Cartel oficial de la celebración del Día Internacional
del Libro Infantil 2011, creado por el artista estonio Jüri Mildebergius
La literatura infantil y juvenil está de manteles largos porque el próximo 2 de abril se celebra su día. Para festejarlo se preparan múltiples actividades culturales, que seguramente incluirán cantar "Las mañanitas", el "Happy birthday" o la canción que se acostumbre cantar en los cumpleaños en los 72 países en donde se celebrará al libro, a sus creadores y lectores y, por supuesto, se recordará a Hans Christian Andersen, quien nació hace 206 años, y en honor de quien se fijó la fecha.
El cartel oficial de este año estuvo a cargo de la sección del International Board of Book for Young People (IBBY) de Estonia y es obra del pintor y artista gráfico Jüri Mildebergius, en tanto que el texto del mensaje a los niños de todas las edades y de todo el mundo es obra de la escritora Aino Pervik.
El mensaje invita a la reflexión en torno a que en los personajes, en las tramas de las obras literarias hay mucho de los escritores. Me hubiera encantado todavía más que la escritora diera más ejemplos de autores más cercanos a los niños estonios y no tan conocidos como Dickens y Twain, no en una actitud chauvinista, sino para aprovechar la oportunidad de promover a autores de Estonia y de esa zona geográfica.
Haciendo a un lado lo que me hubiera gustado y volviendo a las celebraciones, además de las fiestas públicas en escuelas, en otras instituciones educativas y recreativas, como Universum, y en librerías; en casa los adultos, con niños o sin niños, desempolven los libros infantiles que ocupan un lugar privilegiado de la memoria y tal vez también del librero. Que adultos, como yo que he sido una lectora tardía de literatura, pues cuando niña no leí gran cosa, se den el gusto de descubrir detalles de las historias de los clásicos. Pero que el gusto no quede ahí sino que se permitan conocer lo que los niños de hoy están leyendo de autores de hoy de aquí, de allá y de todas partes.
Por lo pronto ¡Feliz Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil! ¡Feliz cumpleaños, Hans Christian Anderesen!
El libro recuerda
Aino Pervik
“Cuando Arno llegó a la escuela con su padre, las clases ya habían comenzado”.En mi país, Estonia, casi todo el mundo conoce esta frase de memoria. Así comienza un libro. El título del libro es Primavera, se publicó en 1912 y fue escrito por el escritor estonio Oskar Luts (1887-1953).Primavera narra la vida de los niños de una escuela rural de un pueblo de finales del siglo XIX en Estonia. Oskar Luts escribió de sus años escolares. Arno es en realidad el mismo Oskar Luts en su niñez.Los investigadores estudian documentos antiguos y escriben libros de historia según éstos. Los libros de historia hablan de sucesos que han tenido lugar alguna vez. En los libros de historia uno no entiende bien cómo era la vida de la gente corriente de aquella época.Sin embargo, los libros históricos costumbristas recuerdan hechos que no hallamos en los documentos históricos, como por ejemplo lo que pensaba un chiquillo como Amo cuando hace cien años iba a la escuela. El libro recuerda los sueños de los niños, sus dudas, sus gustos y sus aficiones. También recuerda a los padres de los niños, cómo ellos hubieran querido ser y lo que deseaban para el futuro de sus hijos.Por supuesto que hoy en día también se puede escribir libros de tiempos pasados y estos son a menudo apasionantes. Pero en realidad, un autor de ahora no siente los olores, los sabores, los temores y los gustos de los tiempos remotos. Él sabe ya lo que ha sucedido, lo que el porvenir tenía velado a la gente de entonces.Los libros recuerdan la época en la que han sido escritos.Con las novelas de Charles Dickens sabemos qué le parecía a un niño la vida en las calles de Londres a mediados del siglo XIX, cuando Oliver Twist se paseaba por ellas. A través de los ojos de David Copperfield –que eran los mismos ojos de Dickens– también nosotros vemos toda clase de tipos que vivían en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, cuáles eran las relaciones entre ellos y cuáles eran las ideas y emociones en las que se fundamentaban. Como David Copperfield es en gran medida el mismo Charles Dickens, este no ha tenido que inventar nada; él simplemente sabía.Los libros nos dan a conocer lo que realmente sentían Tom Sawyer, Huckleberry Finn y su amigo Jim al navegar a lo largo del Mississippi a finales del siglo XIX en el momento en que Mark Twain narraba sus aventuras: él conocía profundamente lo que la gente de su época pensaba de los demás, porque él mismo vivía entre ellos. Él era uno de ellos.Las obras literarias que han sido escritas en su misma época, cuando la gente de entonces aún vivía, son las que hablan de manera más auténtica de la gente del pasado.Traducido del estonio por Teresa Peña Díaz-Varela
Artículo sobre El Día Internacional del Libro Infantil, en Suite 101