Hace dos meses, en la explanada de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México, se llevó a cabo el evento denominado "La milpa, baluarte de diversidad biológica y cultural", en el marco del Año Internacional de la Biodiversidad. Ahora, ante la proximidad de la fecha en que la cocina tradicional mexicana sea declarada parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, me parece pertinente traer a esta Aldea el tema de la milpa.
Entre las múltiples piezas integradas a la exposición el cartel que presento me llamó mucho la atención. ¿Qué habrá atrás de estas trece palabras, para los pueblos hablantes de esos trece idiomas? Lo primero que se me ocurre es mucho trabajo, una relación cercana entre el ser humano y el medio ambiente, así como con dioses ancestrales y demonios actuales (créditos, problemas de riego, cambio climático, intermediarios, mercados globalizados, cambios de hábitos de consumo). Pero antes de meterme en problemas con temas económicos, ecológicos y políticos, corrijo el rumbo y me voy a la definición de diccionario de la palabra. De acuerdo con el Breve de Mexicanismos tenemos:
Milpa. (Del náhuatl milpa 'lugar de sementera', de milli 'sementera, terreno sembrado' + pa 'en, lugar') f. 1 Maizal, terreno sembrado de maíz / 2. Terreno cultivado.
Esta definición ya da una idea, aunque vaga, por lo que me permito comentar que la visita a la exposición, la asistencia a algunas conferencias y la plática con campesinos e investigadores contribuyó a hacerme una idea más clara de lo que la palabra milpa significa para los mexicanos: un sistema de cultivo, en el que el maíz ocupa un lugar fundamental, junto con la calabaza, el chile y el frijol. Este multicultivo ha sido determinante en la conformación de la cultura mexicana, una cultura milenaria que ha alimentado física y espiritualmente a millones y millones de seres humanos, ha contribuido a la dieta de muchos animales, ha mantenido fértiles los suelos y ha generado las más diversas formas de socialización y manifestaciones artísticas, entre ellas, por supuesto una gastronomía diversa, deliciosa y nutritiva.
En otros idiomas deben existir palabras que encierran una gran riqueza cultural en unas cuantas letras. Cada pueblo, cada cultura tiene sus "milpas" que los han nutrido, que han dado origen a gastronomías más o menos complejas, a herramientas, utensilios y tecnologías, expresiones artísticas que contribuyen al sabor de sus tradiciones y de su cotidianidad. Ojalá este comentario despierte el antojo de conocer qué hay detrás de sus cultivos básicos y de la gente comprometida con ellos.
4 comentarios:
María Eugenia, desde esta mi milpita, que llevo aquí, metida en mi morral de siempre, te digo, mas bien te agradezco, entradas como estas porque hacen que mis ojos brillen como un par de elotes.
Un abrazo de milpa alta.
Sergio Astorga
Querido Sergio:
Qué gusto me dan estas palabras inspiradas en una palabra que tiene tanta carga cultural.
Mantener la milpa viva es un gran compromiso, porque nosotros sabemos que "sin maíz no hay país".
Te mando un abrazo en esta tarde en la que está lloviendo en la milpa.
Ma. Eugenia
Leerte y aprender se me vuelven sinónimos, MAría Eugenia maestra. Pienso qué palabra puede ser nuestra milpa. Supongo que en Canarias sea gofio, pero gofio es sólo el producto y no el cultivo. Tal vez por eso nuestra cultura siente pocas raíces.
Gracias por todo, querida amiga.
Un beso.
Querida Izaskun:
Siempre me da mucho gusto saber de ti en tus blogs y cuando visitas esta Aldea. Y mira quién aprende, acabo de entrar a Wikipedia, como primer recurso para saber de qué se trata el gofio y me encuentro que es una harina elaborada con múltiples cereales, muy completo y por tanto nutritivo, con historia y presencia multicultural. Ojalá algún día, cuando tengas tiempo, compartas una receta para la Sobremesa.
Espero que la Librería de Mujeres vaya muy bien. ¿Puedo incluir tu logo en la barra lateral de los blogs?
Te mando un abrazo muy cariñoso.
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