lunes, 23 de diciembre de 2013

Feliz Navidad 2013, de María García Esperón




Sueños nuevos, de Carlos Marianidis


Juguemos otra vez. La luna llena
ilumina la noche y el camino.
Juguemos a engañar nuestro destino,
a ignorar toda angustia y toda pena.
Hoy podríamos dar su última cena,
invitarle a beber su último vino
a nuestro lado triste, gris, cansino
y nacer sin edad y sin condena.
En el perchero hay una voz serena,
una sonrisa, una mirada buena,
un espíritu alegre y cristalino…
¿Por qué no comenzar lo que imagino?
Vestirme a nuevo, príncipe y divino,
¡y andar mi vida cual si fuera ajena!

                          Carlos Marianidis

sábado, 23 de noviembre de 2013

Día Internacional de la Palabra


La proclamación frente a la ONU, del 23 de Noviembre, como Día Internacional de la Palabra, es una iniciativa de la FUNDACIÓN CÉSAR EGIDO SERRANO, que consciente de la necesidad del dialogo, como herramienta fundamental para la erradicación de toda violencia, desea concienciar a toda la sociedad, con este concepto que constituye a su vez la piedra angular de sus objetivos fundacionales, y que sin duda es el único camino hacia una paz duradera entre los pueblos, sin discriminación de ideas políticas o religiosas.

Teniendo presente que la Carta de las Naciones Unidas declara: "Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos".

Y recordando las palabras del Presidente de la Fundación, D. César Egido Serrano, “Estoy convencido de que el siglo XXI es el del entendimiento. La palabra tiene que ser el vínculo de la humanidad y la única forma de resolver los conflictos tiene que ser el diálogo. Esto está en las manos de las generaciones que hoy tienen la responsabilidad del liderazgo de los países y debe ser la herencia que dejen a las próximas generaciones.

Es por todo ello, que la Fundación selecciono el día 23 de Noviembre, día en el que se inauguró el MUSEO DE LA PALABRA, en su sede de Quero, Provincia de Toledo, como emblemática fecha en la que todos podamos conmemorar, algo tan sencillo y al mismo tiempo tan importante, “La Palabra como Vinculo de la Humanidad, frente a toda violencia”.

El presidente de la Fundación César Egido Serrano, su patronato, autoridades y simpatizantes, así como instituciones universitarias, otras fundaciones, representaciones diplomáticas de otros países, y diferentes personalidades del mundo de la cultura, la política, la literatura y el periodismo, impulsan esta idea, que ahora también puede respaldar cualquier ciudadano firmando en el listado de adhesión, que ratificará en solemne ceremonia, ante las Naciones Unidas, el presente MANIFIESTO:

1) Todas las personas, Instituciones y Organizaciones, firmantes del presente manifiesto, aceptan y consideran como imprescindible, para el avance pacifico de la sociedad mundial, que el diálogo, y por lo tanto la palabra, es el único medio de entendimiento entre los pueblos, y aceptan, por lo tanto, institucionalizar el Día 23 de Noviembre, como DÍA INTERNACIONAL DE LA PALABRA.

2) En esta jornada quedan emplazados, todos aquellos que lo deseen, a realizar diferentes celebraciones, relacionadas con el motivo impulsor de la misma, de manera que estas actúen como acción difusora y promocional. Así mismo, todos los firmantes adheridos a este manifiesto, se comprometen a coordinar o comunicar a la organización Fundación César Egido Serrano, las mencionadas actividades.

3) Existirá entre los firmantes un compromiso tácito, para la difusión y promoción de este día, por el bien del concepto que ello entraña y del que dimana toda su actividad.

4) Los firmantes del presente manifiesto, coinciden, así mismo, en su aceptación expresa de la Declaración Universal de Derechos Humanos que afirma que "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión" (artículo 18), "de opinión y expresión" (artículo 19) y que la educación "favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos" (artículo 26).

5) Todos los suscriptores de este documento aceptan como representantes ante el organismo pertinente de la ONU, así como ante cualquiera otro estamento nacional o internacional, a la comisión delegada de la Fundación César Egido Serrano, que desde su patronato se nombre en cada caso, y que actuará como portavoz y mandatario autorizado a todos los efectos.

6) Como herramienta común y con el fin de mantener un seguimiento ordenado y coherente de las diferentes acciones y propuestas, se acepta crear una red de comunicación y cooperación eficiente, a modo de plan de seguimiento, que se denomina Red de Participantes. Compuesto por los principales actores de este proyecto, el Plan de Acción del Seguimiento, comprende un sistema de evaluación de la efectividad, e incluirán los órganos rectores de las Naciones Unidas y la UNESCO, representantes diplomáticos de los países firmantes, y la delegación gubernamental española, como legitima representante y defensor de los intereses de la Fundación impulsora del proyecto. Este Plan de Acción de Seguimiento será coordinado mediante consultas regulares en todo el sistema de las Naciones Unidas y sus organismos especializados y en asociación con las Asociaciones de las Naciones Unidas, las Escuelas Asociadas de la UNESCO, los Clubes UNESCO y organizaciones no gubernamentales, intergubernamentales y regionales de todas las regiones del mundo.

Reconociéndose mutuamente la capacidad legal suficiente todos los efectos, como representantes de las diferentes entidades que se describen, firman el manifiesto las siguientes entidades jurídicas y físicas, mediante el formulario adjunto en estos enlaces (para ver los enlaces entra a la página del Manifiesto)

jueves, 21 de noviembre de 2013

Prohibido soñar, de Carlos Marianidis

Carlos Marianidis
Prohibido soñar
 Editorial Estrada. Colección Azulejos, Serie Roja
Ilustraciones: María Jesús Álvarez


Un homenaje a 30 años de democracia
Por Carlos Marianidis

Cada cuatro años, Argentina elige presidente, gobernadores de provincia e intendentes de ciudad. Y, cada dos, renueva sus representantes en el Congreso. La decisión la tomamos nosotros mismos, personas comunes que poblamos la patria y cumplimos los requisitos para ser ciudadanos. De esto se trata la Democracia. Pero no siempre fue así.

    Durante mi infancia, yo creía que la manera normal en que cambiaban las autoridades era por la fuerza. Cada tanto, un hombre de uniforme verde sacaba al que estaba gobernando y se proclamaba él mismo como nuevo presidente. Esta costumbre se llamó Golpe de Estado y duró mucho tiempo. Demasiado.

   Al crecer, descubrí que no solamente nuestro país había sufrido tristeza e injusticia. Mientras el hombre volaba por primera vez a la luna, en Europa los estudiantes se lanzaban a las calles a reclamar su futuro. Y, en casi toda América Latina, los pueblos luchaban por construir sus propios gobiernos y una vida digna.
  
    En Argentina, finalmente, el 10 de diciembre de 1983 volvió a sentarse en el sillón más importante de la Casa Rosada alguien elegido por el pueblo.
    Fue algo histórico. Los que tenemos cierta edad, recordamos hasta dónde estuvimos y con quiénes compartimos aquel día.

     A las diez de la mañana, yo hacía equilibrio en el borde de un cantero del Congreso Nacional -en ese tiempo, ni los edificios públicos ni las plazas estaban cercados con rejas-. Desde allí, con lágrimas en los ojos, escuché la voz que salía por los parlantes colocados en la entrada y a lo largo de la Avenida de Mayo. Tras largo tiempo de dolor para todo el país, sin libertad de elegir un gobierno ni representantes de ningún tipo, alguien juraba como presidente. Era un ciudadano común, como cualquiera de nosotros.

   Dos horas después, se abrió el portón del palacio. Y aquel señor de bigotes gruesos que llevaba una banda celeste y blanca cruzándole el traje oscuro nos sonrió a todos. Luego subió a un brillante Cadillac que lo condujo hasta la Casa Rosada. Despacio, muy despacio... Muchos jovencitos trotamos cerca del convertible negro mientras el hombre saludaba feliz, con sus dos manos unidas en el aire. Se llamaba Raúl Alfonsín.
Desde entonces, los argentinos decidimos nuestro destino mediante el voto en las urnas. Con pensamientos diferentes y hasta con fuertes discusiones. Pero siempre en libertad.
 
   Desde entonces, soñé con escribir un libro sobre lo que había pasado antes. Sobre lo que había costado llegar a aquel día en que la alegría se desató en cada calle de nuestro país.

   En el fondo, cuento lo mismo que había ocurrido en nuestros países hermanos. Pero  no hablo de los grandes detalles que se pueden leer en cualquier buen libro de Historia. Me refiero a pequeñas cosas que nos marcaron a los que crecimos en aquellos días difíciles, cuando estaba prohibido soñar.

4                                                            Diplomacia
   - ¿Qué es el Mayo Francés? –pregunto mientras, en el aire, se detiene frente a mí el plato de spaghetti, los fideos largos que tanto me gustan.- ¿¿Qué...?? ¿¿De dónde sacaste eso??    Me enoja un poco cuando me responden con otra pregunta. Por las dudas, no me quejo.- Ahí dicen que hoy se cumple un año más del Mayo Francés... ¿Qué es?    Hay un hueco de silencio. Veo que mamá mira hacia el televisor, donde el noticiero muestra una multitud de jóvenes que corre por una avenida muy ancha. Al fondo, se ve una torre de hierro inmensa que tiene la forma de la letra “i” minúscula. Los estudiantes levantan sus carteles y la policía les arroja algo que echa humo y los hace llorar.         Mi plato acaba de aterrizar en la mesa. La salsa parece suspirar una brisa tibia de tomate y orégano que enseguida me da más hambre de la que ya tenía. Luego, la respuesta a mi pregunta llega desde lo alto, envuelta en ese aroma dulzón.
- Es el mes de mayo, pero en Francia. ¡Come, que se enfrían!    Ah, bueno... pienso y pongo cara de inteligente.
    La voz de mamá siempre está envuelta en dos olores: al mediodía y a la noche, en olor a comida; a la tarde, cuando friega la ropa, en olor a lavandina. Me gusta hablar con ella, pero me molesta cuando cree que yo no entiendo las cosas. Me hace sentir un tonto y no sé cómo decírselo. Porque no quiero que se ofenda, o se enoje conmigo. Bastante tengo con papá, que vive de mal humor.    A mi lado, Ringo abre la boca y me muestra su lengua roja.- Ah, ah, ah... –jadea. ¿O se ríe?... Quizás, también él se da cuenta que en esta casa todos me toman por idiota. De cualquier modo, pesco un fideo con dos dedos, lo paso por el estofado para que tenga gusto a carne y se lo deslizo entre los dientes. Él lo traga en un segundo y pide más. Por suerte, mamá lo llama para que almuerce en su propio plato.     En la siguiente noticia hablan de nuestro país. Me gusta cuando muestran el frente de la Casa de Gobierno, que es un edificio antiguo con grandes ventanas coloniales. Después, todo se pone bastante aburrido, porque aparece una mesa larga que tiene arriba muchas carpetas y papeles. Alrededor, se sientan varios hombres de caras muy serias.
- Los patriotas del año mil ochocientos... ¿se sentaban en esa misma mesa? –pregunto.     Mamá sale del dormitorio y se detiene con un montón de camisas entre sus brazos. Mira la pantalla un momento. Y responde mientras sigue caminando hasta desaparecer.- Sí... Pero éstos no son patriotas.    Trato de enroscar los fideos como me enseñó el tío Juan. Es inútil: no me sale. O se me caen del tenedor, o se me hace un bodoque tan grande que no me cabe en la boca. Para colmo, acabo de mancharme la camisa nueva con salsa (las gotas de tomate salieron despedidas como un latigazo y no me dieron tiempo a nada). De pronto se me ocurre que, antes de empezar a comer, debía hacer algo. Pero no me acuerdo qué era.- Claro... Si fueran patriotas, llevarían galera, y en vez de corbata, andarían.... ¡de moño! –digo en voz bien alta para que se me pueda escuchar desde el lavadero.
- ¡No le grites a tu perro! Además, demonio es una mala palabra. ¡No quiero volver a oírla!    Miro a Ringo y levanto los hombros. Él me mira fijo. Creo que tampoco entiende.    Al pasar otra vez delante de mí, mamá se agacha y observa mi brazo izquierdo. Luego, se acerca y me lo levanta como si yo hubiera ganado una pelea de box. Sin decirme nada, destapa un frasquito que hay en la mesa y me arroja sal sobre la manga.- ¿Es para la buena suerte? El tío Juan dice que hay que tirarla por arriba del hombro.    Hay un silencio demasiado largo. Los ojosde mamá brillan de un modo inquietante.- ¿Me estás tomando el pelo, Carlos...?    Cuando en casa me llaman por mi nombre es porque están muy enojados conmigo.- No... –murmuro.- ¡Cuántas veces te lo dije! ¡Cámbiate antes de comer!    Era eso, acabo de recordarlo. Para defenderme, bajo la cabeza y señalo la servilleta que tengo atada al cuello. Quizás mi situación mejore si se nota que me la puse para cuidar la ropa. Pero lo hago con tanta mala suerte, que quedan al descubierto las manchas anteriores.- ¡Tu camisa del colegio! –escucho. Y al levantar los ojos, veo que toda la sal del frasco vuela sobre mi pecho- ¡Vamos, sácatela! ¡Pronto, antes de que se seque el tomate! 
    Ringo toma distancia. Se acuesta junto a su plato y apoya el hocico entre las manos. Apenas con un movimiento de las pupilas, observa todo lo que pasa.    Finalmente, me quedo así como estoy: en cueros, como dice el tío. Quisiera ir a ponerme una playera o algo, porque comienza a entrar un poco de frío por  la ventana. Pero tengo miedo de que la salsa vuelva a saltar de mi tenedor. Por hoy, no puedo ensuciar nada más. Así que trato de distraerme con la tele. Sin molestar, hasta que todo se olvide. 

Desde esta Aldea felicito a mi querido amigo Carlos Marianidis por la publicación de su más reciente libro y agradezco el generoso envío de esta obra, que estoy segura que es y seguirá siendo muy bien recibida por los jóvenes lectores, padres, maestros y amigos argentinos y de los países que compartimos idioma y sueños de democracia.




viernes, 20 de septiembre de 2013

Canastitas en serie, de B. Traven


En momentos en que se siente más la feroz cercanía de las grandes petroleras dedicadas a la extracción, refinación, distribución, especulación, explotación y saqueo de los recursos del país, con la complicidad de quienes se sienten y asumen sus dueños, me viene a la mente este cuento del misterioso B. Traven (Ret Marut, Traven Torsvan o Hal Croves). Así como Mr. Winthrop hacía sus cuentas y se saboreaba los miles de dólares que iba a ganar a costa del indio tejedor de canastitas, los vendepatrias tratan de convencer a quienes no dudan en llamar necios mexicanos, porque defienden el petróleo, sobre los beneficios que obtendrán si entran los extranjeros a explotar este tesoro nacional. 
Para leer el cuento completo, publicado en el libro Canasta de cuentos mexicanos, haz clic aquí.

Con la cabeza llena de humo llegó por la tarde al pueblecito de Oaxaca. Encontró a su amigo indio sentado en el pórtico de su jacalito, en la misma postura en que lo dejara. Tal parecía que no se había movido de su lugar desde que Mr. Winthrop abandonara el pueblo para volver a Nueva York.
—¿Cómo está usted» amigo? —saludó el americano con una amplia sonrisa en los labios.
El indio se levantó, se quitó el sombrero e, inclinándose cortésmente, dijo con voz suave:
—Bienvenido, patroncito, muy buenas tardes; ya sabe que puede usted disponer de mí y de esta su casa.
Volvió a inclinarse y se sentó, excusándose por hacerlo:
—Perdóneme, patroncito, pero tengo que aprovechar la luz del día y muy pronto caerá la noche.
—Yo ofrecer usted un grande negocio, amigo.
—Buena noticia, señor. Mr. Winthrop dijo para sí:
Ahora saltará de gusto cuando se entere de lo que se trata. Este pobre mendigo vestido de harapos jamás ha visto, ni siquiera ha oído, hablar de tanto dinero como el que le voy a ofrecer. Y hablando en voz alta dijo—: ¿Usted poder hacer mil de esas canastas?
—¿Por qué no, patroncito? Si puedo hacer veinte, también podré hacer mil.
—Tiene razón, amigo. Y cinco mil, ¿poder hacer?
—Por supuesto. Si hago mil, podré hacer cinco mil.
—¡Magnífico! ¡Wonderful! Si yo pedir usted hacer doce mil, ¿cuál ser último precio?
Usted poder hacer doce mil, ¿verdad?
—Desde luego, señor. Podré hacer tantas como usted quiera. Porque, verá usted, yo soy experto en este trabajo, nadie en todo el estado puede hacerlas como yo.
—Eso es exactamente que yo pensar. Por eso venir proponerle gran negocio.
—Gracias por el honor, patroncito.
—¿Cuánto tiempo usted tardar?
El indio, sin interrumpir su trabajo, inclinó la cabeza para un lado, primero; después, para el otro, tal como si calculara los días o semanas que tendría que emplear para hacer las cestas.
Después de algunos minutos dijo lentamente:
—Necesitaré bastante tiempo para hacer tantas canastas, patroncito. Verá usted, el petate y las otras fibras necesitan estar bien secas antes de usarse. En tanto se secan hay que darles un tratamiento especial para evitar que pierdan su suavidad, su flexibilidad y brillo. Aun cuando estén secas, deben guardar sus cualidades naturales, pues de otro modo parecerían muertas y quebradizas. Mientras se secan, yo busco las plantas, raíces, cortezas e insectos de los cuales saco los tintes. Y para ello se necesita mucho tiempo también, créame usted. Además, para recogerlas hay que esperar a que la luna se encuentre en posición buena, pues en caso contrario no darán el color deseado. También las cochinillas y demás insectos deben reunirse en tiempo oportuno para evitar que en vez de tinte produzcan polvo. Pero, desde luego, jefecito, que yo puedo hacer tantas de estas canastitas como usted quiera. Puedo hacer hasta tres docenas si usted lo desea, nada más deme usted el tiempo necesario.
—¿Tres docenas?... ¿Tres docenas? —exclamó Mr. Winthrop gritando y levantando desesperado sus brazos al cielo—. ¿Tres docenas? —repitió, como si para comprender tuviera que decirlo varias veces, pues por un momento creyó estar soñando.
Había esperado que el indio saltara de contento al enterarse que podría vender doce mil canastas a un solo cliente, sin tener necesidad de ir de puerta en puerta y ser tratado como un perro roñoso. Mr. Winthrop había visto cómo algunos vendedores de automóviles se volvían locos y bailaban como ningún indio lo hace, ni durante una ceremonia religiosa, cuando alguien les compraba en dinero contante y sonante diez carros de una vez.
A pesar de la claridad con que el indio había hablado, él creyó no haber oído bien cuando aquél dijo necesitar dos largos meses para hacer tres docenas.
Buscó la manera de hacer comprender al indio lo que deseaba y el mucho dinero que el pobre hombre podría ganar cuando hubiera entendido la cantidad que deseaba comprarle.
Así, pues, esgrimió nuevamente el argumento del precio para despertar la ambición del indio.
—Usted decir si yo llevar cien canastas, usted dar por sesenta y cinco centavos. ¿Cierto, amigo?
—Es lo cierto, jefecito.
—Bien, si yo querer mil, ¿cuánto costar cada una?
Aquello era más de lo que el indio podía calcular. Se confundió y, por primera vez desde que Mr. Winthrop llegara, interrumpió su trabajo y reflexionó. Varias veces movió la cabeza y miró en rededor como en demanda de ayuda. Finalmente dijo:
—Perdóneme, jefecito, pero eso es demasiado; necesito pensar en ello toda la noche.
Mañana, si puede usted honrarme, vuelva y le daré mi respuesta, patroncito.
Cuando Mr. Winthrop volvió al día siguiente, encontró al indio como de costumbre, sentado en cuclillas bajo el techo de palma del pórtico, trabajando en sus canastas.
—¿Ya calcular usted precio por mil? —le preguntó en cuanto llegó, sin tomarse el trabajo de dar los buenos días.
—Sí, patroncito. Buenos días tenga su merced. Ya tengo listo el precio, y créame que me ha costado mucho trabajo, pues no deseo engañarlo ni hacerle perder el dinero que usted gana honestamente. . .
—Sin rodeos, amigo. ¿Cuánto? ¿Cuál ser el precio? —preguntó Mr. Winthrop nerviosamente.
—El precio, bien calculado y sin equivocaciones de mi parte, es el siguiente: Si tengo que hacer mil canastitas, cada una costará cuatro pesos; si tengo que hacer cinco mil, cada una costará nueve pesos, y si tengo que hacer diez mil, entonces no podrán valer menos de quince pesos cada una. Y repito que no me he equivocado.
Una vez dicho esto volvió a su trabajo, como si temiera perder demasiado tiempo hablando.
Mr. Winthrop pensó que, tal vez debido a sus pocos conocimientos de aquel idioma extraño, comprendía mal.
—¿Usted decir costar quince pesos cada canasta si yo comprar diez mil?
—Eso es, exactamente, y sin lugar a equivocación, lo que he dicho, patroncito —contestó el indio cortés y suavemente.
—Usted no poder hacer eso, yo ser su amigo. . .
—Sí, patroncito, ya lo sé y no dudo de sus palabras.
—Bueno, yo tener paciencia y discutir despacio. Usted decir yo comprar un ciento, costar sesenta y cinco centavos cada una.
—Sí, jefecito, eso es lo que dije. Si compra usted cien se las daré por sesenta y cinco centavitos la pieza, suponiendo que tuviera yo cien, que no tengo.
—Sí, sí, yo saber —Mr. Winthrop sentía volverse loco en cualquier momento—. Bien, yo no comprender por qué no poder venderme doce mil mismo precio. No querer regatear, pero no comprender usted subir precio terrible cuando yo comprar más de cien.
—Bueno, patroncito, ¿qué es lo que usted no comprende? La cosa es bien sencilla. Mil canastitas me cuestan cien veces más trabajo que una docena y doce mil toman tanto tiempo y trabajo que no podría terminarlas ni en un siglo. Cualquier persona sensata y honesta puede verlo claramente. Claro que, si la persona no es ni sensata ni honesta, no podrá comprender las cosas en la misma forma en que nosotros aquí las entendemos. Para mil canastitas se necesita mucho más petate que para cien, así como mayor cantidad de plantas, raíces, cortezas y cochinillas para pintarlas. No es nada más meterse en la maleza y recoger las cosas necesarias. Una raíz con el buen tinte violeta, puede costarme cuatro o cinco días de búsqueda en la selva. Y, posiblemente, usted no tiene idea del tiempo necesario para preparar las fibras. Pero hay algo más importante: Si yo me dedico a hacer todas esas canastas, ¿quién cuidará de la milpa y de" mis cabras?, ¿quién cazará los conejitos para tener carne en domingo? Si no cosecho maíz, no tendré tortillas; si no cuido mis tierritas, no tendré frijoles, y entonces ¿qué comeremos?
—Yo darle mucho dinero por sus canastas, usted poder comprar todo el maíz y frijol y mucho, mucho más.
—Eso es lo que usted cree, patroncito. Pero mire: de la cosecha del maíz que yo siembro puedo estar seguro, pero del que cultivan otros es difícil. Supongamos que todos los otros indios se dedican, como yo, a hacer canastas; entonces ¿quién cuida el maíz y el frijol? Entonces tendremos que morir por falta de alimento.
—¿Usted no tener algunos parientes aquí? —dijo Mr. Winthrop desesperado al ver cómo se iban esfumando uno a uno sus veinte mil dólares.
—Casi todos los habitantes del pueblo son mis parientes. Tengo bastantes.
—¿No poder ellos cuidar su milpa y sus animales y usted hacer canastas para mí?

—Podrían hacerlo, patroncito; pero ¿quién cuidará entonces de las suyas y de sus cabras, si ellos se dedican a cuidar las mías? Y si les pido que me ayuden a hacer canastas para terminar más pronto, el resultado es el mismo. Nadie trabajaría las milpas, y el maíz y el frijol se pondrían por las nubes y no podríamos comprarlos y moriríamos. Todas las cosas que necesitamos para vivir costarían tanto que me sería imposible, vendiendo las canastitas a sesenta y cinco centavos cada una, comprar siquiera un grano de sal por ese precio. Ahora comprenderá usted, jefecito, por qué me es imposible vender las canastas a menos de quince pesos cada una.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Juul, de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen

Juul
Gregie de Maeyer
Con ilustraciones de Koen Vanmechelen
ISBN: 978-84-85334-90-2
Edad: desde 10 años

De la Biblioteca Quilmes High Scholl me llega esta recomendación, que no dudo en compartir con los visitantes de esta Aldea, preocupados por los casos de bullying, que desgraciadamente se presentan en todas partes y en todos los niveles escolares. El texto del correo señala: "Juul: maravilloso y terrible libro sobre bullying, de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen. Observen cómo el libro se cierra como comienza, pero si el comienzo es con la tercera persona -es el otro el que relata- el final, es con la primera persona, el propio Juul refiere lo ocurrido".


Publicado por Lóguez Ediciones, podemos enterarnos de lo que hay detrás de esta obra dolorosa pero necesaria:

CONTENIDO:

La historia de Juul tiene su origen en una breve noticia, publicada en un diario belga: Un chico de 13 años se suicida después de haber sufrido vejaciones a manos de otros niños.
El libro de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen, aparentemente duro, es una cálida y comprometida llamada de atención para que los lectores, no solamente niños, reflexionen sobre la crueldad y la violencia que se da entre los propios niños también en España.

Juul es un proyecto pedagógico, en el que han participado instituciones como el Ateneo Técnico de Tongeren (creando las figuras de madera) y el Instituto de Ciencias de la Educación de Hasselt (Limburgo).
La Fundación Municipal de Cultura de Gijón también ha creado su propio proyecto pedagógico partiendo del libro y de las esculturas de Juan Stové, artista gijonés, que ha reproducido las esculturas creadas para esta historia por Koen Vanmechelen (Veáse artículo de Paco Abril nº 111 de la revista CLIJ)

Asimismo ha servido de base para una propuesta teatral del grupo Ultramarinos de Lucas. 

Algunos de los premios obtenidos:
-Eulen des Monats (Bulletin Jugend und Literatur Alemania) Mayo 1997
Luchs, seleccionado por el semanario alemán Die Zeit
Los 7 mejores del mes de mayo de 1997, seleccionados por Radio Bremen
- Seleccionado por la Biblioteca Internacional de la Juventud de Múnich para la exposición itinerante "The White Ravens"
- Mención especial del Premio Catalonia de Ilustración 1997 al ilustrador con su primera obra publicada.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Lectura de cuentos breves, publicados por Benma, en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario de Texcoco


Mañana, sábado 14 de septiembre, Benma Grupo Editorial presentará las colecciones de cuento breve que ha editado. La cita es en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario de Texcoco. El evento se llevará a cabo a partir de las 16:00 horas en el Módulo IV de Talleres de la Sala de Conciertos Elisa Carrillo.

Mónica Pavón, Misra Delgado, otros autores y yo leeremos uno de nuestros cuentos publicados en alguna de las antologías del serial "Estaciones": Primavera, Verano, Otoño e Invierno; de los dos volúmenes publicados hasta la fecha del serial "Pecados": Lujuria y Pereza; así como de las antologías surgidas de los concursos "Voces con vida" y "Cada loco con su tema". Disfrutaremos la lectura dramatizada de cuentos de Luis Popper y Helen Blejerman, a cargo de los actores Alfonso Ramírez y Diego Cuevas.

Las hermanas Arroyo, editoras de Benma Grupo Editorial, Lupita y Elena (Susana en la distancia, desde Australia), nos acompañarán en este evento que promete ser una deliciosa fiesta de letras y amistad.

Para completar la fiesta contaremos con el actor y cantautor Jorge Hernán.

Entrada libre, no falten.

lunes, 5 de agosto de 2013

La ortografía: más que un deber "es un derecho de los ciudadanos libres"


En momentos en que está por discutirse y probablemente aprobarse la iniciativa de gravar con el impuesto al valor agregado (IVA) a alimentos y medicamentos, así como la muy anunciada reforma energética, el secretario de Educación Púbica (SEP) inicia una cacería de brujas por los "más de 117 errores ortográficos" detectados en los libros de texto gratuitos, que están por distribuirse a los alumnos de educación básica a nivel federal.

Siento que le estoy haciendo el juego al secretario al dedicar una entrada más sobre este asunto en este blog (muy abandonado, por cierto). Es claro que cualquier nota que distraiga a los mexicanos de los temas sustantivos abonará la desinformación y probablemente contribuya a que los cómplices de los negocios multimillonarios que están en juego en este momento la tengan más fácil para lograr sus objetivos.

El panorama resulta desolador se le mire por donde se le mire. Entre los temas de actualidad, que verdaderamente afectan el presente y el futuro del país están: el mal manejo de Pemex (no la disminución de las reservas petroleras del país), los términos en que se negociará la reforma energética, en la que está por un lado todo lo que tiene que ver con el petróleo (exploración, extracción, refinación, distribución, investigación, etc.) y por otro, la generación, distribución y precios de la energía eléctrica. Gravar alimentos y medicinas tendrá efectos desastrosos en la clase trabajadora (formal e informal) y en los millones de mexicanos que se sabe sobreviven en pobreza alimentaria y que están en el ojo de los programas de dádivas del gobierno (Cruzada contra el hambre, reparto de despensas y otros recursos en tiempos de elecciones); la imparable violencia que azota al país y la impunidad de los criminales. Igual de preocupante resultan la falta de trabajo, de servicios de salud y de educación y el ascenso de empresas dedicadas al outsourcing, la privatización del sistema de salud y de la educación. Hace falta un transporte público de calidad y seguro. En fin, vivimos en un país en el que la transformación de las ciudades, vía enormes construcciones de plazas y condominios que demandan servicios públicos, son una amenaza para las poblaciones asentadas en zonas en donde no estaba (o aún no está) permitido ese tipo de inmuebles.

Está en juego la soberanía y el futuro del país, pero eso sólo lo ven los catastrofistas, los negativos. Por eso es un alivio saber que los medios de comunicación ponen el acento en lo verdaderamente trascendente y que por eso cubrirán puntualmente, como siempre lo hacen, cada paso que dé la selección mexicana de futbol camino al mundial del año entrante en Brasil, porque imagínense, queridos amigos de la Aldea, la vergüenza que significaría que México no calificara y se quedara en casa. Sin duda las televisoras en donde se transmiten programas de televisión tan comprometidos con los conocimientos y valores del pueblo, como "Cien mexicanos dijieron", "A cada quien su santo" o "Como dice el dicho", así como los noticieros más objetivos y confiables estarán al servicio de la SEP y pondrán el ejemplo con el bien decir, con el buen uso del español y no estarán tranquilas hasta que revelen los nombres de esos "criminales" de la lengua que cometieron 117 errores ortográficos en los libros de texto de educación básica, los juzguen y condenen, porque eso no se puede quedar así.

En la mente de las autoridades educativas del país se ha sembrado el deseo de venganza y este encenderá las antorchas para ir en busca de quienes incurrieron en esas imperdonables faltas de ortografía, porque "la ortografía es un deber pero es más importante señalar que es un derecho de los ciudadanos libres", como bien señaló el secretario de Educación.

Aquí la nota completa publicada en La Jornada En línea:

Investiga la SEP faltas de ortografía en libros de texto

El secretario de Educación Pública reiteró que son un error imperdonable. Pero “más error hubiera sido callarnos”, dijo el funcionario al informar que las investigaciones iniciaron el pasado 18 de julio.
Karina Avilés
Publicado: 05/08/2013 14:44
México, DF. La Secretaría de Educación Pública (SEP) abrió una investigación para dilucidar a los responsables de los 117 errores ortográficos en los libros de texto gratuitos, anunció el titular de la dependencia, Emilio Chuayffet.
El funcionario dio a conocer que para subsanar estas deficiencias, se entregarán manuales a los profesores para realizar las correcciones pertinentes en dichos textos de manera directa en los salones de clase.
En el marco de la firma del convenio con la Academia Mexicana de la Lengua (AML), quien realizará la revisión de estos libros, ratificó que las faltas ortográficas son un error imperdonable, pero “más error hubiera sido callarnos”.
Así, reveló que desde el día en que dio a conocer estas fallas, el pasado 18 de julio, iniciaron las investigaciones correspondientes. Cabe recordar que las modificaciones a los libros de texto realizadas como parte de la Reforma Integral de Educación Básica se realizaron con el yerno de la ex lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo, Fernando González Sánchez, como subsecretario de ese nivel educativo en la administración de Felipe Calderón.

Emilio Chuayffet indicó que la ortografía es un deber pero es más importante señalar que es un derecho de los ciudadanos libres.

Tres siglos de la Real Academia Española


300 años escribiendo con buena letra

Un reducido grupo de ilustrados fundó la Academia en 1713
Buscaban dotar a la lengua española de un diccionario que estuviese a la altura de otros idiomas
Tentaciones de verano
TEREIXA CONSTENLA

Al principio fue el honor. Al marqués de Villena, y sus siete amigos de tertulia, les escocía que la decadencia política contaminase el reino de las palabras. Invariablemente en cada sesión que celebraban en el palacio de la madrileña plaza de las Descalzas acababan asomados al vacío: España carecía de un diccionario digno de su lengua. Lo tenían Francia, Italia, Inglaterra y Portugal. Pero el país que había esparcido su idioma por todo un continente en los siglos anteriores no tenía un inventario que ayudase a distinguir el grano de la paja, una obra que fijase el retrato-robot de una lengua que venía de días de gloria (el XVII) y que corría el riesgo de despeñarse hacia la insulsez o el deterioro si nadie la documentaba.

Lo inusual es que llevaron su idea a la práctica. Y el 3 de agosto de 1713, en su tertulia del palacio de Villena, los ocho amigos, reforzados con tres integrantes nuevos, levantaron un acta pragmática —en ella establecen las tareas que han de acometer y cómo han de hacerlo para redactar el Diccionario de autoridades— que se considera el acta fundacional de la Real Academia Española. Hoy se cumplen 300 años de aquella sesión quijotesca. ¿O no rozaba lo imposible el afán de aquellos 11 ilustrados sin especial formación lingüística?

Lo hicieron. Una proeza en tan solo 26 años, en palabras de Fernando Lázaro Carreter, que dedicó su discurso de ingreso en la RAE en 1972 a la aventura iniciada por Villena y compañía. “Este ‘tan solo’ alude al hecho de que la Academia Francesa tardó 65 en desempeñar una tarea de alcance mucho más limitado. Seis copiosos volúmenes, con un total de más de 4.000 páginas, en cuarto mayor, fueron el resultado de esa acción, una de las más esforzadas de que pueda ufanarse la cultura española”, elogió el filólogo que permaneció al frente de la RAE seis años.

Su publicación con 42.000 palabras fue, en opinión del actual director, José Manuel Blecua, “el momento de más éxito” de la Academia, que en menos de un siglo materializa obras notables: el Diccionario de autoridades (llamado así por los ejemplos que acompañan a los vocablos), la Ortografía, la Gramática y el Diccionario chico (el de autoridades sin autoridades). “El actual es heredero directo de aquel de 1780”, señala el secretario actual, Darío Villanueva. En 2014 se publicará la versión vigésimo tercera. Villanueva lo ve “el final de un ciclo”, teniendo en cuenta la dependencia de la inmediatez que ha propiciado la cultura tecnológica.

Nada que se cuestionaran aquellos fundadores que aún debieron aguardar un tiempo hasta su confirmación. El Consejo de Castilla bloqueó la bendición del rey —la razón más benigna era la duda sobre su capacidad para redactar el diccionario— hasta donde pudo, pero finalmente Felipe V, el francés que había desembarcado en el trono español tras una guerra larga, la autorizó mediante una cédula real el tres de octubre de 1714. Cuando se aprueben los estatutos, la Academia pasará a contar con 24 miembros.

El lema, con una abeja sobre flores, estuvo a punto de ser: Aprueba y reprueba

“Los fundadores son un grupo de novatores, un título despectivo para referirse a los reformistas que se dan cuenta de que España necesita abrirse a Europa, superar la escolástica y tener una historia crítica”, señala Víctor García de la Concha, que ultima una historia de la institución que dirigió 12 años. “En muy poco tiempo”, prosigue, “aunque a ellos les pareció mucho, estos hombres que no eran lexicógrafos ni tenían archivos crean el diccionario”.

Contra viento y marea. Aunque alguno de los paladines de la lengua se desplazase en mula. Darío Villanueva recuerda un acta de 1726 donde se plasman las desgracias de Fernando del Bustillo: “Escribe que ha estado 50 días en la cama con dolores causados por gota, que no puede apoyar los pies y que además se le ha muerto la mula y pide ayuda para comprar otra que le permita ir a las reuniones de los jueves”.

De los tiempos en los que las sesiones se celebraban en los domicilios de sus directores (el marqués de Villena y sus descendientes o José de Carvajal y Lancáster, hasta 1754 no lograron un departamento cedido por Fernando VI en la Real Casa del Tesoro) arrancan tradiciones perpetuadas hasta hoy: los plenos de los jueves, el tratamiento de “excelentísima” o las votaciones secretas. En una de ellas se eligió el emblema: el crisol con la leyenda “Limpia, fija y da esplendor”. Un lema que no suscitó aplausos universales, aunque los críticos tal vez se replegaron al descubrir que rivalizó con una abeja volando sobre un campo de flores con la leyenda “Aprueba y reprueba”.

Benavente creía que el ingreso abría la puerta a la muerte y no a la inmortalidad

Lo que no se remonta a los orígenes son los discursos de ingreso. “Comienzan en el XIX, cuando se hace casi una refundación con el afán de acercarla a la sociedad. Hasta entonces los nuevos se incorporaban en una sesión normal. A partir de 1847 se le quiere dar mayor solemnidad y se organizan con un discurso público y uno de contestación”, señala Pedro Álvarez de Miranda, que dedicó el suyo en junio de 2011 a glosar los de otros.

Los hubo en verso (José Zorrilla y José García Nieto) y... no los hubo por voluntad del electo: Miguel de Unamuno o Antonio Machado (“fue elegido en 1921, hizo un intento para escribir el discurso pero no lo concluyó, es difícil imaginarlo embutido en un frac”). Ninguno llegó a la altura de Jacinto Benavente, cuya relación con la RAE frisó la patología. “Decía que el ingreso de la Academia, en lugar de proporcionar la inmortalidad, aceleraba la muerte. Se dirigió a la RAE para indicar que no quería ingresar. Finalmente lo hicieron académico honorario”, detalla Álvarez de Miranda. Un académico es para siempre. Así lo constató el actor Fernando Fernán Gómez, cuando ofreció sin éxito su sillón a Víctor García de la Concha después de que sus piernas hubieran “ganado la batalla” hasta impedirle acudir a las sesiones.

Guste o no a quienes gobiernen el sillón es vitalicio. Pero la institución ha penado por ello y no siempre ha logrado frenar las embestidas. La académica Carmen Iglesias, comisaria de la exposición La lengua y la palabra. 300 años de la RAE, que se inaugurará el 26 de septiembre, señala que “las verdaderas intervenciones del poder político se dieron en regímenes autoritarios o con dictadores”.

Ocurrió con Fernando VII, que ordenó expulsar a los afrancesados; con Miguel Primo de Rivera, que impuso académicos regionales y trató de vetar a Niceto Alcalá-Zamora, y con Franco, que en 1941 envió una lista con los que no deben estar. “La RAE tuvo la dignidad de resistir las presiones del régimen para cubrir las vacantes de los cinco académicos exiliados”, indica Álvarez de Miranda. La entereza de la institución se coronó con una histórica sesión, el 3 de mayo de 1976, cuando Salvador de Madariaga, uno de esos desterrados, leyó su discurso de ingreso cuarenta años después de su elección.

Carmen Conde, primera académica, entre Gonzalo Torrente Ballester y Manuel Terán en su ingreso.
MARISA FLÓREZ

Donde la historia de la Academia desluce es en su relación con las mujeres. Las académicas han entrado con cuentagotas (nueve, la última electa es Aurora Egido) y solo a partir de 1978 con la poeta Carmen Conde. “Es el reflejo de un fenómeno general de la sociedad, donde la mujer se encuentra en una situación de discriminación”, esgrime Blecua. Los deslices más sonados se cometieron con Emilia Pardo-Bazán, que se postuló para entrar (lo propio de aquellos días del XIX) sin ningún éxito, y con María Moliner, que perdió la votación frente al filólogo Emilio Alarcos. “No me atrevo a decir que fue una injusticia pero fue una lástima que no se hubieran presentado por separado. Si no hubiera enfermado en sus últimos años creo que sus valedores la habrían convencido para presentarse otra vez”, aventura Álvarez de Miranda, que en descargo de la española recuerda que la primera académica francesa fue Marguerite Yourcenar en 1981.

Mirando atrás, la Academia puede considerar su misión cumplida. Lleva inventariando el español tres siglos. Incluso sorteó el riesgo de la fragmentación idiomática en un contexto tan delicado como el de la fragmentación política del XIX. Víctor García de la Concha recuerda que, tras los procesos de independencia, se dio “un intento de ruptura de la unidad de la lengua para definir el español de América frente al español de España”. Él defiende que uno de los mayores servicios de la RAE fue la habilidad para salvar aquella amenaza tendiendo la mano de igual a igual a las jóvenes naciones con el nombramiento de académicos correspondientes que luego fundaron sus respectivas instituciones, germen de la actual política panhispánica de la casa. “Hay que salvaguardar la lengua siempre como un espacio de diálogo”, proclama García de la Concha. Durante un tiempo las palabras fueron el único puente entre la vieja potencia y sus antiguas colonias.

jueves, 18 de julio de 2013

La ortografía (o su ausencia) en libros de texto de primaria


De acuerdo con la nota publicada en La Jornada en Línea con el encabezado "Admite Chuayffet errores “imperdonables” en libros de texto de primaria", el secretario de Educación Pública explicó que a pesar de que los libros de primaria, así en general, presentan al menos 117 faltas ortográficas, los alumnos de primaria tendrán que usarlos durante el próximo ciclo escolar debido a que la impresión de los libros se inició durante los últimos meses  del gobierno anterior por lo que el actual se vio imposibilitado de detener la publicación y corregir los errores.

El mensaje que envía la máxima autoridad educativa del país es que más vale distribuir a tiempo que hacerlo bien. Por otro lado, el desprecio por la ortografía es evidente en este caso, porque aunque se reconozca que el error es "imperdonable" en la práctica no lo es tanto debido a que autores, editores, correctores, dictaminadores y todos los responsables de la elaboración de los libros verán circular su obra sin importar que los estudiantes registren como válida toda la información. Total, a ver quién es capaz de detectar esas "al menos 117 faltas de ortografía", que aparecerán repetidas por millones en los más de 255 millones de ejemplares.

Sobre contenidos no se dijo nada en esta ocasión. Habrá que esperar qué descubren los investigadores y especialistas en las materias que se imparten en el nivel básico.

En la misma nota de La Jornada en Línea, el secretario señaló que "la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), encargada de la impresión de los ejemplares, nada tuvo que ver en los errores, sino la falta se dio en la redacción de los libros, los cuales no estuvieron sujetos a revisión". Ciertamente, la Conaliteg imprime lo que fue aprobado por los comités dictaminadores que revisan o deben revisar todo el contenido de cada libro. Por lo menos así fue cuando participé como autora de libros de texto de Formación Cívica y Ética para secundaria hace siete años.

El secretario "aseguró que este tipo de errores imperdonables no volverá a ocurrir, toda vez que se ha solicitado a la Academia Mexicana de la Lengua Española (sic), que un grupo de miembros se encargue de revisar cada uno de los textos que se incluirán en las próximas ediciones de libros gratuitos".

Sin duda sería un acierto que la Academia Mexicana de la Lengua (sin lo de "Española") participe pero no como correctora de estilo sino como entidad responsable del buen uso de la lengua escrita.

Ahora que si la Secretaría de Educación Pública se quiere ahorrar los honorarios de editores y correctores profesionales y debido a que en la nota no se especifica en qué libros y en dónde se detectaron las faltas de ortografía, sería interesante que aprovechara que ya hubo alguien que detectó esos "al menos 117 errores ortográficos" y convocara a un concurso a nivel nacional para que maestros, alumnos y padres de familia los cacen y divulguen para que los millones de alumnos que estudiarán con esos libros de texto aprendan de los errores y no los reproduzcan. 



domingo, 2 de junio de 2013

La diversidad cultural de México: Lenguas indígenas nacionales

Mapa La diversidad cultural de México: Lenguas indígenas nacionales

De acuerdo con la actualización del Catálogo de Lenguas Indígenas Nacionales, existen en México once familias lingüísticas, 68agrupaciones lingüísticas y 364 variantes dialectales.

Con motivo de la presentación del mapa La diversidad cultural de México: Lenguas indígenas nacionales, Javier López Sánchez, director general del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), informó que este mapa es la primera actualización del Catálogo, en el cual se incluyen lenguas que no habían sido reportadas en la versión anterior, como el apayaco, ku´al, teko, texistepequeño, sayulteco, oluteco y el cochimí, reportada como una lengua desaparecida desde el siglo XX.


En este mapa se actualizó la forma de escribir el nombre de cada una de las lenguas indígenas de acuerdo con las normas establecidas al momento.

López Sánchez señaló "que la desaparición de una lengua indígena, y por lo tanto de un pueblo indígena o de una gran parte de su cultura, es una enorme pérdida para la humanidad, pues desaparece una visión de la vida, una manera de entender y relacionarse en el mundo y con la naturaleza".

Agregó, de acuerdo con la nota publicada en la página del Instituto, que "en el INALI se tiene claro que para el 2018, con base en el Plan Nacional de Desarrollo, se habrá reforzado la enseñanza de las lenguas indígenas en todos los niveles educativos, con énfasis en regiones con lenguas en riesgo de desaparición".

Este mapa es resultado de la convergencia de esfuerzos interinstitucionales entre la Dirección General de Culturas Populares, el INALI, y todas las instituciones que conforman el Movimiento Nacional por la Diversidad Cultural de México.

Vale la pena reproducir las palabras del director general del Inali, consignadas en el periódico La Jornada, quien "explicó que la información que contiene el mapa representa una herramienta fundamental para conocer la diversidad lingüística del país. Asimismo, da respuesta a las preguntas ¿cuántas lenguas indígenas hay en México? Y ¿dónde están?, aunque falta por responder ¿cuál es la salud de las mismas?".



lunes, 22 de abril de 2013

Acercar los libros a los lectores: un acto de paz y amor

La señora de los libros
Heather Henson, Ilustrado por David Small,
Editorial Juventud, España, 2011

Las experiencias de bibliotecas móviles, relatadas por sus creadores u operadores siempre conmueven a quienes las conocemos. En diversas partes del mundo hay personas que no sólo reconocen el papel fundamental que juegan los libros en la educación (en su sentido más amplio) de niños y adultos sino que le imprimen todavía más valor al acercarlos a comunidades apartadas, en donde quizá en lo último que se piense es en leer por placer, por trascender fronteras temporales y físicas y adentrarse en historias que enriquecerán y diversificarán la visión del mundo.

Recuerdo que durante un seminario de literatura infantil y juvenil una de las ponentes relataba una anécdota, que palabras más o menos contaba el arribo de un joven, con toda la facha de delincuente, al vehículo destinado como biblioteca ambulante. Este joven comenzó a ver con cierta indiferencia los títulos exhibidos. Ninguno llamaba su atención hasta que se topó con uno en cuyo título aparecía la palabra "crimen". Lo hojeó y dijo: "me interesa, me lo llevo". La responsable de la biblioteca le preguntó el nombre y domicilio al joven, con la intención de llenar la ficha de préstamo, pero éste la ignoró. Hizo un movimiento más o menos discreto para mostrarle un arma. Ella no insistió, aunque cuando ya había bajado del vehículo le recomendó regresar el libro en cuanto terminara de leerlo. El chico no la miró siquiera. Semanas después, cuando casi había dado por perdido el libro, el chico regresó para devolverlo y llevarse otro, ahora de detectives.

¿Habrá cambiado la vida de ese joven? Seguramente sí, en cuanto a lectura se refiere. De sus actividades y conducta sería aventurado decir cualquier cosa.

Sobre ruedas, con vehículos automotores gigantescos o compactas furgonetas, en embarcaciones, con la complicidad de caballos o dos burros, los libros, gracias a las bibliotecas móviles, llegan para encontrarse con lectores potenciales, a quienes seguramente les cambiará, aunque sea un poco, la vida.

La señora de los libros es una libro ilustrado por David Small y escrito por Heather Henson, en el que por medio de una nota de la autora nos enteramos que 
este libro está inspirado en una historia real: la valiente labor de las bibliotecarias a caballo, conocidas como las señoras de los libros en los Apalaches de Kentucky...
El Proyecto de la Biblioteca a Caballo se fundó en los años treinta del siglo XX, en el contexto del New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt, con el fin de acercar los libros a zonas aisladas, donde había pocos colegios y ninguna biblioteca... 
En Kentucky, los lechos de los riachuelos y los senderos acabaron por convertirse en carreteras. Los caballos y las mulas dejaron paso a los bibliobuses, que son las bibliotecas ambulantes que siguen existiendo hoy. Bibliotecarias y bibliotecarios entregados a su tarea siguen llevando libros a quienes los necesitan.
Como parte de un programa institucional, como una iniciativa personal que beneficie a personas de la comunidad, como padres de familia, llevar los libros a quienes los necesitan y aun a quienes todavía no saben que los necesitan es un maravilloso acto de amor, generoso y con un efecto verdaderamente positivo en quienes participan en él.

Porque la letra con amor entra

¡Feliz Día del Libro!





jueves, 11 de abril de 2013

José Luis Sampedro, economista, escritor y humanista, atravesó la última frontera


Quizá muchos dirán, y con razón, que cuando nos enteramos de la muerte de una gran  persona, de un ser humano en toda la extensión de la palabra, es cuando volvemos la mirada para ver de quién se trataba y qué obra dejó a su paso, y quizá, después de echar una ojeada al librero, a Wikipedia y a otros sitios en línea en donde se haga referencia a la persona y a la obra, una lágrima se asome y sintamos el dolor ante lo definitivo de su muerte pero demos gracias al cielo porque con su trabajo ganó su pasaporte para la eternidad.

Es probable que no tengamos idea  o no nos demos tiempo para pensar en la cantidad de personas fuera de serie que hacen mucho bien por el mundo en diferentes disciplinas y actividades humanas, algunas conocidas y reconocidas, muchísimas anónimas. ¿Será porque es más fácil enterarnos y sabernos afectados por la obra y la vida de personajes nefastos , odiosos y de triste y deleznable fama?

Esta reflexión viene a colación por la reciente muerte de José Luis Sampedro, quien deja vacía una silla en la Real Academia Española y un vacío enorme en la lucha indignada frente a los sinsentidos y barbaridades que los desgobiernos han recetado a los pueblos trabajadores de diferentes partes del mundo. Al parecer las medidas surgidas en los círculos financieros de un mundo globalizado, aparentemente sin fronteras, no reconoce límites y siembra injusticia, hambre, desesperanza por doquier.

El paso de José Luis Sampedro por este planeta fue largo. Noventa y seis años significan una vida larga y plena. Fue una vida lúcida, congruente, defensora de derechos como la  justicia y la libertad, incluida la de expresión, pero sobre todo la de pensamiento, hasta el final. Es una bendición que su vida se haya prolongado y su final haya llegado sin tener que enfrentar penosos trances hospitalarios.
Su viuda Olga Lucas contó sus últimos momentos: "Nos dijo que quería beberse un Campari. Así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato se murió".
José Luis Sampedro (Barcelona, 1 de febrero de 1917. Madrid, 7 de abril de 2013), economista, humanista, escritor y activista, nos legó su credo personal:
Creo en la Vida Madre todopoderosa
creadora de los cielos y de la Tierra.
Creo en el Hombre, su avanzado Hijo
concebido en ardiente evolución
progresando a pesar de los Pilatos
e inventores de dogmas represores
para oprimir la Vida y sepultarla.

Pero la vida siempre resucita
y el Hombre sigue en marcha hacia el
mañana.

Creo en los horizontes del espíritu
que es la energía cósmica del mundo.
Creo en la Humanidad siempre ascendente.
Creo en la vida perdurable.
Amén.
J.L.S.

Los discursos de Sampredro son extraordinarios, claros, amenos, ilustrativos. El de ingreso a la Real Academia Española, el 2 de junio de 1991, titulado "Desde la frontera" nos da muchas pistas de lo que había sido la vida de quien se declaraba "fronterizo, pues si bien me llevaron a esa orilla las corrientes de la vida, muy pronto mi voluntad se instaló a gusto entre gentes alerta, con ganas de vivir". Dejo aquí un fragmento, pero bien vale la pena tomarse su tiempo para leerlo completo en la página de la RAE:

Mi mundo está como fronterado, que diría quizás un maestro de armas, con los muros, las banderas, la piel, las palabras. Las palabras, cierto: cada una puede ser frontera: el «aquí» se aparta del «allá»; el «gato» es la divisoria frente a todo lo «no-gato». Pero sería desmedida tentación la de extenderme acerca de la palabra ante vosotros, que tanto más sabéis de ella. Sólo la reverenciaré de pasada como proeza suprema del hombre —único animal que habla— y recordarla dotada, como todas las fronteras, de precisión clarificadora y, a la vez, de ambigüedad; pues en el continuo de la realidad todo tajo conceptual es artificioso y no es tan clara la diferencia entre el «gato» y el «no-gato». «Voces hay tan dudosas y ambiguas» —escribía el Padre Sigüenza encomiando al San Jerónimo traductor— «que hacen disentir unos de otros», y así es como cada texto tiene varias lecturas y su valoración cambia con el tiempo.

Con palabras se construyen las fronteras en el mundo de la literatura, donde se desenvuelve la novela, alzada sobre el filo mismo de la realidad y la ficción porque participa de ambas. Oponer lo novelesco a lo real, ya se ha dicho, sólo alcanza a ser una interpretación, pues la novela despliega la inapelable verdad de su autor, que la ha vivido al crearla, para que se haga verdad también en los lectores. Por eso los grandes personajes de ficción resultan más reales e influyen más en nosotros que muchos seres de carne y hueso.

Fronteras, en fin, de todas clases: geográficas, históricas, biológicas, sociales, psicológicas... Todas partiendo y acuchillando el continuo multidimensional que nos envuelve, para facilitarnos nuestra instalación en él, para permitirnos una interpretación de lo que sería un caos; es decir, un orden que no comprendemos. Todas permitiendo diferenciar, pero sin que puedan confundirse con los límites.
No, no confundamos fronteras y límites, de los que luego hablaré, aun cuando haya quienes lo entiendan así. Nunca caí en esa confusión, ni siquiera cuando la vida me llevó, en mi recién estrenada profesión, a una aduana marítima. A primera vista parece no haber frontera más evidente sobre el planeta, pues en las aguas el hombre perece, sin aire para su vida. Finis terrae se ha llamado más de una vez a esa frontera, como si fuera un límite. Pero a mí, frente al océano, los ojos y el pensamiento se iban a la lejanía, sobrepasando la orilla. El mar es como la dulce llama de la chimenea: nos lleva a un más allá, nos sorbe la imaginación, se disfraza de figuras y sugerencias. Como en nuestra divisa columnaria, un Plus Ultra planeaba sobre mis contemplaciones y así como la brisa marina penetraba en la tierra adentro, así también mi ánimo trascendía la bien recortada línea de la orilla, frontera pero no límite. El mar no era confín ni barrera sino la más ancha de las aperturas a la libertad.
Leer a José Luis Sampedro, verlo y escucharlo en los distintos videos que circulan en la red, ver lo que escriben sobre él periodistas y blogueros, como mi amiga LolaMU, honrará su memoria y tal vez nos hagan ver y vivir el mundo, la vida y, llegado el momento, la muerte de manera diferente.