscinski. De esta manera, un mundo caótico y
desorganizado amerita un periodismo que defienda una libertad de expresión que
contemple, entre otros, la difusión ordenada y clara del mayor número de datos
posibles y que, a su vez, se ejerza con la mayor responsabilidad y
profesionalismo.
“El
poder de los medios contemporáneos es enorme, con estos medios se pueden crear
héroes y también se pueden matar a los líderes más grandes del mundo. El periodismo de hoy tiene el poder de la
iglesia de ayer. Los medios pueden condenar a una persona a desaparecer de la
arena de vida, pero también pueden levantarlo y crear un héroe, un media star.
Teniendo en cuenta este armamento que está en nuestras manos, los periodistas
debemos ser muy responsables y para esto debemos trabajar mucho y levantar el
nivel de nuestra profesión, leer mucho, aprender mucho y entender que el
aprendizaje no se termina”- puntualizó Ryszard Kapuscinski.
Y ¿cuál
es la principal estrategia para ejercer de manera responsable esta profesión?
La respuesta la dio Javier Darío Restrepo: “Usted, como periodista, debe
aportar una información creíble para todas las partes, si el periodista aporta
una información que sólo cree una parte o que coincide con el pensamiento de
unos y no con el de otros, el periodista no está cumpliendo con su función”.
Detrás de esta premisa está la consulta de numerosas y variadas fuentes de
información y la investigación de las temáticas abordadas, entre otras.
Restrepo usó una comparación para graficar el papel del periodista en la
sociedad: “el periodista es el hombre de la cofa; la cofa es el lugar más alto
en el palo mayor de un barco, allí se sitúa el vigía. Ese vigía, cuando está
allá, se convierte en los ojos de todos
los que están abajo en la embarcación. Se convierte en los ojos de ellos
porque merced a su ubicación tiene una amplitud de visión que no tienen los que
están abajo y él les está aportando esa amplitud de visión. Allí hay una
metáfora de lo que es el periodista y su compromiso. El compromiso es
aportarles a todos unos elementos que les permita participar activamente en su
historia. Al fin y al cabo, la información convierte a las personas en sujetos
de su historia y no únicamente objetos.”
Dentro
de este contexto, un debate importante fue el llamado hecho a la academia. “El
nuevo periodista debe ser excepcionalmente formado” – expuso José Salgar. “Lo peor que le ha ocurrido al periodismo
fue el momento en que se dieron cuenta que la noticia era un gran negocio.
En el siglo XX el periodismo pasó de ser el cuarto poder, al primer signo de
influencia en el siglo de la informática, el siglo XXI, pero es dominado por
los magnates de los grandes negocios, que son dueños de los medios de
comunicación, pero no son periodistas. Esa realidad es difícil de cambiar. Pero
los señores magnates, los dueños de los medios, no periodistas, deben conocer a
los buenos periodistas” y es aquí donde las escuelas de periodismo tienen mucho
por hacer. Además, Salgar habló de la necesidad de que las universidades formen
a los nuevos líderes del periodismo y que ellos ocupen el primer y el segundo
piso de las empresas periodísticas, que estos pisos se unan. Se ha visto cómo
los periódicos de muchos países coincidían con que en el primer piso estaba
toda la parte administrativa y en el segundo, la redacción, los del primero
ganaban bien y los de segundo no. Para José Salgar esto tiene que cambiar, los
dos pisos deben unirse, el periodismo negocio no puede seguir suplantando al
gran periodismo. “Los periódicos que se están haciendo hoy, con el dinero
solamente, no son buenos. Ahora, los medios tendrán que ser de altísima calidad
para reconquistar a una juventud que ha abandonado la lectura de los periódicos
y no sólo la juventud, hay mucha gente que se esta pasando a otros medios y los
periodistas, los buenos periodistas, tienen que reconquistar a esa gente, y
esto tiene que hacerse con enorme calidad”- puntualizó Salgar.
De
esta manera, tres maestros del periodismo, dos colombianos y uno polaco,
hablaron sobre los cambios y retos que se han venido gestado en el periodismo.
Vale la pena retomar las palabras de Kapuscinski para explicar la crisis que
experimenta el periodismo: “Crisis significa cambio de situación. Cuando una
estructura antigua se rompe y se empieza a construir una nueva. Debemos entender la crisis no sólo como
derrota, sino también como posibilidad y cambio. El mundo de los medios vive la
crisis con este sentido, un sentido de cambio”.
Ryszard Kapuscinski nació en Polonia en 1932 [murió en Varsovia el 23 de enero de 2007].
Después de estudiar en la universidad de Varsovia fue corresponsal en el
extranjero desde 1958 hasta 1981, cubriendo 17 revoluciones en 12 países del
Tercer Mundo. Entre sus libros más importantes se encuentran "La Guerras
del Fútbol y otros reportajes" (Anagrama, 1992); "Imperio"
(Anagrama, 1994) y "Ebano" (Anagrama, 2000), una lúcida mirada a la
compleja realidad del continente africano, con sus guerras, miseria e
injusticia, galardonada con el premio Viareggio. En una consulta realizada por
la revista mensual Press fue distinguido con el título de Periodista del Siglo;
también ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias en comunicación
y humanidades en el 2003, el premio J. Parandowski del Pen Club, el premio
Goethe (Hamburgo), el premio de la Fundación A. Jurzykowski (Nueva York) y el
Prix de l´Astrolabe (Francia). Además del español, habla fluidamente 7 idiomas.
Es desde hace tres años maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano
- FNPI.
Javier Darío Restrepo es un periodista de amplia trayectoria en prensa escrita y en
televisión. Experto en ética periodística y catedrático, fue miembro fundador
de la Comisión de Etica del Círculo de Periodistas de Bogotá y del Instituto de
Estudios sobre Comunicación y Cultura -IECO-. Recibió el premio Nacional de
Círculo de Periodistas de Bogotá en 1993 y el Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar en 1985 y 1986. Además recibió los premios San Gabriel del
Episcopado Colombiano en 1994 y Germán Arciniegas de la Editorial Planeta en
1995. En 1997, recibió el premio latinoamericano a la ética periodística
otorgado por el Centro Latinoamericano de Periodismo -CELAP-, auspiciado por la
Universidad Internacional de la Florida. Además, es miembro de Medios para la
Paz. Es autor de Puebla para el pueblo (1980), Avalancha sobre Armero (1986),
Del misil al arado (1989), Periodismo diario de televisión (1990), Etica para
periodistas (1991) en colaboración con María Teresa Herrán, Más allá del deber
(1992), La revolución de las sotanas (1995), Testigo de seis guerras (1996) y
Desde las orillas (1996), en colaboración con Germán Rey y en la Feria del
Libro de Bogotá de 2004, presentó su primera novela: Edad de sangre, editado
por la Universidad de Antioquia.
Es
miembro del Consejo asesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y
desde septiembre del año 2.000, a través de la página de internet de la FNPI,
(www.nuevoperiodismo.org) atiende el servicio de Consultorio Etico.
José Salgar se inició en el periodismo hace 70 años. Todo ese tiempo estuvo ligado a
El Espectador, en el que comenzó su carrera a los trece años, contratado para
fundir las barras de plomo para los linotipos, cuando las páginas se armaban
con letras de ese metal. Desde entonces y hasta 1999 ocupó todos los cargos
posibles en la redacción de El Espectador, incluyendo la jefatura de redacción
por décadas. Fue dos veces director encargado, una de ellas con motivo del
asesinato del director titular, Guillermo Cano, en diciembre de 1986 cuando el
periódico se aproximaba a cumplir 100 años. También fue director durante quince
años de El Vespertino, un diario noticioso para Bogotá de la misma casa
editorial. Su columna, "El hombre de la Calle", se publicó sin
interrupción por 35 años.
En
1983 le fue otorgado el Premio Simón Bolívar a la vida y obra de un periodista.
Ese mismo año ganó el premio del Círculo de Periodistas de Bogotá, del que fue
socio fundador y hoy es Presidente Honorario. También le ha sido concedido el
premio Mergenthaler de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En el 2002
ganó en la modalidad de homenaje el Premio Nuevo Periodismo Cemex-FNPI.