Muggie Maggie, de Beverly Cleary,
España, Noguer, 2010
Este libro me llegó hace varias semanas en un sobre repleto de encantadores regalos desde La Coruña, enviado por Lucía y su adorable hija, queridas amigas desde los primeros días de esta Aldea. Lo leí a los pocos días de recibirlo, pero como se trataba de un regalo navideño decidí que lo compartiría con otros aldeanos en estos días.
Antes de ir a la reseña del libro déjenme comentarles que entre los regalos venía una muñequita tejida, vestida de azul, con un sombrerito rosa muy coqueto. Lucía me comenta en una carta que al ver a la muñequita en el escaparate de una mercería pensó en mí, lo cual sinceramente me halaga muchísimo. No es una muñeca cualquiera, es tejida, a mano, por la señora Maruja, quien vive en León, tiene más de 80 años y "no sabe estarse quieta". Agrega en su carta que las merceras, familiares de doña Maruja, se encargan de vender sus creaciones, con el fin de ayudarla, sabiendo que la exigua pensión que recibe no alcanza para cubrir los gastos cotidianos.
Ahora que la Navidad está cercana y deseamos hacer algún obsequio creo que es buena idea acercarnos a esas mercerías y tiendas de manualidades que todavía existen cerca de nuestras casas y echar un ojo a ver si hay alguna muñequita u otro objeto hecho con las manos y el cariño de mujeres como doña Maruja que harán muy felices a quienes los reciban (a mí me acompaña mientras escribo y leo) y ayudarán a capotear la crisis de sus diligentes creadoras.
Ahora sí al libro, que como verán también fue seleccionado cuidadosamente para el disfrute de esta aldeana.
Muggie Maggie, de la escritora estadounidense Beverly Cleary (Oregon, 1916)
Este libro está "Dedicado a una niña de primer curso que se preguntaba por qué nadie escribió nunca un libro para ayudar a los niños de primero a aprender caligrafía de letra ligada".
Este libro está "Dedicado a una niña de primer curso que se preguntaba por qué nadie escribió nunca un libro para ayudar a los niños de primero a aprender caligrafía de letra ligada".
Escrito en 1990, cuando la autora tenía 75 años, este libro infantil aborda un tema que seguramente le inquietaba al imaginar que el arribo de las computadoras personales a los hogares anunciaba el fin de una era, la de la escritura ligada, que algunos llaman manuscrita, aunque esta denominación es imprecisa debido a que la letra de molde o de imprenta, escrita a mano, también es manuscrita.
La protagonista de esta historia es Maggie Schultz, una pequeña que cursa el primer grado, en el que aprenderá algo nuevo sobre las letras, que éstas pueden escribirse enlazadas, para formar palabras cuyas posibilidades resultan infinitas, bueno, todos sabemos que ligadas o con una pequeña separación las palabras cumplen su promesa de expresar pensamientos, sentimientos, sueños y todo lo que venga a la mente.
Todo comienza el primer día del primer curso en el que las cosas no marchan como la pequeña hubiese deseado, por principio no comparte pupitre con su mejor amiga, el compañero de enfrente se ha pasado todo el día empujando la mesa contra la barriga de Maggie y para colmo su maestra, la señorita Leeper, les ha prometido que ese año serían muy felices, promesa que Maggie no se creía, sobre todo porque tendría que aprender a escribir con letra ligada.
Los padres de Maggie la adoran, como todos los padres deberían adorar a sus hijos, pero no solapan sus berrinches ni rebeldías. Cuando la niña dice que escribir con letra ligada es una estupidez si puede hacerlo con letra de imprenta o con el ordenador, sus padres, entre razonables y autoritarios, le advierten que lo hará, pues para eso va a la escuela.
A lo largo del libro surgen reflexiones sencillas en contra y a favor, como que los libros no están escritos con letra ligada y que para firmar se hace con este tipo de letra, a menos que se opte por un garabato.
Ante la negativa de Maggie de aprender la señorita Leeper idea una estrategia en la que están presentes valores como el respeto a las personas y al medio ambiente, la comunicación y la convicción de que la letra ligada refleja rasgos de la personalidad que no deberían despreciarse en nombre de la modernidad y lo práctico.
La lectura de Muggie Maggie puede tener efecto nostálgico entre quienes desde el principio aprendimos a escribir y leer letra ligada, llenamos interminables hojas de ejercicios de caligrafía y escribimos más rápido con este tipo de letra que con la de molde.
La letra ligada frente a la letra "normal"
Al leer este libro recordé mi primer tache, un enorme tache rojo que las señorita Elsa trazó y que abarcaba toda la hoja de mi cuaderno, cuando hice la plana correspondiente de la letra E y la tracé como como un enorme 3. Todavía recuerdo la vergüenza que sentí por haber equivocado la dirección del trazo, pero en ese momento aprendí la importancia de la orientación de cada letra y de que en español leemos y escribimos de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Si esto le ocurriera a un niño en nuestros días, una de dos, o se hace un gran escándalo ante la posibilidad de que el alumno sea disléxico o no se le da ninguna importancia, pues en primer lugar ya no se enseñan las letras sueltas, no tiene sentido hacerlo así, además, en publicidad se juega con las letras para obtener la atención de la gente y eso no reflejaría más que los niños aprenden lo que ven en todos lados.
En México, cuando mis hijos cursaron la primaria, en las clases de español escribían con letra ligada y todo lo demás con letra de molde. Ahora se ha abandonado esta práctica, al grado de que algunos chicos de primaria de escuelas públicas, cuando les voy a dedicar un libro, me piden que escriba con letra normal.
Muggie Maggie, de Beverly Cleary, un libro infantil destinado a los más pequeños ofrece una historia sencilla en la que a partir de que la protagonista decide llevar la contraria nada más porque sí conduce a un largo camino en el que la curiosidad ante mensajes ininteligibles, sentirse relegada del grupo y aun cuestionada por la falta de compromiso con lo que se hace juegan un papel importante para que la protagonista cambie su actitud.
Letra ligada, libro impreso y comunicación epistolar
En estos momentos en que al parecer ya no se discute la pertinencia de que sobreviva la letra ligada; se ha aceptado el abandono de la comunicación epistolar tradicional, con uso del correo postal, frente a la inmediatez de los mensajes, a veces sin texto, por celular, computadora y otros dispositivos y cuando mucho se siguen levantando voces para defender al libro impreso, amenazado por el electrónico.
Este libro impreso enviado por Lucía y Noa me demuestran que la letra ligada, la grata sorpresa de recibir un sobre desde España y leer sus cálidas palabras para desearme una feliz Navidad y un mejor año son tan vigentes y necesarios como la amistad.
Gracias, queridas amigas.
Todo comienza el primer día del primer curso en el que las cosas no marchan como la pequeña hubiese deseado, por principio no comparte pupitre con su mejor amiga, el compañero de enfrente se ha pasado todo el día empujando la mesa contra la barriga de Maggie y para colmo su maestra, la señorita Leeper, les ha prometido que ese año serían muy felices, promesa que Maggie no se creía, sobre todo porque tendría que aprender a escribir con letra ligada.
Los padres de Maggie la adoran, como todos los padres deberían adorar a sus hijos, pero no solapan sus berrinches ni rebeldías. Cuando la niña dice que escribir con letra ligada es una estupidez si puede hacerlo con letra de imprenta o con el ordenador, sus padres, entre razonables y autoritarios, le advierten que lo hará, pues para eso va a la escuela.
A lo largo del libro surgen reflexiones sencillas en contra y a favor, como que los libros no están escritos con letra ligada y que para firmar se hace con este tipo de letra, a menos que se opte por un garabato.
Ante la negativa de Maggie de aprender la señorita Leeper idea una estrategia en la que están presentes valores como el respeto a las personas y al medio ambiente, la comunicación y la convicción de que la letra ligada refleja rasgos de la personalidad que no deberían despreciarse en nombre de la modernidad y lo práctico.
La lectura de Muggie Maggie puede tener efecto nostálgico entre quienes desde el principio aprendimos a escribir y leer letra ligada, llenamos interminables hojas de ejercicios de caligrafía y escribimos más rápido con este tipo de letra que con la de molde.
La letra ligada frente a la letra "normal"
Al leer este libro recordé mi primer tache, un enorme tache rojo que las señorita Elsa trazó y que abarcaba toda la hoja de mi cuaderno, cuando hice la plana correspondiente de la letra E y la tracé como como un enorme 3. Todavía recuerdo la vergüenza que sentí por haber equivocado la dirección del trazo, pero en ese momento aprendí la importancia de la orientación de cada letra y de que en español leemos y escribimos de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Si esto le ocurriera a un niño en nuestros días, una de dos, o se hace un gran escándalo ante la posibilidad de que el alumno sea disléxico o no se le da ninguna importancia, pues en primer lugar ya no se enseñan las letras sueltas, no tiene sentido hacerlo así, además, en publicidad se juega con las letras para obtener la atención de la gente y eso no reflejaría más que los niños aprenden lo que ven en todos lados.
En México, cuando mis hijos cursaron la primaria, en las clases de español escribían con letra ligada y todo lo demás con letra de molde. Ahora se ha abandonado esta práctica, al grado de que algunos chicos de primaria de escuelas públicas, cuando les voy a dedicar un libro, me piden que escriba con letra normal.
Muggie Maggie, de Beverly Cleary, un libro infantil destinado a los más pequeños ofrece una historia sencilla en la que a partir de que la protagonista decide llevar la contraria nada más porque sí conduce a un largo camino en el que la curiosidad ante mensajes ininteligibles, sentirse relegada del grupo y aun cuestionada por la falta de compromiso con lo que se hace juegan un papel importante para que la protagonista cambie su actitud.
Letra ligada, libro impreso y comunicación epistolar
En estos momentos en que al parecer ya no se discute la pertinencia de que sobreviva la letra ligada; se ha aceptado el abandono de la comunicación epistolar tradicional, con uso del correo postal, frente a la inmediatez de los mensajes, a veces sin texto, por celular, computadora y otros dispositivos y cuando mucho se siguen levantando voces para defender al libro impreso, amenazado por el electrónico.
Este libro impreso enviado por Lucía y Noa me demuestran que la letra ligada, la grata sorpresa de recibir un sobre desde España y leer sus cálidas palabras para desearme una feliz Navidad y un mejor año son tan vigentes y necesarios como la amistad.
Gracias, queridas amigas.
7 comentarios:
Preciosa reseña, Mª Eugenia. No conocía la obra ni la autora, pero por lo que dices parece una lectura deliciosa. Está claro que a través del océano llegan regalos preciosos de una orilla a la otra. Un abrazo.
Queridísima Carlota:
Me encantó este libro porque la historia es muy linda y sencilla pero sobre todo porque Lucía y Noa seleccionaron este obsequio con ese cuidado y cariño de amigas que siempre cae bien al alma.
Muchísimas gracias por tu amistad y tus palabras.
Va un fuerte abrazo.
María Eugenia, con la letra ligada en mente, te digo que esta cucharita de afecto tiene miel y que siempre que tengas que endulzar tus días, volverás a ella una y otra vez. Es natural que la Aldea provoque estas dadivas. Un alta voz, un mapa. Es tremendo el cariño cuando aparece.
Abrazos por ventura.
Sergio Astorga
Querido Sergio:
Tus palabras, tu amistad, tus antojos están ligaditos a esta Aldea que se enriquece cada vez que pasas por aquí.
Va un cariñoso abrazo.
Un abrazo muy fuerte, María Eugenia, te tenemos un poco abandonada.
Lucía.
Todo mi cariño, querida Lucía. Sé que nos tenemos presentes gracias a una amistad sin fronteras.
Un beso a todos en casa.
Letras al carbón.
http://www.editorialjuventud.es/4243.html
otro precioso libro sobre la lectura.
Abrazos fuertes.
Lucía.
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