Mira al cielo y su sol de madrugada
cuando escurre colores sobre el día.
Ve en el árbol temblar a la hoja fría
y al gorrión que comienza su jornada.
Sal como él, con el alma desatada,
sostenido en esfuerzo y fantasía.
Goza cada momento la poesía
de luchar por la hora más soñada.
Pero anda sin llorar, que si confía
el pájaro en volver a su morada
con algo de comer para su cría,
lo harás también si ríe tu mirada.
Y, casi siempre, un poco de alegría,
si la sabes buscar... ¡no cuesta
nada!
2 comentarios:
María Eugenia, busquemos que los cuentos están del otro lado del mundo.
Abrazos festivos.
Busquemos, Sergio, como dice Carlos, "un poco de alegría, si la sabes buscar... ¡no cuesta nada!
Un abrazo alegre.
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