XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM)
Como cada año, el Palacio de Minería se viste de libros y revistas, de actividades culturales, de gente que apuesta por esos encuentros maravillosos con autores conocidos y por descubrir.
Además de poder hojear las novedades y las obras que se mantienen en los catálogos de los sellos editoriales grandes y pequeños en nuestro idioma, lo que más me gusta de esta feria es que ofrece una oportunidad única para conocer la oferta riquísima de universidades, centros educativos e instituciones gubernamentales mexicanos, así como las publicaciones de organismos internacionales como la ONU, Unicef, entre otros.
En la planta baja es obligado el recorrido por el espacio de UNAM, magnífica anfitriona de esta fiesta de los libros. Recomiendo planear una visita con mucha calma por la planta alta, en donde están instalados los estands de universidades que tienen una vida cultural muy intensa, como la Veracruzana, que publica la colección Biblioteca del Universitario, dirigida por el escritor Sergio Pitol, en la que lo mismo podemos leer a James Joyce que a Carlos Pellicer, sin duda una maravilla que se antoja tener completa. Reproduzco un fragmento de la presentación de la colección, escrito por el maestro Pitol:
La palabra libro está muy cercana a la palabra libre, sólo la letra final las distancia: la o de libro y la e de libre. No sé si ambos vocablos vienen del latín liber (libro), pero lo cierto es que se complementan perfectamente; el libro es uno de los instrumentos creados por el hombre para hacernos libres. Libres de la ignorancia y de la ignominia. Libres también de los demonios, de los tiranos, de fiebres milenaristas y turbios legionarios, del oprobio de la trivialidad, de la pequeñez. El libro afirma la libertad, muestra opciones y caminos distintos, establece la individualidad, al mismo tiempo fortalece a la sociedad, y exalta la imaginación.
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