domingo, 23 de diciembre de 2012

Feliz Navidad 2012 con "Olivia recibe la Navidad"

Olivia recibe la Navidad
autor: Ian Falconer, traducción Teresa Mlawer,
México, Fondo de Cultura Económica, 2011

Olivia, divertido  y exitoso personaje creado por Ian Falconer, se prepara, como muchos niños en el mundo, para festejar la Navidad, recibir a Santa y jugar con los juguetes nuevos.

En este álbum ilustrado nos asomamos a la casa de Olivia justo en la víspera de Navidad, a partir del regreso de las compras de última hora de la familia. El autor conoce y transmite en su obra la vida cotidiana de familias de clase media de su país, que tienen mucho en común con las de otras latitudes. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes para los pequeños es el adorno del árbol, que en México, por ejemplo, se lleva a cabo en los primeros días de diciembre, pero en el caso de la familia de Olivia se realiza en la víspera de Navidad. Desenredar las series de luces, descubrir cuál es el foquito fundido y cambiarlo no es una tarea  agradable ni fácil para los niños, sin embargo, hay que hacerla, porque el resultado vale la pena.

Para mantener ocupada a la inquieta e impaciente Olivia su mamá le asigna una serie de tareas, como poner la mesa para la cena de Nochebuena, que ella emprende con entusiasmo e iniciativa.

Al finalizar el ajetreado día y después de disfrutar la cena la familia deja galletas y leche a Santa Claus. Olivia, como cualquier niña o niño en Navidad no puede dormir, escucha ruidos y da por hecho que el gordo barrigón acaba de aterrizar el en techo de su casa para dejar los obsequios. Entre la emoción y la imaginación parece que nunca llegará el sueño pero finalmente, como todos los niños, se queda dormida y despertará cuando ya haya amanecido.

Si por algo vale la pena toda la agitación que se vive en estas fechas es por ver la carita de los chicos al descubrir sus regalos y esto queda ilustrado en Olivia recibe la Navidad. Entre la alegría de recibir lo que se deseaba y la decepción de encontrar prendas como suéteres y calcetines, al final gana la felicidad de estrenar juguetes y ropa y  el hecho de que la familia tenga la oportunidad de frenar un poco el agitado ritmo de la vida diaria para gozar del calor, la seguridad del hogar y de los proyectos y sueños individuales y compartidos.

Deseo que en esta víspera de Nochebuena en cada familia priven la paz y la armonía, que todo el trabajo que representa preparar la cena, adornar y limpiar la casa sea compartido y realizado con la ilusión de que estas fiestas son para celebrar la unión familiar y la vida en paz.

¡Feliz Navidad 2012!



jueves, 20 de diciembre de 2012

Canción de Navidad, de Charles Dickens, con ilustraciones de Roberto Innocenti

Canción de Navidad, de Charles Dickens
Ilustraciones de Roberto Innocenti
España, Kalandraka, 2011

Kalandraka Ediciones nos ofrece Canción de Navidad (A Christmas Carol), una de las obras navideñas más conocidas y entrañables de la literatura, ilustrada por Roberto Innocenti, uno de los más grandes ilustradores del mundo.

Surgido de la pluma, siempre crítica, desgarradora y sarcástica, de Charles Dickens, este cuento de Navidad narra la historia del avaro por antonomasia: Ebenezer Scrooge, a quien se le ha dado la oportunidad, en el frío y solitario invierno de su vida, de corregir el rumbo y salvarse del destino terrible que sufren quienes dedicaron su vida a la usura, la avaricia, la explotación y se mostraron insensibles ante las injusticias que sufren los pobres y desvalidos.

La aparición, en la víspera de Navidad, del fantasma de su socio Jacob Marley, quien muriera siete años atrás, tiene el propósito de anunciarle la visita de tres espíritus, los de las Navidades Pasada, Presente y Futura, cuya misión es enfrentar al hombre a vivencias olvidadas durante las navidades infantiles y juveniles; a la difícil realidad cotidiana que enfrenta gente cercana, en la Navidad presente y a una Navidad futura que no vivirá debido a que llegó su vida al final justo en esa época.
-¡Escúchame! -gritó el fantasma-. Mi tiempo llega a su fin.
-Te escucho -dijo Scrooge-. ¡Pero no seas duro conmigo! ¡No te excedas en florituras! ¡Por favor!
-No me preguntes cómo es que puedo aparecer ante ti de forma que me veas. Llevo muchísimo tiempo a tu lado en estado invisible.
Aquella idea no era agradable. Scrooge sintió un escalofrío y se secó el sudor de la frente.
-No es una parte amena de mi penitencia -prosiguió el fantasma-. Estoy aquí esta noche para advertirte de que aún te queda una oportunidad para evitar mi destino. Una oportunidad gracias a mí, Ebenezer.
-Siempre has sido un buen amigo -dijo Scrooge-. ¡Gracias!
-Vendrán a visitarte tres espíritus -continuó el fantasma.
A Scrooge se le abrió la boca casi tanto como la del fantasma anteriormente.
-¿En eso consiste la oportunidad que mencionabas, Jacob? -preguntó con voz trémula.
-Sí.
-Creo... creo que no voy a querer -dijo Scrooge.
-Sin su visita no podrás evitar mi camino -dijo el fantasma-. Cuenta con el primero de ellos para mañana, cuando la campana dé la una.
-Jacob ¿no puedo recibir a los tres juntos? -sugirió Scrooge.
-Cuenta con el segundo para la noche siguiente a la misma hora. El tercero para la siguiente noche, cuando la última campanada de las doce deje de vibrar. No esperes verme nunca más y por tu propio bien, procura recordar lo que acaba de pasar entre nosotros!
Dicho esto, el espectro recogió el pañuelo de la mesa y se lo enrolló alrededor de la cabeza, tal como lo tenía antes. Scrooge se dio cuenta por el ruidito seco que hicieron sus dientes cuando la venda juntó las mandíbulas. Se atrevió a alzar de nuevo la vista y se encontró a su visita sobrenatural frente a él, en una postura erguida y con la cadena enrollada por encima del brazo.

Canción de Navidad nos regala imágenes de diferentes sectores de la sociedad inglesa que celebraban las fiestas con música, bailes, juegos y, por supuesto, comida y bebida, como lo atestiguó en una de las paradas que hizo el Espíritu de la Navidad Pasada durante la celebración organizada por el señor Fezziwig, cuando el joven Scrooge era su aprendiz.
Hubo más bailes, más juegos de prendas, y más bailes, y hubo tarta, y hubo vino caliente endulzado y hubo una enorme pieza de carne asada, y otra enorme pieza de carne cocida, y pasteles de carne, y abundante cerveza.
Qué recuerdos empolvados, qué momentos arrinconados en algún lugar del cerebro y el corazón guardaba Ebenezer Scrooge, quien por la forma en que trata a los demás pareciera que su vida siempre fue un cubo de hiel.

La lealtad y el respeto que sienten los trabajadores honrados por sus patrones resultan inexplicables cuando reciben trato de esclavos. Bob Cratchit, amante esposo y padre de seis, trabaja en duras condiciones y por un mísero salario a las órdenes del viejo Scrooge. A falta de riquezas goza del amor de su familia y, pese a todo, durante el brindis de Navidad levanta su vaso y pronuncia unas palabras a la salud del avaro:
-¡Por el señor Scrooge! -dijo Bob-. ¡Brindo por el señor Scrooge, que patrocina esta fiesta!

-¡Que patrocina esta fiesta? -exclamó la señora Cratchit poniéndose roja-. Ya me gustaría a mí tenerlo aquí. Le iba a decir cuatro cosas y mejor que venga con hambre, a ver si se las traga.
-Cariño -dijo Bob-, los niños.... que es Navidad.
A lo largo del cuento Dickens hace referencia a la mala calaña de los funcionarios públicos, gobernantes, banqueros y representantes de gremios, quienes en mucho se parecen a Scrooge y por tanto su destino, a menos que reflexionen en el daño que hacen a los demás y enmienden sus errores, será vagar eternamente arrastrando pesadas y largas cadenas.

Desgraciadamente la falta de imaginación del puñado de ladrones que ha regido y rige el destino del mundo, el desinterés en la lectura de obras maestras como Canción de Navidad y la incapacidad de reconocer todo el mal que hacen a la sociedad les impide aprender del viejo Scrooge, a quien tanto le aterró la imagen de la muerte del pequeño Tim Cratchit como su muerte en la soledad y el abandono, que prometió celebrar las navidades de corazón y mantener el espíritu de la Navidad durante todo el año.

Canción de Navidad, de Charles Dickens es una lectura placentera, que obliga a reflexionar y valorar lo que hemos vivido, lo que vivimos y esperamos vivir. Las ilustraciones de Roberto Innocenti le aportan a la narrativa del escritor inglés imágenes realistas que dan luz sobre los paisajes urbanos, las costumbres y modas de la época en que fue escrita la historia, es decir, son el complemento artístico perfecto para un clásico.




Felicitación navideña de María García Esperón


Por los caminos de las estrellas
viajo esta noche hasta Belén
y en un sendero de la montaña
mi sueño herido vuelve a nacer.

Que de ilusiones se encienda el árbol,
de nochebuenas a flor de piel
y de esperanzas y navidades
hoy y mañana, siempre y ayer.

Por los caminos de las estrellas
viajo esta noche a tu Belén.
Si abres tu puerta verás mi sueño
como una estrella de amor y fe.

María García Esperón


lunes, 17 de diciembre de 2012

Hablan los pastores. Tarjeta navideña de Anabel Sáiz Ripoll


Hablan los pastores
(Villancico)

¡Ya está bien, que se va a helar!
Tanto adorar al Chaval
y nadie tiene reaños
de darle sus propios paños,
sus sayas o su morral.
Tanta mirra y tanto incienso,
y Él desnudito en el pienso
-pienso que nadie le quiere-.
Su tiritera me hiere,
en esta noche tan bruto.
¡Muchachos, traed viruta,
vamos a hacer una hoguera,
antes de que se nos muera
de frío la Salvación!
Juntad todas las banderas
y hacer una colcha loca,
porque Dios está en pelota
desde que vino al Portal.

(Gloria Fuentes)

viernes, 14 de diciembre de 2012

Un promotor de la lectura es un buen lector


Orientación para orientadores
Ricardo Yáñez


Manual del buen promotor. Una guía para promover
la lectura y la escritura,

Felipe Garrido,
Conaculta,
México, 2012.

Acaso el principal encanto de este libro consista en, como bien el subtítulo anuncia, no separar la lectura de la escritura, en extender una invitación al lector a pasar del consumo a la producción, para la mejor comprensión del fenómeno de la lectoescritura –o de la escritolectura. Sutilmente dosificada, la invitación, que se reitera de vez en vez, pudiera –no es así– dejar la impresión ya de un cliché, ya de una obsesión, pero contrariamente suscita la idea de estar hecha –y ¿por qué no?, calculada– desde la comprensión del fenómeno mismo, desde la voz de alguien inmerso desde siempre en una maraña de signos (letras, sílabas, palabras, comas, acentos, puntos y etcétera) que de pronto se resuelve en universo. Un universo que se agradece, y humilifica.
El guía es sobre todo atento con sus (posibles o seguros) lectores. Su tono, modesto, atempera el ánimo (admirativo) con que emprende la encomienda. Difícil, se sabe, es para cada autor dar con el tono de cada libro. Repetiré: modesto y admirativo a la vez es el de éste, no tanto un buen, sino un justo tono.
Confronta el libro lo utilitario y lo autónomo en relación con la lectura y la escritura, y –sin menospreciar necesidades– apuesta por lo segundo: la libertad en la elección de leer, de escribir. De otro modo dicho, por el gusto, por el placer.
Entre las conclusiones el hecho de que los promotores de lectura en el país enfrentan un doble reto: “Convertir en lectores autónomos capaces de escribir” a treinta millones de personas mayores de quince años, “alfabetos que no han rebasado los límites de la lectura utilitaria”, y ocuparse de que los menores de esa edad terminada su educación básica sean, “como resultado de esos diez o doce años pasados en las aulas, lectores autónomos, capaces de comunicarse por escrito con precisión y claridad”.
Nombremos algunos de los capítulos: Escribir es tan importante como leer, El buen promotor tiene que ser lector, Cómo elegir un texto para niños, Ilustraciones, Sentido y significado, ¿Hasta dónde hace falta comprender?
En relación con los dos últimos mencionados, el hecho de que gracias al sonido muchas veces el non sense, el sinsentido, pueda volverse sentido, y esta nota: “Lo importante no es entenderlo todo desde un principio: eso es imposible. Lo importante es hallar en lo que leemos suficiente sentido y significado para interesarnos en seguir leyendo.”
Un apartado entrañable es aquel en que Garrido hace una semblanza de su abuela lectora (en voz alta, en grupo) de los hermanos Grimm, donde se advierte que “el gusto por la lectura no se enseña”; “se transmite, se contagia”. Y, por otra parte, en un paréntesis, y esto reafirma la consigna de otro capítulo: “No es que leer sobre la lectura haga daño, pero no es lo primordial. Lo cardinal es que los promotores sean lectores.”
A diferencia del habla, hacia la cual como especie tenemos una disposición natural, “no existe hacia la escritura una prioridad biológica similar.” La segunda depende de la educación. De ahí la importancia de los promotores, que consistiría en hacer “crecer el número de lectores autónomos, capaces de escribir”.

Publicado en La Jornada Semanal

"La vela de sebo", el primer cuento de Hans Christian Andersen


Retrato de Hans Christian Andersen / THE BETTMANN ARCHIVE


‘La vela de sebo’ (‘Taellelyset’)
Presentamos la versión en español del primer cuento de Hans Christian Andersen, realizada por el traductor del escritor danés, Enrique Bernárdez.

Hervía y bullía mientras el fuego llameaba bajo de la olla, era la cuna de la vela de sebo, y de aquella cálida cuna brotó la vela entera, esbelta, de una sola pieza y un blanco deslumbrante, con una forma que hizo que todos quienes la veían pensaran que prometía un futuro luminoso y deslumbrante; y que esas promesas que todos veían, habrían de mantenerse y realizarse.
La oveja, una preciosa ovejita, era la madre de la vela, y el crisol era su padre. De su madre había heredado el cuerpo, deslumbrantemente blanco, y una vaga idea de la vida; y de su padre había recibido el ansia de ardiente fuego que atravesaría médula y hueso… y fulguraría en la vida.
 Sí, así nació y creció cuando con las mayores, más luminosas expectativas, así se lanzó a la vida. Allí encontró a otras muchas criaturas extrañas, a las que se juntó; pues quería conocer la vida y hallar tal vez, al mismo tiempo, el lugar dónde más a gusto pudiera sentirse. Pero su confianza en el mundo era excesiva; este solo se preocupaba por sí mismo, nada en absoluto por la vela de sebo; pues era incapaz de comprender para qué podía servir, por eso intentó usarla en provecho propio y cogió la vela de forma equivocada, los negros dedos llenaron de manchas cada vez mayores el límpido color de la inocencia, que al poco desapareció por completo y quedó totalmente cubierto por la suciedad del mundo que la rodeaba, había estado en un contacto demasiado estrecho con ella, mucho más cercano de lo que podía aguantar la vela, que no sabía distinguir lo limpio de lo sucio… pero en su interior seguía siendo inocente y pura.
Vieron entonces sus falsos amigos que no podían llegar hasta su interior, y furiosos tiraron la vela como un trasto inútil.
Y la negra cáscara externa no dejaba entrar a los buenos, que tenían miedo de ensuciarse con el negro color, temían llenarse de manchas también ellos… de modo que no se acercaban.
La vela de sebo estaba ahora sola y abandonada, no sabía qué hacer. Se veía rechazada por los buenos y descubría también que no era más que un objeto destinado a hacer el mal, se sintió inmensamente desdichada porque no había dedicado su vida a nada provechoso, que incluso, tal vez, había manchado de negro lo mejor que había en torno suyo, y no conseguía entender por qué ni para qué había sido creada, por qué tenía que vivir en la tierra, quizá destruyéndose a sí misma y a otros.
Más y más, cada vez más profundamente reflexionó, pero cuanto más pensaba, tanto mayor era su desánimo, pues a fin de cuentas no conseguía encontrar nada bueno, ningún sentido auténtico en su existencia, ni lograba distinguir la misión que se le había encomendado al nacer. Era como si su negra cubierta hubiera velado también sus ojos.
Seguir leyendo el cuento en El País.


jueves, 13 de diciembre de 2012

El auténtico San Nicolás frente al Santa Claus comercial


Representación de Sankt Nikolaus

Aunque los niños mexicanos se declaren mejores clientes de los Reyes Magos (también conocidos como Santos Reyes), que de Santa Claus, cuando se trata de recibir regalos en forma de juguetes, dulces, gadgets de todo tipo y una que otra prenda de vestir los chicos no se ponen sus moños y la noche del 24 de diciembre, por si acaso, dejan caer sus peticiones en una carta dirigida al gordo bonachón de barba blanca, traje rojo y risa fácil.

Que si la versión más popular de Santa es el resultado del ilustrador Haddon Sundblom, que si el personaje viaja desde el Polo Norte a todo el mundo, surcando los cielos en un trineo tirado por renos, que se desliza por las chimeneas con su valioso cargamento o quién sabe cómo le hace para entrar a las casas que no tienen chimenea y se detiene a comer galletas con leche o a beber una Coca-Cola para recuperar fuerzas y refrescarse es cosa que quizá no interese mucho a los niños, lo importante es que cumpla los deseos infantiles y premie a los bien portados con juguetes y artilugios de última generación.

Pero a quienes gustan de saber un poco más sobre las tradiciones navideñas, quizá les interese conocer a quien dio origen al muy conocido personaje gordinflón, más ligado a intereses comerciales que a los cada vez más escasos milagros navideños.


Comparto con los visitantes de esta Aldea un artículo publicado por Die Deutsche Welle (La Voz de Alemania) sobre la historia de San Nicolás:
San Nicolás es originario de Petara, Asia Menor, donde nació en la segunda mitad del siglo III. Tras la muerte de su tío, éste le sucedió como obispo de Mira, en la región de Licia. Su gran popularidad se debe a los milagros que se le atribuyen. Se cuenta que en la diócesis de Mira un vecino de San Nicolás se encontraba en tal pobreza que se decidió a exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para sacar de ese vil mercado el sustento para él y para ellas. Sin dinero no podían pagar la dote de una, por lo que ninguna se podía casar. Para evitar aquel inhumano lenocinio, San Nicolás tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre. Con el dinero se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo para favorecer a las otras dos hermanas. En la segunda ocasión, tras ser tirada la bolsa sobre la pared del patio de la casa del pobre, esta se enredó en la ropa que se tendía para secar. El padre se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.
Nicolás de Mira falleció el 6 de diciembre del año 342. Su popularidad se difundió tanto en Europa del Este como en la Occidental -por ejemplo en Alemania se estima que la devoción a San Nicolás comenzó bajo Otto II, posiblemente por su esposa Theophano. Como benefactor y protector de gente en situaciones de peligro, gracias a los peregrinos y a las Cruzadas, se convirtió en protector de marineros, comerciantes y cocheros. Pero, sobre todo como amigo de la infancia, lo cual posiblemente tuvo su origen en la fusión de dos festividades medievales. Cada 28 de diciembre, en la fiesta de los Santos Inocentes, acompañados de un obispo, éstos desfilaban por las calles de la ciudad para pedir limosna. El 6 de diciembre los colegiales también salían a la calle acompañados de un obispo especialmente elegido, y por lo general disfrazados de diablos. Paulatinamente, las dos fiestas se confundieron y se empezó a celebrarlas el 6 de diciembre. En el siglo XIX la fiesta siguió siendo una fiesta hogareña, en la que San Nicolás podía hacerse presente. De aquella época datan las famosas canciones que entonan los niños para celebrar la fiesta. Además, se celebraba San Nicolás en las calles, y para entonces los diablos acompañantes de otrora se habían sustituido por los pajes de San Nicolás. Así mismo, en algunas ciudades se celebran desfiles y se llevan disfraces. 
El San Nicolás cristiano sustituyó e incorporó a varios personajes paganos donantes de regalos, como la bondadosa bruja Befana y los ancianos y generosos alemanes Berchta y Knecht Ruprecht. En Alemania se le llamó Sankt Nikolaus, y Sanct Herr Nicholaas o Sinterklaas en Holanda. En estos países se decía que cabalgaba por el cielo en un caballo repartiendo regalos. Vestía como un obispo y a veces iba acompañado por Ruperto. En un principio, el día de San Nicolás en el que se recibían los regalos se celebró el 6 de diciembre. Tras la Reforma, los protestantes alemanes dieron más importancia al Christkindl (Niño Jesús) como donante de regalos el día de su fiesta, el 25 de diciembre. Cuando la tradición de Nicolás prevaleció, se incorporó a la Navidad. En 1969, el papa Pablo VI suprimió la festividad de San Nicolás del calendario católico como la de otros personajes legendarios, cuyas vidas estaban poco documentadas. Irónicamente, el término Christkindl ha evolucionado hasta convertirse en riss Kringle, otro apodo de Papá Noel. 
Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo en un mago nórdico. Su nombre fue abreviado, no solo a San Nic, sino también a Sint Klaes o Santa Claus. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo. Se mudó de Turquía al Polo Norte, de donde viene.
 Actualmente en pequeños pueblos y aun en importantes ciudades alemanas se conserva la tradición de que San Nikolaus reparta regalos y dulces y haga muy felices a los niños, lo cual no impide que el 24 de diciembre el Niño Jesús sea quien lleve la magia navideña en forma de juguetes y otros obsequios a niños y grandes.


martes, 11 de diciembre de 2012

Carlos Marianidis desea Feliz 2013



Mira al cielo y su sol de madrugada
cuando escurre colores sobre el día.
Ve en el árbol temblar a la hoja fría
y al gorrión que comienza su jornada.
Sal como él, con el alma desatada,
sostenido en esfuerzo y fantasía.
Goza cada momento la poesía
de luchar por la hora más soñada.
Pero anda sin llorar, que si confía
el pájaro en volver a su morada
con algo de comer para su cría,
lo harás también si ríe tu mirada.
Y, casi siempre, un poco de alegría,
si la sabes buscar... ¡no cuesta nada!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Tercer aniversario de la Aldea de las Letras


Hace tres años, a finales de noviembre, esta aldeana publicó su primera entrada con la ilusión de que este blog sirviera para promover el libro Peligro en la Aldea de las Letras (edición de autora), que semanas antes había sido seleccionado para incorporarse a la colección de Libros del Rincón del Programa Nacional de Lectura de la Secretaría de Educación Pública. En mis sueños de novata e ingenua internauta imaginé que algunos maestros de sexto año de primaria que recibirían el paquete de libros para su biblioteca de aula (correspondiente a 2009-2010), se pondrían en contacto conmigo para compartir la experiencia lectora de sus alumnos de mi libro y de otros. Todavía sigo esperando.

A lo largo de tres años, sin un objetivo claro y definido, he mantenido este blog que es como los tamales, es decir, "de chile, de dulce y de manteca", alimentado con unos cuantos cientos de entradas  alegres, unas que otras tristes y otras que reflejaban indignación (como los absurdos cambios a la ortografía, la eliminación de dos letras del abecedario y las políticas de recortes e injusticias contra la gente trabajadora de aquí, de allá y de todos lados).

Deseo que quien haya entrado a esta Aldea porque buscaba información la haya encontrado aquí o en los blogs amigos o por lo menos no haya salido decepcionado al pisar por unos segundos esta Aldea. Quiero agradecer a cada visitante anónimo y en ocasiones involuntario su presencia en este espacio que conserva, eso sí, el amor por el idioma español, por las diferentes lenguas (aunque no las entienda) y por la palabra escrita.

No puedo dejar de mencionar que en estos tres años he tenido la fortuna de conocer virtual y personalmente a blogueros maravillosos, inteligentes, generosos, comprometidos con las tareas que se han impuesto en diversas disciplinas, principalmente artísticas, docentes y de divulgación, a quienes es un placer leer.

A todos mis amigos babarianos, blogueros, suiteros, tuiteros y de Facebook les quiero agradecer sus comentarios y amistad. Ojalá disfruten como yo el pastel (torta o tarta) con el que celebro este tercer aniversario mientras tecleo estas letras pensando en todos ustedes.