En la lengua hablada, por lo menos en México, cada vez es más frecuente el uso de palabras como "devedé" o "cidí" (con esa pronunciación), para referirnos al DVD (Digital Video Disc) o al CD (Compact Disc), respectivamente. Así hablamos del "devedé" de la película más reciente de algún director de cine o de la serie de televisión de moda o de un "cidí" de música del género musical de nuestra preferencia, sin que nadie nos haga cara de what? Pero estoy casi segura de que nadie utilizaría la palabra cederrón, para referirse al CD-ROM (Compact Disc Read Only Memory), a pesar de que ya está aceptada por el diccionario de la Real Academia Española.
La incorporación de anglicismos, como test y el verbo testear, tan usados en psicología y publicidad, son una muestra de la vitalidad de nuestra lengua y su aceptación por la RAE debido al uso cada vez más extendido de palabras de origen no sólo del inglés sino de muchas lenguas más. Recuerdo que mis maestros de redacción y géneros periodísticos veían con malos ojos el uso de palabras como estand, cuando podíamos usar puesto, por mencionar un ejemplo. Aunque la ortografía de estas palabras en ocasiones nos hace dudar, pues si siguiéramos el ejemplo de stand de agregar una letra e para castallanizarla, al hacer lo propio con spot estaríamos cometiendo un error, ya que el diccionario de la Real Academia Española, acepta la palabra con esa ortografía, en sus dos acepciones: película o grabación de audio, de corta duración, usado generalmente con fines publicitarios; foco de luz potente.
No imagino qué pensarán esos maestros y otros cuando se usan expresiones como "en orden para" (in order to), cuando debería decirse "con el fin de"; o "el estado del arte" (state of the art), cuando se podrían usar palabras en español que reflejaran que se está hablando de "tecnología de punta", si se trata de esto o de "los últimos avances en..." Asimismo si se usa el inexistente en español "profitar", para referirse a beneficiarse económicamente.
Consultar el Diccionario de la Real Academia Española, el Panhispánico de Dudas, el Breve de Mexicanismos, entre otros, es una buena costumbre antes de escribir, calificar exámenes o descalificar a quien usa palabras que nosotros, por ignorancia o puritanismo, no consideramos correctas, pero que ahí están para enriquecer el idioma o no.
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