Carlos Fuentes. Origen de la fotografía
Hijo de padres diplomáticos, Carlos Fuentes, el
más prominente de los narradores mexicanos modernos
nació en Panamá, el 11 de noviembre de 1928.
Estudió en Suiza y Estados Unidos. Luego vivió
por diferentes periodos en Quito, Montevideo, Río
de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su
adolescencia regresó a México, donde se
radicó hasta 1965. El tiempo que pasó en
su país marcó definitivamente su obra, inmersa
en el debate intelectual sobre la filosofía de
“lo mexicano”. Su primer libro, “Los
días enmascarados”, se publicó en
1954, y desde entonces Fuentes no ha dejado de preocuparse
por la identidad mexicana y los medios adecuados para
expresarla. Un hito fundamental en este clima de preocupaciones
intelectuales, fue la fundación, en 1955 junto
con Emmanuel Carballo y Octavio Paz, de la ya mítica
Revista Mexicana de Literatura. Seguir leyendo aquí.
Murió Carlos Fuentes. Este Día del Maestro, este 15 de mayo, y, quizá egoístamente, siento que nos va a hacer mucha falta. Nos hará falta en esta Ciudad de México, que tanto amo. Nos hará falta en este México que ha cambiado mucho pero sigue siendo el mismo en muchos sentidos.
A 54 años de publicada su primera novela, La región más transparente, dejo para los visitantes de esta Aldea que está de luto, estas palabras de José Emilio Pacheco, publicadas en la edición conmemorativa (2008) de la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española y Alfaguara:
Ninguna novela ha sido esperada como lo fue La región más transparente. Aquel lunes 7 de abril se iniciaba otra literatura y asistíamos sin saberlo al surgimiento de lo que, en los sesenta, el mismo Carlos Fuentes iba a llamar la Nueva Novela Hispanoamericana.La conmoción radicaba en expresar una nueva realidad que los mexicanos no alcanzábamos a entender. Vivir es ignorar el porvenir y el país del "milagro mexiano", el "modelo de estabilidad" para una Iberoamérica convulsa no podía saber lo que le esperaba. El tema de La región más transparente era y es el fracaso de la Revolución mexicana. En vísperas de su cincuentenario (1960) fuentes la juzgó una revolución traicionada.
Este fragmento es parte del texto que nos introduce a esta novela.
...Has venido a dar conmigo, sin saberlo, a esta meseta de joyas fúnebres. Aquí vivimos, en las calles se cruzan nuestros olores, de sudor y pachulí, de ladrillo nuevo y gas subterráneo, nuestras carnes ociosas y tensas, jamás nuestras miradas. Jamás nos hemos hincados juntos, tú y yo, a recibir la misma hostia; desgarrados juntos, creados juntos, solo morimos para nosotros, aislados. Aquí caímos. Qué le vamos a hacer. Aguantarnos, mano. A ver si algún día mis dedos tocan los tuyos. Ven, déjate caer conmigo en la cicatriz lunar de nuestra ciudad, ciudad puñado de alcantarillas, ciudad cristal, ciudad de vahos y escarcha mineral, ciudad presencia de todos nuestros olvidos, ciudad de acantilados carnívoros, ciudad dolor inmóvil, ciudad de la brevedad inmensa, ciudad del sol detenido, ciudad de calcinaciones largas, ciudad a fuego lento, ciudad con el agua al cuello, ciudad del letargo pícaro, ciudad de los nervios negros, ciudad de los tres ombligos, ciudad de la risa gualda, ciudad del hedor torcido, ciudad rígida entre el aire y los gusanos, ciudad vieja en las luces, vieja ciudad en su cuna de aves agoreras, ciudad nueva junto al polvo esculpido, ciudad a la vera del cielo gigante, ciudad de barnices oscuros y pedrería, ciudad bajo el lodo esplendente, ciudad de víscera y cuerdas, ciudad de la derrota violada (la que no pudimos amamantar a la luz, la derrota secreta), ciudad del tianguis sumiso, carne de tinaja, ciudad reflexión de la furia, ciudad del fracaso ansiado, ciudad en tempestad de cúpulas, ciudad abrevadero de las fauces rígidas del hermano empapado de sed y costras, ciudad tejida en la amnesia, resurrección de infancias, encarnación de pluma, ciudad perro, ciudad famélica, suntuosa villa, ciudad lepra y cólera, hundida ciudad. Tuna incandescente. Águila sin alas. Serpiente de estrellas. Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire.
10 comentarios:
Hasta siempre, maestro, que la fecha no fue al azar... Gracias Maru por tan maravilloso fragmento.
Gracias a ti por tu visita y comentario, querida Mayra.
Un abrazo triste.
Qué precioso recordatorio, querida María Eugenia. Ha sido una tristísima noticia: lo primero que he escuchado a las ocho de la mañana...
Era - y será - uno de los grandes. Lo admiraba profundamente desde que un gran amigo y profesor de Literatura Hispanoamericana me lo descubriera hace casi veinte años.
Un abrazo muy fuerte.
`Qué pena! Aunque inevitable, es tristísimo asistir a estas pérdidas...Comprendo perfectamente la desolación de los mexicanos: todo nos sentimos un poco más huérfanos. Un abrazo, querida Mª Eugenia.
Querida Lola:
Gracias, amiga. Su muerte tomó por sorpresa a todo el mundo, tenía tantos planes, tanto que decir sobre el proceso electoral en marcha.
Deja una obra enorme, de la cual apenas he leído cuatro o cinco libros y varios artículos.
Un abrazo cariñoso y triste.
Querida Carlota:
Es muy triste y su pérdida deja un enorme hueco, bien dices de orfandad, al ser una voz universal.
Va otro abrazo cariñoso.
¡Qué buen autor María Eugenia! Lo bueno de este idioma que compartimos tantos es que tenemos auténticos maestros para disfrutar en esta lengua rica. Carlos Fuentes fue otro escritor excepcional, otro paladín de las palabras.
María Eugenia, siguen lloviendo penas en nuestro suelo. Se ha quemado el último leño capaz de encender las consciencias.
Se fue masivamente como el torbellino que lo movía.
La opacidad cube la región.
Abrazos a guardar
Querida Lupita:
Alrededor de quinientos millones de seres humanos hermanados por hablar este idioma tan rico en todos sentidos acerca a pueblos distantes que viven problemáticas semejantes. Carlos Fuentes, como bien señalas, es otro escritor excepcional que radiografió al mexicano, su cultura, sus esperanzas y desilusiones, así como a su ciudad capital, como nadie. Lo extrañaremos.
Recibe un cariñoso abrazo.
Querido Sergio:
Tus palabras reflejan el sentir de muchos.
Tengo la esperanza, sin embargo, que el maestro haya hecho escuela y las letras y voces de intelectuales, dedicados a la literatura y a otras disciplinas, alumbren el camino del que parece un opaco porvenir.
Un abrazo silencioso.
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