El terremoto del 19 de septiembre de 1985 ha quedado grabado en la memoria de los mexicanos como uno de los fenómenos naturales más devastadores que ha sufrido nuestro país, pero también como una de las lecciones que la sociedad civil ha dado a gobiernos que tardan en reaccionar y que incluso cuando lo hacen muestran una insensibilidad y falta de capacidad de respuesta terribles.
Muchas de las heridas de hace 25 años no han sanado, claro que para quienes perdieron familiares y amigos, así como sus pertenencias nunca lo harán.
No obstante la conciencia de vivir en una zona sísmica y que en cualquier momento puede ocurrir un terremoto semejante o más intenso que el del 85, la ciudad sigue creciendo y mostrando, a pesar de las crisis, la violencia y otras amenazas gran vitalidad.
Preparar un plan familiar que, entre otras cosas, incluya una libreta con los números telefónicos y domicilios de familiares y amigos (además de que esa información la podamos tener en los teléfonos celulares y otros dispositivos de almacenamiento de datos), resulta de gran utilidad.
Para elaborar dicho plan y conocer más sobre sismos en general y particularmente el del 85 recomiendo consultar la página del Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México.
María Eugenia, reconstruyamos y busquemos que el dolor de la memoria no nos paralice.
ResponderEliminarMi respeto para las victimas. Las personas y mi Ciudad.
Abrazos solidarios.
Sergio Astorga
Querido Sergio:
ResponderEliminarTienes razón, construir y reconstruir y mantener viva la memoria es una excelente fórmula a nivel individual y colectivo.
Te mando solidarios abrazos.