Con motivo del próximo Día Internacional de la Mujer, quiero dedicar unas cuantas líneas a tres personajes de caricatura que para mí son entrañables, maravillosos, inteligentes y tan frescos y actuales, por lo menos en cuanto a temáticas que abordan y su forma muy particular de enfrentarlas, como si hubiesen surgido apenas de la pluma de sus creadores.
La pequeña Lulú es obra de Marjorie Henderson Buell, quien firmaba sus obras simplemente como Marge. Nació como tira cómica en 1935 en el periódico Saturday Evening Post. Lulú es una niña que no teme a nada y que es capaz de enfrentarse a todo para conseguir lo que quiere. Desafía a los niños y les gana en terrenos en donde, aparentemente, las mujeres no tienen nada que hacer. Calificar de feminista a la autora y por tanto a su creación no es ninguna exageración.
El famoso "Club de Toby", en el que está prohibida la entrada a mujeres, hoy representa una metáfora para quienes se burlan y hacen caso omiso de dicha prohibición, como lo hacía en las tiras cómicas y en la pantalla la pequeña Lulú.
Borola Tacuche de Burrón nace en 1948. Su creador es el mexicano Gabriel Vargas. Borola es el personaje principal de La familia Burrón, historieta mexicana por antonomasia. La pelirroja es una mujer voluntariosa y entrometida, quien a pesar de vivir en la pobreza, pretendía actuar siempre como aristócrata. Juan Villoro escribe: "Para Borola, las inundaciones no se remedian desalojando el agua sino organizando un servicio de taxis flotantes. Su disparatada manera de corregir la realidad desata toda clase de estrategias infructuosas para sobrevivir con entusiasmo en un país donde la turbina de un avión se arregla con un alambrito". ("El esplendor postal de Borola Burrón", en Letras Libres, agosto 2004).
La cultura popular está plenamente reflejada en La familia Burrón, muestra de ello es que en el habla mexicana muchos términos surgidos de esta historieta forman parte de la cotidianidad: se dice que es hora de mover el bigote cuando es hora de comer, los amigos de lo ajeno no son otros que los ladrones, en tanto que los bodoques o chilpayates son los niños.
Ahora que llego a Mafalda, creada por Joaquín Salvador Lavado, Quino, en 1964, me enfrento con una enorme dificultad, pues se trata de un personaje vivo y circulando en todo el mundo, con su sonrisa de oreja a oreja y discurso contestatario, del que se han escrito estudios muy profundos.
Mafalda, una de las creaciones más relevantes surgidas en el siglo XX, es y seguirá siendo amada y admirada por niños y adultos. Leer a Mafalda en el aula, en casa, en cualquier lado, es una invitación a despertar la capacidad crítica de los lectores, además de ser una oportunidad de ver al mundo con otros ojos, con los del humor agudo y brillante de un personaje que crece día a día y conserva su adorable apariencia de niña.
Nota: Tanto Quino como Gabriel Vargas han sido distinguidos con el Premio de Caricatura "La Catrina", que otorga cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en 2003 y 2005, respectivamente.
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