domingo, 6 de septiembre de 2015

La escuela está llena de sorpresas como una Schultüte

Niña con su Schultüte, abril de 1953 
Querida Lena:

En unas horas tú y la mayoría de los niños europeos iniciarán un nuevo ciclo escolar. Estoy segura de que tú llegarás muy feliz, después de la hermosa fiesta de bienvenida a la escuela que tuviste el sábado pasado, también estoy segura de que aprovecharás tus clases, la convivencia con tus compañeros y las instalaciones de tu escuela. Ahora me pregunto si los demás niños, los miles que iniciarán el primer año, lo harán contentos, después del periodo vacacional. ¿Qué los motivará a levantarse temprano y realizar todo el ritual previo a la entrada a clases? ¿Habrá sorpresas en el aula, quizá caras nuevas entre compañeros y maestros?

Recuerdo que hace varios años, la primera vez que fui a visitar a tus abuelos (y a tu papá y a tu tía), me llamó mucho la atención que en todas las tiendas departamentales vendían unos cucuruchos de papel decorados con personajes de caricaturas del momento, como las Chicas Superpoderosas, los tradicionales de Disney o con estrellas, dinosaurios, carros, flores y una variedad colorida de diseños. Esos cucuruchos, me contó Clemen, se llenan de dulces y regalos que los niños reciben en su primer día de escuela. Tu papá y luego tu tía, así como tu mamá y tu abuelo, también recibieron uno cuando entraron a primer año.

Te platico que esta tradición se remonta, de acuerdo con lo que leí en Wikipedia, a 1810. Nació hace 205 años en Sajonia y Turingia (puedes buscar estos lugares en un mapa) y poco a poco se fue extendiendo por otras ciudades alemanas. Actualmente se acostumbra regalar este cucurucho o cono decorado y repleto de sorpresas a los niños que inician la educación básica, en Austria, República Checa y en algunas regiones de Polonia.

Es curioso saber que esta tradición tan alemana surge inspirada por la piñata mexicana, seguramente la clásica estrella, con sus picos decorados con papeles brillantes, que guarda en su interior frutas y otros obsequios. Estos cucuruchos, como bien sabes, se llaman Schultüte. A los niños de la antigüedad les decían que "crecían" en el Schultütebaum (árbol de los cucuruchos  o bolsas de la escuela), que colgaban de las ramas de ese árbol tan especial y cada uno ostentaba el nombre de los alumnos. Los frutos de este árbol estaban listos para ser cosechados, por los niños, el día de su ingreso a la Grundschule (escuela básica). Estos conos simbolizan las sorpresas que los niños encontrarán en la escuela, pues así como no saben lo que hay dentro del cucurucho, tampoco tienen idea de lo que irán descubriendo día a día en la escuela. Deseo de todo corazón que todo sea muy bueno.

Hoy en día la Schultüte puede ser comprada en tiendas departamentales, en la sección de útiles escolares, o diseñada y elaborada por los padres o padrinos de los pequeños.

En más de dos siglos de tradición se sigue obsequiando a los pequeños dulces y objetos prácticos relacionados o no con la escuela. Según me cuenta tu Oma el contenido clásico incluye, además de golosinas y juguetes, útiles escolares, entre ellos, un ábaco (el más antiguo instrumento de cálculo), para que los niños conozcan un objeto que sus abuelos usaron para realizar operaciones aritméticas y que actualmente se usa en varios lugares de gran desarrollo tecnológico como Japón; un reloj despertador, para que tengan siempre presente la puntualidad, el valor del tiempo propio y de los demás, aunque para fines prácticos un reloj sirve para ver cuánto tiempo queda de clase, cuánto falta para el recreo y el fin de la jornada. Los padres o padrinos, encargados de llenar este cucurucho de sorpresas pueden incluir otros objetos de su interés, que simbolicen su gusto por algunas materias que cursarán en la escuela. Así habrá quienes reciban libros temáticos, dibujos de mapas, esquemas, instrumentos musicales, brújulas, entre muchos otros. Aunque casi todos podrán tener una pelota, un estuche de pinturas y materiales de dibujo y, algunos, un limón. ¿Un limón? ¿Tú recibiste un limón? Como todo el mundo sabe el limón es agrio y, como todos todos los adultos sabemos, hay días agrios, ya sea porque algún compañero o maestro o alguna situación o un error cometido nos echó a perder el rato o hasta el día, no está de más que los niños sepan que entre las sorpresas puede haber alguna que no sea tan dulce como quisieran. Si tuviste un día agrio platica con tu mamá, con tu papá, con tus abuelos, con tu hermana, con tu tía, con tus amigos, probablemente después te sentirás mejor. Nunca te quedes con el enojo. Si algo malo ocurrió en tu escuela será mejor que lo platiques.

Es probable que en los cucuruchos actuales se incluyan calculadoras, tabletas y otros dispositivos electrónicos, al fin y al cabo los pequeños de entre seis y siete años son nativos digitales para quienes las tecnologías de la información y la comunicación son cosa de todos los días. ¿Tú recibiste algún regalo de este tipo?

La escuela para los niños como tú, alemanes, austriacos, checos y polacos estará llena de sorpresas, todos los días tendrán mucho que aprender. Convivirán con pequeños de la misma edad, cuyos padres y abuelos tienen historias, orígenes, costumbres, tradiciones y gustos diversos. Ojalá que este inicio de ciclo escolar sea tan hermoso como tu Schultüte.

Te abrazo con mucho cariño.

Tante María