lunes, 22 de abril de 2013

Acercar los libros a los lectores: un acto de paz y amor

La señora de los libros
Heather Henson, Ilustrado por David Small,
Editorial Juventud, España, 2011

Las experiencias de bibliotecas móviles, relatadas por sus creadores u operadores siempre conmueven a quienes las conocemos. En diversas partes del mundo hay personas que no sólo reconocen el papel fundamental que juegan los libros en la educación (en su sentido más amplio) de niños y adultos sino que le imprimen todavía más valor al acercarlos a comunidades apartadas, en donde quizá en lo último que se piense es en leer por placer, por trascender fronteras temporales y físicas y adentrarse en historias que enriquecerán y diversificarán la visión del mundo.

Recuerdo que durante un seminario de literatura infantil y juvenil una de las ponentes relataba una anécdota, que palabras más o menos contaba el arribo de un joven, con toda la facha de delincuente, al vehículo destinado como biblioteca ambulante. Este joven comenzó a ver con cierta indiferencia los títulos exhibidos. Ninguno llamaba su atención hasta que se topó con uno en cuyo título aparecía la palabra "crimen". Lo hojeó y dijo: "me interesa, me lo llevo". La responsable de la biblioteca le preguntó el nombre y domicilio al joven, con la intención de llenar la ficha de préstamo, pero éste la ignoró. Hizo un movimiento más o menos discreto para mostrarle un arma. Ella no insistió, aunque cuando ya había bajado del vehículo le recomendó regresar el libro en cuanto terminara de leerlo. El chico no la miró siquiera. Semanas después, cuando casi había dado por perdido el libro, el chico regresó para devolverlo y llevarse otro, ahora de detectives.

¿Habrá cambiado la vida de ese joven? Seguramente sí, en cuanto a lectura se refiere. De sus actividades y conducta sería aventurado decir cualquier cosa.

Sobre ruedas, con vehículos automotores gigantescos o compactas furgonetas, en embarcaciones, con la complicidad de caballos o dos burros, los libros, gracias a las bibliotecas móviles, llegan para encontrarse con lectores potenciales, a quienes seguramente les cambiará, aunque sea un poco, la vida.

La señora de los libros es una libro ilustrado por David Small y escrito por Heather Henson, en el que por medio de una nota de la autora nos enteramos que 
este libro está inspirado en una historia real: la valiente labor de las bibliotecarias a caballo, conocidas como las señoras de los libros en los Apalaches de Kentucky...
El Proyecto de la Biblioteca a Caballo se fundó en los años treinta del siglo XX, en el contexto del New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt, con el fin de acercar los libros a zonas aisladas, donde había pocos colegios y ninguna biblioteca... 
En Kentucky, los lechos de los riachuelos y los senderos acabaron por convertirse en carreteras. Los caballos y las mulas dejaron paso a los bibliobuses, que son las bibliotecas ambulantes que siguen existiendo hoy. Bibliotecarias y bibliotecarios entregados a su tarea siguen llevando libros a quienes los necesitan.
Como parte de un programa institucional, como una iniciativa personal que beneficie a personas de la comunidad, como padres de familia, llevar los libros a quienes los necesitan y aun a quienes todavía no saben que los necesitan es un maravilloso acto de amor, generoso y con un efecto verdaderamente positivo en quienes participan en él.

Porque la letra con amor entra

¡Feliz Día del Libro!





jueves, 11 de abril de 2013

José Luis Sampedro, economista, escritor y humanista, atravesó la última frontera


Quizá muchos dirán, y con razón, que cuando nos enteramos de la muerte de una gran  persona, de un ser humano en toda la extensión de la palabra, es cuando volvemos la mirada para ver de quién se trataba y qué obra dejó a su paso, y quizá, después de echar una ojeada al librero, a Wikipedia y a otros sitios en línea en donde se haga referencia a la persona y a la obra, una lágrima se asome y sintamos el dolor ante lo definitivo de su muerte pero demos gracias al cielo porque con su trabajo ganó su pasaporte para la eternidad.

Es probable que no tengamos idea  o no nos demos tiempo para pensar en la cantidad de personas fuera de serie que hacen mucho bien por el mundo en diferentes disciplinas y actividades humanas, algunas conocidas y reconocidas, muchísimas anónimas. ¿Será porque es más fácil enterarnos y sabernos afectados por la obra y la vida de personajes nefastos , odiosos y de triste y deleznable fama?

Esta reflexión viene a colación por la reciente muerte de José Luis Sampedro, quien deja vacía una silla en la Real Academia Española y un vacío enorme en la lucha indignada frente a los sinsentidos y barbaridades que los desgobiernos han recetado a los pueblos trabajadores de diferentes partes del mundo. Al parecer las medidas surgidas en los círculos financieros de un mundo globalizado, aparentemente sin fronteras, no reconoce límites y siembra injusticia, hambre, desesperanza por doquier.

El paso de José Luis Sampedro por este planeta fue largo. Noventa y seis años significan una vida larga y plena. Fue una vida lúcida, congruente, defensora de derechos como la  justicia y la libertad, incluida la de expresión, pero sobre todo la de pensamiento, hasta el final. Es una bendición que su vida se haya prolongado y su final haya llegado sin tener que enfrentar penosos trances hospitalarios.
Su viuda Olga Lucas contó sus últimos momentos: "Nos dijo que quería beberse un Campari. Así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato se murió".
José Luis Sampedro (Barcelona, 1 de febrero de 1917. Madrid, 7 de abril de 2013), economista, humanista, escritor y activista, nos legó su credo personal:
Creo en la Vida Madre todopoderosa
creadora de los cielos y de la Tierra.
Creo en el Hombre, su avanzado Hijo
concebido en ardiente evolución
progresando a pesar de los Pilatos
e inventores de dogmas represores
para oprimir la Vida y sepultarla.

Pero la vida siempre resucita
y el Hombre sigue en marcha hacia el
mañana.

Creo en los horizontes del espíritu
que es la energía cósmica del mundo.
Creo en la Humanidad siempre ascendente.
Creo en la vida perdurable.
Amén.
J.L.S.

Los discursos de Sampredro son extraordinarios, claros, amenos, ilustrativos. El de ingreso a la Real Academia Española, el 2 de junio de 1991, titulado "Desde la frontera" nos da muchas pistas de lo que había sido la vida de quien se declaraba "fronterizo, pues si bien me llevaron a esa orilla las corrientes de la vida, muy pronto mi voluntad se instaló a gusto entre gentes alerta, con ganas de vivir". Dejo aquí un fragmento, pero bien vale la pena tomarse su tiempo para leerlo completo en la página de la RAE:

Mi mundo está como fronterado, que diría quizás un maestro de armas, con los muros, las banderas, la piel, las palabras. Las palabras, cierto: cada una puede ser frontera: el «aquí» se aparta del «allá»; el «gato» es la divisoria frente a todo lo «no-gato». Pero sería desmedida tentación la de extenderme acerca de la palabra ante vosotros, que tanto más sabéis de ella. Sólo la reverenciaré de pasada como proeza suprema del hombre —único animal que habla— y recordarla dotada, como todas las fronteras, de precisión clarificadora y, a la vez, de ambigüedad; pues en el continuo de la realidad todo tajo conceptual es artificioso y no es tan clara la diferencia entre el «gato» y el «no-gato». «Voces hay tan dudosas y ambiguas» —escribía el Padre Sigüenza encomiando al San Jerónimo traductor— «que hacen disentir unos de otros», y así es como cada texto tiene varias lecturas y su valoración cambia con el tiempo.

Con palabras se construyen las fronteras en el mundo de la literatura, donde se desenvuelve la novela, alzada sobre el filo mismo de la realidad y la ficción porque participa de ambas. Oponer lo novelesco a lo real, ya se ha dicho, sólo alcanza a ser una interpretación, pues la novela despliega la inapelable verdad de su autor, que la ha vivido al crearla, para que se haga verdad también en los lectores. Por eso los grandes personajes de ficción resultan más reales e influyen más en nosotros que muchos seres de carne y hueso.

Fronteras, en fin, de todas clases: geográficas, históricas, biológicas, sociales, psicológicas... Todas partiendo y acuchillando el continuo multidimensional que nos envuelve, para facilitarnos nuestra instalación en él, para permitirnos una interpretación de lo que sería un caos; es decir, un orden que no comprendemos. Todas permitiendo diferenciar, pero sin que puedan confundirse con los límites.
No, no confundamos fronteras y límites, de los que luego hablaré, aun cuando haya quienes lo entiendan así. Nunca caí en esa confusión, ni siquiera cuando la vida me llevó, en mi recién estrenada profesión, a una aduana marítima. A primera vista parece no haber frontera más evidente sobre el planeta, pues en las aguas el hombre perece, sin aire para su vida. Finis terrae se ha llamado más de una vez a esa frontera, como si fuera un límite. Pero a mí, frente al océano, los ojos y el pensamiento se iban a la lejanía, sobrepasando la orilla. El mar es como la dulce llama de la chimenea: nos lleva a un más allá, nos sorbe la imaginación, se disfraza de figuras y sugerencias. Como en nuestra divisa columnaria, un Plus Ultra planeaba sobre mis contemplaciones y así como la brisa marina penetraba en la tierra adentro, así también mi ánimo trascendía la bien recortada línea de la orilla, frontera pero no límite. El mar no era confín ni barrera sino la más ancha de las aperturas a la libertad.
Leer a José Luis Sampedro, verlo y escucharlo en los distintos videos que circulan en la red, ver lo que escriben sobre él periodistas y blogueros, como mi amiga LolaMU, honrará su memoria y tal vez nos hagan ver y vivir el mundo, la vida y, llegado el momento, la muerte de manera diferente. 






martes, 9 de abril de 2013

Los ojos de Justina. Temporada teatral 2013


Mónica Pavón y Alberto Aguayo
 Presentan: Los ojos de Justina, de Jorge Hernán
Dirección Sergio Morel

“El amor es la fuerza más poderosa para mover la voluntad de un ser humano, el amor impacta la vida de todos y cada uno de nosotros desde su presencia e incluso desde su ausencia, pero qué pasa cuando el amor ha trastornado nuestra conciencia, cuando un cuento de hadas se transforma en una historia de terror protagonizada por una princesa negra. Los ojos de Justina es la historia de una hermosa mujer a la que su entorno le enseñó que el sexo y el dolor son una misma cosa y a entender que la depravación es la única referencia posible del amor. Como Alicia en el país de las maravillas, Justina irá hundiéndose cada vez más en su propio abismo, penando entre sombras hasta purgar su alma amando de la única manera que ha aprendido a amar…”

Partiendo de la premisa de que “la violencia engendra violencia”, Los ojos de Justina presenta lo que algunos psicólogos que la han visto califican como “un caso clínico” muy parecido a los muchos que atienden en sus consultorios: una adolescente que sufre abuso sexual por parte de su tío nos cuenta sus experiencias en una noche en la que hace un repaso de los oscuros lugares por los que ha pasado: desde un matrimonio fallido, hasta ser la amante de un bongosero cubano “grandote y bailador” en un convenio en el que los sentimientos no tienen cabida, convertirse en la última mujer en satisfacer los deseos de su propio padre o verse involucrada en una relación sadomasoquista con un hombre que la obliga a tener sexo con otras personas y a infligirle daño para excitarse.

Aun tratándose de un monólogo, Justina nunca se encuentra sola. La acompaña el séquito de hombres que ha rodeado su odisea: el recuerdo de su padre, el cubano que la hacía reír tanto y que le enseñó a fumar, “El Argentino” —Víctor— el único del cual conserva la memoria de su nombre, la sombra de su tío y, por supuesto, la presencia del hombre que reposa en su cama, ése en el cual logrará perdonar a todos los otros, ese mudo testigo de su historia, aquél a quien ama y amará profundamente… hasta que amanezca.


Andrómeda Artes Escénicas trae a los escenarios esta puesta en escena sobre el dolor y la búsqueda del amor, en la cual la ficción refleja pálidamente la realidad de un mundo violento, un mundo en que el abuso hacia las niñas y las adolescentes sigue siendo un hecho que marca o destruye vidas y va creando una cadena de odio y rencor que a veces sólo es posible romper a través de la muerte. La puesta —a pesar de contar historias sórdidas— a nivel del lenguaje y de la plástica envuelve al espectador; acompañada por baile (salsa y tango) y guitarra con música original en vivo, es un espectáculo de categoría que atrapa todos los sentidos.
Protagonista: Paula Casas / Verónica Colín
(alternando funciones)
Guitarra en vivo: Julio Santana
Participaciones especiales: Tony Ochoa y Alejandro Cortés (alternando), Julio Santana, Diego Cuevas e Isaac Cardiel.
Dramaturgia: Jorge Hernán
Dirección: Sergio Morel
Asistente de producción y traspunte: Diego Cuevas
Coreografía tango: Keren Sisay
Producción ejecutiva: Mónica Pavón
Productor asociado: Alberto Aguayo
Sólo adolescentes y adultos

Los ojos de Justina se presenta en la Ciudad de México todos los sábados desde el 2 de marzo hasta el 22 de junio, a las 7:00 p.m. en el Centro Cultural de la Diversidad, ubicado en Colima #267, Col. Roma, entre Insurgentes Sur y Tonalá (a una cuadra del Metrobús Durango y a unas cuantas del Metro Insurgentes).
Entrada general: $200 (50% de descuento con credencial de estudiante, de maestro o del INAPAM).



viernes, 5 de abril de 2013

Jaime Labastida propone que el español sea la lengua oficial de México

Jaime Labastida, Director de la Academia Mexicana de la Lengua

"Escribir correctamente es, también, edificar un breve espacio de belleza"

Comparto con los visitantes de esta Aldea el discurso pronunciado por Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua (en cuya página electrónica aparece íntegro), en el Foro México con Educación de Calidad para Todos, en Coatepec, Veracruz. Aclaro que he resaltado en negritas aquello que me parece relevante.

Jaime Labastida
(El Colegio de Sinaloa
Academia Mexicana de la Lengua
Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos
Asociación Filosófica de México
Sociedad Alfonsina Internacional
Siglo XXI Editores)
  
Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.
Cultura. Unas cuantas propuestas

Veracruz, Ver.,
3 de abril de 2013

Señor Presidente de la República
Señor Gobernador del Estado
Señor Secretario de Educación
Señoras y señores


Siento la obligación de afirmar que el primer deber del Estado y la nación consiste en preservar su patrimonio cultural. Pero entiendo que sólo se puede preservar el patrimonio cultural de una nación cuando éste se desarrolla y se actualiza de modo constante. El patrimonio cultural de una nación es, por esto, aquello que le da vida, todo cuanto le pertenece de la manera más entrañable.

            Por lo tanto, la primera obligación que se presenta ante nosotros, el Estado y los ciudadanos, consiste en preservar nuestro legado histórico. Por una parte, el que está presente en los objetos materiales que hemos heredado: la rica tradición mesoamericana, Bonampak y Cacaxtla, Teotihuacan y el Templo Mayor, Chichén Itzá y Malinalco, Monte Albán y Mitla, Coatlicue y la Piedra del Sol, El Tajín y Tzintzuntzan. Sin embargo, ese patrimonio sólo adquiere su pleno sentido si cada día vuelve a nacer con nosotros y en nosotros; si, en vez de ser sangre coagulada en piedra, es carne viva y lo hacemos nuestro. Estuvo soterrado por siglos; hoy está a la luz y, para hacerlo entrañablemente vivo, es necesario trabajarlo, estudiarlo, comprenderlo, interpretarlo en toda su riqueza mítica.

            Lo propio sucede con la gran cultura virreinal, expresa en murales, lienzos, conventos, iglesias. Varias de esas joyas arquitectónicas tienen ahora una nueva función: son museos, escuelas, bibliotecas, centros de cultura. Insisto: sólo de esa manera se desarrolla y se mantiene vivo el patrimonio: cuando adquiere un nuevo valor en la comunidad a la que sirve, quiero decir, cuando la sociedad le otorga otra función, moderna, que a la propia nación le es necesaria.

            Así tenemos que preservar también el patrimonio que recibimos de nuestra vida independiente: la Columna de la Independencia y el Palacio de Bellas Artes, la pintura mural, nuestras lenguas y nuestras leyes. Pero el patrimonio de una nación no está formado sólo por el conjunto de sus bienes materiales. En la nación hay un patrimonio intangible, tanto o más valioso que el material. La cultura de un pueblo la conforman sus propios habitantes, aquello que constituye su forma de ser, su carácter, el modo especial que tiene para crear civilización, para separar lo crudo (todo lo que es naturaleza) de lo cocido (todo lo que es social).

            Por consecuencia, el Estado tiene la obligación de mantener vivo el legado de las culturas y las lenguas originales. Nosotros, los mexicanos, o sea, la mayoría nacional de hablantes del español, hemos despojado a los pueblos amerindios, a lo largo de dos siglos, de sus fuentes de trabajo, las tierras que son la base material de su cultura y en las que se asientan sus comunidades. Así, no basta con que se haya reconocido en la ley el carácter nacional de sus lenguas: todas esas lenguas deben adquirir el carácter de oficiales en las entidades federativas donde se hablen.

            Lo propio ocurre con la lengua en que se expresa el 95 por ciento del pueblo mexicano. México es el primer país, por el número de sus hablantes, de una lengua universal, la lengua española. Sin embargo, en vez de exaltar ese hecho decisivo, tal parece que sintiéramos vergüenza y adoptamos actitudes difíciles de explicar. ¿Por qué México no ha concedido todavía el rango de lengua oficial al español? Y, pese a todo, el español es, de hecho, la lengua oficial de México, queramos o no: en español se expresan los pueblos amerindios cuando desean comunicarse entre sí. La lengua española es, además, de derecho, en el ámbito internacional, la lengua oficial de México puesto que en español se expresan (y en español se deben expresar, si lo entiendo bien,oficialmente) todos los diplomáticos y los funcionarios del país, el Presidente de la República incluido. Cabe recordar que México exigió y logró que el español fuera reconocido como una de las cinco lenguas oficiales de las Naciones Unidas y de la UNESCO, cuando España aún no formaba parte de esos organismos multilaterales. Añado: una nación vale lo que vale su lenguaje; se educa en verdad a un país si se educa y se desarrolla su lenguaje.

            Propongo, primero, que el español sea la lengua oficial de México; segundo, que las lenguas amerindias tengan ese mismo carácter en los territorios donde se hablen: el purépecha en Michoacán; el mixteco y el zapoteco en Oaxaca; el maya en diversas zonas de Yucatán, Campeche y Chiapas; el yaqui en Sonora; el mayo en el norte de Sinaloa; el mazahua en el estado de México; el otomí en los estados de Hidalgo y Querétaro; el náhuatl en varias zonas de Puebla y Veracruz.

            En español están redactadas el Acta de Independencia y la Constitución de la República. En español está expresada la gran cultura escrita de nuestra nación, desde sor Juana hasta Octavio Paz, desde Sigüenza y Góngora hasta José Gorostiza, desde Alfonso Reyes hasta Juan Rulfo. El español que se habla en México debe ser motivo de orgullo. Hemos de cultivarlo cada día mejor, enseñarlo mejor en nuestra escuela: en él expresamos nuestras emociones; en él hemos construido el edificio de la razón. Es necesario, a mi juicio, en tercer lugar, que la escuela mexicana se funde sobre la base de la enseñanza de la lengua española y en ella tenga su causa de ser. La escuela mexicana debe apoyar la educación en dos formas de lenguaje, por sobre cualquiera otra reforma posible: en la enseñanza y el cultivo del lenguaje natural que es nuestra lengua materna. Por esto, debe haber una o dos horas cada día, si no es que más, dedicadas a la lectura y la escritura, en abierta comunidad profesores y alumnos, ya que el profesor debe convertirse en un lector asiduo, en el compañero lector de sus alumnos y, por lo mismo, en otro estudiante más al lado de ellos: el resto se dará por añadidura porque, al egresar de las aulas, profesores y alumnos continuarán aprendiendo por el resto de sus vidas. Esta reforma profunda costaría poco en términos económicos, sobre todo si se la compara con el gasto inútil, mejor, con el enorme fraude pedagógico, de cuyas dimensiones económicas no estamos todavía cabalmente enterados, que son los proyectos de Enciclomedia y de Habilidades Digitales para Todos (HDT)En cuarto lugar, en tanto que ese dispendio no se debe repetir, propongo que se investigue a fondo lo que ocurrió, y hasta sus últimas consecuencias. Además, la escuela moderna se debe apoyar en el cultivo de una lengua abstracta y artificial, digo, las matemáticas.

            Propongo, en quinto lugar, que sea creado el Instituto Alfonso Reyes, para enseñar el español de México en Estados Unidos, Canadá y Brasil. Hemos perdido presencia e imagen en el mundo. La mejor manera de recuperar esa imagen y esa presencia es a través de la lengua. Subrayo que la ortografía, incluida aquella que se usa en las redes digitales, es una manera de educar estéticamente a todo ser humano. Escribir correctamente es, también, edificar un breve espacio de belleza. Porque la lengua natural que nos expresa y en la que nos expresamos es un puente hacia la comprensión de cualquier otro lenguaje empleado por los seres humanos: sea la danza, la pintura, el cine, la música o la arquitectura.
            Subrayo también otro hecho, que estimo decisivo. En México se consume un libro per cápita al año, si excluimos la producción de los libros de texto gratuitos. ¿Se puede impulsar nuestra industria editorial? Desde luego que sí. La condición es que los mexicanos leamos mucho más. El mercado potencial del libro, en México, es muy alto. Repito: somos el país dominante, por la masa fónica de sus hablantes, en lengua española. Sin embargo, carecemos de buenas y amplias librerías. España consume de nueve a diez libros por habitante al año; Argentina, alrededor de siete. Propongo, pues,en sexto lugar, que México haga el esfuerzo necesario por duplicar, triplicar o decuplicar su capacidad de lectura. Por esto sólo, en igual proporción, se podría hasta decuplicar el consumo de libros y se habría de elevar la capacidad del pueblo para establecer problemas relevantes, generar dudas sólidas, aumentar su creatividad y su fuerza innovadora. Pues en el centro de la verdadera enseñanza no se halla ningún tipo de evaluación. La verdadera reforma educativa se halla en la necesidad de hacer seres humanos completos, capaces, creativos y dispuestos a desarrollar las aptitudes que los conduzcan a la posibilidad de dudar hasta de sí mismos, con un horizonte abierto, propio a la vez que múltiple.

            Señor Presidente, señoras y señores: los individuos, igual que las naciones, no son sólo su historia, un tiempo de hielo, congelado; individuos y naciones son, por encima de todo, un deseo de futuro, un anhelo por permanecer y crecer, por ser mejores y más fuertes, más justos y más libres. México debe dejar atrás los atavismos, los rencores, las frustraciones. Debe mirar hacia delante y trazar ante sus ojos un horizonte de grandeza. Seremos aquello que deseemos ser. Abramos las puertas, entremos en relación estrecha con el mundo. Destruyamos las cortinas, tanto las de hierro cuanto las de nopal; seamos los contemporáneos de todos los hombres. Jorge Luis Borges, al ser acusado de no ser cabalmente argentino, dijo que tenía por herencia el universo. La lengua española, una lengua de dimensión universal, nos habrá de unir al universo. Muchas gracias.