27 de enero de 2017
Enterada de que la versión en español de la Presidencia de los Estados Unidos de América ha sido retirada de la red, la Academia Mexicana de la Lengua expresa su preocupación por lo que no puede considerarse más que una agresión contra la primera minoría cultural de ese país y contra una lengua con presencia en todo el mundo. Silenciar el español en las comunicaciones oficiales de aquella nación representa un acto discriminatorio contra los millones de hispanoparlantes y en particular contra los millones de mexicanos que viven del otro lado de nuestra frontera. La negación de nuestra lengua común empobrece a los Estados Unidos y a la vecindad que estamos empeñados en cultivar.
Ciudad de México, 27 de enero de 2017
comunicacion@academia.org.mx
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@AMLengua
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Este fue el comunicado emitido por la Academia Mexicana de la Lengua al enterarse que el idioma español ha quedado fuera de la página electrónica de la Casa Blanca.
De acuerdo con el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, la eliminación de nuestra lengua de la web de la Casa Blanca: es muy significativa y negativa, «sin duda alguna, pero la
presencia del español en Estados Unidos es imparable: hay una minoría
mayoritaria de más de 50 millones de personas».
La Enciclopedia del Español en los Estados Unidos, publicada por el Instituto Cervantes y Santillana, leemos: «Se puede considerar que en los Estados Unidos [los hispanohablantes] constituyen una nación dentro de una nación, una unidad con una entidad cultural propia integrada sin traumas y de manera positiva en la gran nación norteamericana, a la que se sienten orgullosos de pertenecer. Los Estados Unidos son, crecientemente, un país bilingüe y bicultural. Cuanto tiene que ver con la lengua española y una visión hispánica de las cosas es parte integral de la realidad de cada día de una manera cada vez más poderosa y prestigiada».
El discurso de descalificación a todo lo que tenga que ver con México, con los mexicanos, con otros inmigrantes hispanoamericanos, con nuestro idioma compartido y con las múltiples culturas que lo enriquecen, es un discurso de odio que amenaza esa visión optimista plasmada en esta obra.
Es deseable que la lengua española, como parte fundamental de la cultura de los hispanoamericanos que viven en Estados Unidos, se mantenga viva, fuerte, orgullosa, como una forma de resistencia, como una forma de defender los derechos de quienes han elegido a ese país para residir y vivir en paz.
Las instituciones educativas de todos los niveles, las sedes del Instituto Cervantes, las asociaciones culturales, las comunidades artísticas, pero sobre todo las familias, tienen una responsabilidad enorme con el idioma español, con las personas que lo hablan y escriben por herencia familiar o por amor a la lengua, para que no sea motivo de discriminación ni persecución.