jueves, 30 de septiembre de 2010

Recorte al presupuesto de cultura


Integrantes de la comunidad intelectual repudian la propuesta de Calderón
Disminuir recursos a la cultura provoca un grave atraso
Más que dañar al CNCA, afecta al pueblo mexicano, asevera la crítica de arte Raquel Tibol
Taibo II subraya la fascinación del gobierno por los espectáculos huecos, porfirianos"

C. Paul, M. Rodríguez, A. Flores y R. Martínez
Periódico La Jornada
Jueves 30 de septiembre de 2010, p. 3
Recortar recursos a la cultura es provocar un atraso, un grave error, más aún con la violencia que se vive, consideran integrantes de la comunidad intelectual al enterarse que, por cuarto año consecutivo, el gobierno de Felipe Calderón prepara una disminución al presupuesto del subsector cultura de 2 mil 538 millones de pesos.
Raquel Tibol, Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II, Juan Bañuelos, Guillermo Tovar de Teresa y Antonio Ortiz Gritón, entre otros, critican los sueldos excesivos de los funcionarios federales, una vergüenza ante el castigo presupuestal a la cultura, así como los gastos onerosos de los festejos bicentenarios y comentan que lo ideal sería que entre todos los intelectuales se esbozara un programa para planear cómo se distribuye el presupuesto.
De aprobar la Cámara de Diputados la propuesta para el gasto público de 2011, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) deberá subsistir con un recorte de 42 por ciento, esto es, 2 mil 100 millones de pesos.
Las principales afectaciones serían para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), con una reducción de 19.1 por ciento y del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), con 12.1.

Nota completa

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nosotros somos Dios, de Wilberto Cantón. Invitación al teatro


Mi amiga, la escritora y actriz Mónica Pavón, me envía esta invitación que comparto con los visitantes de esta Aldea:

Nosotros somos Dios de Wilberto Cantón (a cuyo elenco me acabo de integrar), se trata de una de las grandes joyas de la dramaturgia mexicana y, sin duda, la mejor obra que se ha escrito sobre la Revolución Mexicana, aunque es mucho más importante la parte humana de la trama: la forma en que aborda las relaciones entre padres e hijos, entre el poder y el pueblo, entre la familia y el Estado, así como "el Deber". Una puesta en escena de Hernán Producciones que vale mucho la pena y a la cual estoy muy orgullosa de haberme integrado.

La función es este sábado 2 de octubre a las 16:30 horas en el Teatro Wilberto Cantón de la SOGEM: José María Velasco 59 (a dos cuadras de Insurgentes y a una de Barranca del Muerto), Colonia San José Insurgentes, Delegación Benito Juárez, México D.F.

Reparto: Sergio Márquez, Andrés Gutiérrez, Fernando Estrada, Laura Jaimes, Mónica Pavón, Nacho Rodríguez, Martín Ledezma y Terence Strickman.
Dirección: Armando Hernán
Nosotros somos Dios

Escenario único

Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX vieron crecer, en la Ciudad de México, un barrio—una "colonia," como aquí  se dice—representativa de la nueva burguesía, con pretensiones de aristocracia, que surgía al amparo del gobierno "porfirista": la colonia Juárez, imitación rastacuera y pintoresca de un "quartier" de París.
En los días que vivimos, esta zona ha perdido ya su carácter residencial; su paz fue destruida por la invasión del comercio elegante y su unidad arquitectónica por la construcción de numerosos edificios de arquitectura "funcional" que aprovechan, elevándose en altura, el creciente encarecimiento del terreno.
Pero en la época en que se desarrolla la acción de esta pieza (1913-1914), la colonia Juárez estaba en plena lozanía, sus casas (techos altos, ventanas esbeltas, fachadas de cuidadosa ornamentación rematadas por la típica, negruzca buhardilla parisién que esperaba en vano la nieve que nunca caía del clemente cielo); sus calles, que ya tenían hilos telefónicos y eran cruzadas ya por automóviles; su situación relativamente alejada del centro de una ciudad todavía pequeña y con aire provinciano, reverso de la brillante medalla que hoy relumbra orgullosa con sus seis millones de habitantes, sus larguísimas avenidas, sus viaductos, sus pasos a desnivel, sus jardines y sus fuentes; todo en ella hablaba de la riqueza de sus moradores y del "progreso" habido en treinta años de paz, progreso superficial y ficticio del que se beneficiaban unos cuantos privilegiados, cuya ilusión caería por tierra cuando la Revolución mostró la verdad de un pueblo oprimido, hambriento y colérico.

En la colonia Juárez—donde hasta la mexicanidad del apellido que ostenta fue traicionada al bautizar sus calles con nombres europeos: París, Havre, Berlín, Sevilla, Lisboa, etc.—estaba el "chalet" que construyó don Justo Álvarez del Prado, próspero abogado a quien recurrían nacionales y extranjeros cuando traían entre manos algún asunto que requiriera "influencias."

Don Justo tenía las mejores relaciones; las puertas de los palacios más estrictos se le abrían y en no pocas oficinas encumbradas tenía derecho de picaporte. Su fortuna nació y creció a la sombra protectora de don Porfirio, de quien se rumoreaba que no sólo era amigo sino pariente y hasta consejero; pero su despacho no decayó durante el "maderismo"; no sufrió en sus negocios reveses ni en sus bienes mengua.

Al llegar al poder el general Victoriano Huerta—después de los asesinatos de Madero y Pino Suárez—fue llamado a ocupar una cartera en el Gabinete Presidencial, en recompensa a los buenos oficios que realizó para el entendimiento secreto entre aquél y Félix Díaz, en los aciagos días de la Decena Trágica.

Lo que el espectador ve de la casa de don Justo es un salón interior muy amplio, alto de techos, las paredes tapizadas con papel de tonos sombríos, un gran arco al fondo comunica con un pasillo que a su vez tiene salida a la terraza (por el fondo también), al vestíbulo (por la izquierda). En primer término, a izquierda y derecha, sendas puertas.

Los muebles, de caoba y brocado, son los de rigor: sofá, sillones, sillas, jugueteros llenos de finas porcelanas; sobre una mesita hay un teléfono; en las paredes, retratos de familia, copias de cuadros académicos y un espejo en cuyo marco sonríen angelotes dorados. Al centro de la habitación cuelga un gran candil de prismas. En la ventana y en las puertas, cortinas de terciopelo.

Izquierda y derecha, las del espectador.

Seguir leyendo aquí.

lunes, 27 de septiembre de 2010

La radio se renueva, adapta a las nuevas tecnologías y alimenta la nostalgia



Hay un medio que durante toda mi vida ha ocupado un lugar muy especial: la radio. Incluso ahora que soy una enamorada y convencida de las maravillas de las nuevas tecnologías, particularmente internet, reconozco en la radio una enorme capacidad de renovarse, adaptarse y convivir con y en ellas, aunque no por eso ha renunciado a alimentar la nostalgia de quienes, por ejemplo, crecimos con un pequeño radio de transistores pegado a la oreja, mientras los demás veían televisión.

La historia individual está asociada a voces, géneros periodísticos y musicales, programas, momentos románticos, divertidos e incluso terribles.

La radio, cuando quienes la hacen se han propuesto que así sea, es un medio de comunicación instantáneo, cercano y confiable, con un poder de convocatoria inigualable, incluso en estos días. Todo es que ocurra un temblor o nos enteremos que va a haber una megamarcha o que una noticia acapare la atención nacional e internacional para que la gente busque información en la radio y la complemente o compare con la difundida en otros medios impresos y electrónicos.

En México, hoy, 27 de septiembre se cumplen 89 años de las primeras  transmisiones radiofónicas, con motivo del centenario de la consumación de la independencia. El advenimiento de un nuevo medio se anunció el 24 de septiembre de 1821, en El Heraldo de México: "En los primeros días de la entrante semana México contará ya con un servicio completo de radiofonía".*

Contra todo lo que algunos elementos suponían, los trabajos que se han hecho en el Palacio Legislativo (colosal sede de la Exposición Comercial Internacional del Centenario que permanecerá abierta hasta febrero próximo y que será inaugurada hoy) son grandiosos. Especialmente "si se toma en cuenta el corto tiempo de que se ha dispuesto para llevar a cabo la adaptación correspondiente". Baste decir que ha sido muy bien aprovechado, pues la exposición contará con cabaret, teatro, periódicos, correo, estación inalámbrica, así como con otros muchos atractivos para la completa comodidad del visitante".
María de los Ángeles Gómez Camacho

Dicho día se realizaron sorprendentes transmisiones desde diversos transmisores, como el instalado en el Castillo de Chapultepec, como parte de la inauguración de la citada exposición, en la que se leyeron notas del periódico Excélsior sobre el servicio radiotelefónico.  hubo transmisiones a Panamá, Berlín y Nueva York.

El director general de los Telégrafos Nacionales, Luis G. Zepeda, envió este mensaje al presidente Álvaro Obregón:

Excelencia: felicito muy cordialmente al Gobierno de México por el éxito de telefonía inalámbrica..., en este paso definitivo en la conquista de las modernas ciencias físicas. Por Excélsior, Arnulfo Rodríguez, redactor".
Desde la cabina construida en el Teatro Ideal (casi en frente de la Alameda Central) y con un transmisor de 20 watts, se transmitieron dos canciones, una interpretada por José Mojica y otra por la niña María de los Ángeles Gómez Camacho (hija de uno de los animadores del programa Adolfo Enrique Gómez Fernández).

Ambos cantantes fueron escuchados claramente en el entonces inconcluso Teatro Nacional (hoy Bellas Artes), por medio de unos audífonos conectados previamente a una planta receptora instalada ahí, con motivo de una muestra comercial.
Ochenta y nueve años han pasado desde entonces, en los que la radio conquistó el sitio de honor de los hogares mexicanos para arrancar suspiros cuando se escuchaban las interpretaciones de las estrellas que hacían de cada aparición en los estudios de radio todo un espectáculo; figuras de la música y la locución seducían a los radioescuchas, la voz era capaz de despertar la imaginación y construir todos los escenarios  y emociones en que se desarrollaban las historias de las radionovelas; los cronistas deportivos narraban los más emocionantes encuentros deportivos y, naturalmente, la gente escuchaba las noticias y se convertía "en testigo de la historia", según un eslogan de Radio Mil.


Como radioescucha transité de la radio comercial (gracias a la cual conocí a los Beatles y a la pléyade de estrellas del rock de la llamada "ola inglesa") a la cultural, con sus propuestas y compromisos, que hacían de la radio algo más que una sinfonola.

Como productora y conductora de programas para niños, jóvenes y de divulgación de la ciencia he tenido oportunidad de transmitir en emisoras comerciales y culturales, en las que he gozado de enorme libertad y la he aprovechado para tender puentes de comunicación entre especialistas que tienen mucho que compartir con el auditorio y un auditorio que espera que alguien se dirija a él con respeto, información veraz y de manera amena, cercana.

Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que para todos la radio ocupa o ha ocupado un lugar importante en sus vidas, incluso ahora que podemos llevar nuestra música favorita a todos lados.

Foto "histórica" de cuando iniciaba mis días dorados en la radio (1989), en Radio Red
(después de casi dos años de hacer radio en Radio Infantil), programa especial de Día del Niño
con exponentes de la música infantil (Hermanos Rincón, Cántaro, Kitzia y Gabriela,
Rolis, Ezequiel de la Parra) y Larisa (mi hija)

La radio ha superado todas las amenazas, como la llegada de la televisión, las grabadoras portátiles, el video e internet. Sigue cumpliendo funciones diversas, desde la informativa hasta el entretenimiento, pasando por la formación de opinión.

La radio de todos los días ofrece la inteligencia y el compromiso de gente que cumple su misión tan bien que está haciendo escuela, que se ha convertido en modelo de comunicadores (para quienes se dedican a esta profesión) y referencia obligada, cuando se habla de medios.

Desgraciadamente la enorme oferta de estaciones de radio, locales y nacionales, no corresponde a la calidad de transmisión ni de contenido que estas casi nueve décadas de experiencia nos haría esperar. Locutores que gritan palabras sin sentido, bromas groseras que buscan la risa fácil de los radioescuchas, mensajes disfrazados de misticismo o naturismo; chismes de las llamadas celebridades, merolicos que se venden al mejor postor, arrogantes conductores que ni cuenta se dan cuando insultan al radioescucha, entre otras chuladas, invaden el éter y el ciberespacio y propagan la estupidez, la ignorancia y el mal gusto (por decir lo menos).

Por fortuna, el radioescucha tiene la posibilidad de encontrar las voces que le digan lo que le gustaría escuchar y si no las encuentra simplemente apagar el aparato de radio.

* Información Científica y Tecnológica, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, febrero de 1984, Vol. 6, Num. 89

sábado, 25 de septiembre de 2010

Copo de Algodón fue presentada en el Museo del Templo Mayor

Marcos Almada Rivero, María García Esperón y César Darío Menchaca

La primera de dos presentaciones de la novela Copo de Algodón, de María García Esperón, ilustrada por Marcos Almada Rivero y publicada por Ediciones El Naranjo tuvo lugar ayer en el magnífico auditorio Eduardo Matos Moctezuma, del Museo del Templo Mayor, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Valentina Ortiz

Conforme al programa, la cuentacuentos Valentina Ortiz ofreció un espectáculo,  llevado a la dimensión de ceremonia, en el que estuvieron presentes los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Valentina, con su voz, su cuerpo, semillas, agua, instrumentos varios cantó, hizo música, invocó a los dioses, nos recordó la herencia de nuestros antepasados, su cosmovisión y aleccionó sobre cómo ayudar a los muertos en su trayecto a un destino determinado por la forma en que ocurrió la muerte.

La bienvenida a la presentación, por parte del Museo del Templo Mayor, estuvo a cargo de César Darío Menchaca, quien favoreció un grato diálogo con María, Marcos y el público, además de que nos invitó a recorrer la exposición temporal "Moctezuma II. Tiempo y destino de un gobernante".

Marcos Almada Rivero explicó el proceso de ilustración de la novela revelando su emoción al redescubrir la fuerza y belleza del Templo Mayor después de un trabajo en el que, como los antiguos tlacuilos, se dejó el corazón endiosado. 

María armó la presentación con textos de reseñas y poéticas palabras que sus amigos de ambos lados del Atlántico han dedicado a Copo de Algodón, comenzando con un fragmento de la que publiqué en este blog hace unas semanas, seguidas por las de Anabel Sáiz Ripoll, Katia Coéllar, Ana María Carbonell, David García Hernández. También estuvo presente el poeta asturiano Aurelio González Ovies, de quien leyó esta joya. 


"... Es cara la felicidad. Ser feliz es muy breve. Tan fugaz como la hermosura. Lo dice tu Copo de algodón con una 'prosesía' que me ha fascinado. Es un auténtico estuche de ritos esta obra que acabas de publicar, un cofre maravilloso en el que bullen la magia y los tabúes de los mejores cuentos universales y tradicionales. Has hecho un viaje iniciático hacia el amor y la veneración por esos sabios antepasados que olvidamos cada día un poco más.
Es verdad todo lo que sentencias, todo lo que auguras. Porque todos buscamos un sitio, todos perseguimos una casa en esta vida que no da nada a cambio de nada, sino que siempre nos obliga a sacrificar algo, en ocasiones lo más hermoso, a veces lo más querido. ¡Qué acertada metáfora la de las lagartijas acechadas por Axayácalt! ¡Con cuántos presagios tan presentemente pasados nos narras esta historia tan infantil como gigante! Son tan importantes los sueños para olvidar que es tan dolorosa la muerte... Tan necesario creer sin ver, intuir sin mirar... Ganaríamos tanto si perdiéramos multitud de presencias... ¿Por qué conocer el rostro de Moctezuma si Moctezuma ES? ¿En qué cambiaría el fervor de Copo de algodón o su existencia (de Él)?
Gracias por renovar los mitos y odiar la guerra; gracias por la lírica y por el sincretismo y por la leyenda y la realidad. Leerte es retroceder a la candidez del Éranse una vez los dioses y los hombres con el que nos amamantan todas las culturas... La fragilidad de este Copo de algodón pesa y posa línea a línea".
 Marcos Almada (es mucho más guapo en persona)

El ilustrador Marcos Almada Rivero compartió el proceso de creación de un personaje del que la historia no aporta información, por lo que los rasgos de Tecuixpo Itlaxóchitl no corresponden ni al retrato ni a la caricatura, se trató de un trabajo muy serio, con  la enorme responsabilidad de darle rostro a un personaje real, ni más ni menos que la hija favorita de Moctezuma, una noble mexica. Experiencias profesionales con la cultura maya se dejan sentir muy sutilmente en su creación, así como su rechazo a las caracterizaciones de nuestros antepasados, a partir de una mirada barroca, ajena a la sencillez que priva en la obra del joven y talentoso artista.

Marcos, María, Darío y Jaime Alfonso

La presentación de esta obra concluyó con una plática a la que la autora invitó al prolífico escritor de LIJ Jaime Afonso Sandoval, autor entre muchas otras obras de El club de la Salamandra, quien platicó por qué escribe para niños. Generosa y siempre dispuesta a apoyar a sus amigos, María también me invitó a subir a la mesa y compartir el placer del diálogo que se establece con las personas que atienden a convocatorias como la que nos unió este viernes 24 de septiembre en este maravilloso recinto para conocer a una gran exponente de la literatura infantil y juvenil.

El domingo 26 de septiembre a las once de la mañana, en el mismo lugar se llevará a cabo un nuevo encuentro para darle la bienvenida a Copo de Algodón. Allá nos vemos.

Para seguir los pasos de Copo de Algodón los lectores pueden consultar el blog que la autora abrió especialmente para esta princesa mexica, a quien Marcos le dio su rostro de niña y quien en la voz de María tiene mucho por contar.



miércoles, 22 de septiembre de 2010

100 Años de la Universidad Nacional. Procesión, San Ildefonso, Cámara de Diputados



·         El rector de la UNAM, José Narro Robles, encabezó la procesión de 500 universitarios, previa a la ceremonia solemne en el Antiguo Colegio de San Ildefonso

Con una procesión en la que 500 universitarios con toga y birrete recorrieron calles del Centro Histórico, la UNAM evocó la caminata con la que, hace 100 años, se instituyó su carácter nacional.

Encabezado por el rector José Narro Robles, el recorrido unió a siete grupos, entre ex rectores, miembros de la Junta de Gobierno, Patronato Universitario, profesores e investigadores eméritos, directores académicos, administrativos, así como de institutos, centros y planteles del bachillerato.

Antes de la procesión, en Moneda y Seminario, donde fuera la sede de la Universidad Real, el rector develó una placa alusiva al centenario.



 Después, al coro permanente del “Goya”, inició el recorrido por Moneda, acompañado de estudiantinas. Avanzó por la misma calle, hasta la confluencia de Correo Mayor, y continuó por Justo Sierra para culminar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde esperaba la ceremonia solemne, también en remembranza de hace un siglo.



Poco después, en el Anfiteatro Simón Bolívar de San Ildefonso, la directora del Instituto de Geografía, Irasema Alcántara Ayala, afirmó que la UNAM es fuente de credibilidad y cuna de principios y valores; sin duda, es el alma de la nación.

Describió a la Universidad Nacional como una institución amiga, compañera, consejera, entrenadora, deportista, tutora, precursora, científica, artista, humanista, verdadero bastión intelectual, fuente de filosofía, de crítica, de reflexión y de esperanza; de manera innegable para todos, madre, mecenas, sueño y despertar, asentó.


A nombre de los consejeros directores, Alcántara Ayala añadió que de la mano de pensadores como José Vasconcelos, la Universidad inspira a romper el silencio opresor de la ignorancia y a contagiar lo prodigioso que para el espíritu colectivo tienen la tolerancia, el diálogo, la igualdad, la democracia, la fraternidad, la solidaridad, la honestidad, el respeto, la justicia, la libertad y la búsqueda de mejores niveles de bienestar.

En su oportunidad, María Elena Mansilla y Mejía, Consejera profesora de la Facultad de Derecho, cuestionó ¿qué fue, es y será nuestra Universidad?, para inmediatamente responder: “Lo que fue, dependió de nuestros ancestros; lo que es, de nosotros, y lo que será, de quienes hoy se forman en ella”.

Por ello, instó a la comunidad universitaria “a cuidarla, protegerla y defenderla, en reciprocidad por todo lo que de ella hemos recibido y por lo que nos dará en el futuro”.

A su vez, Mario González González, Consejero representante de los trabajadores, adscrito a la Dirección General de Servicios Generales, dijo que para entender el presente, se debe conocer el pasado, y así avanzar hacia un nuevo futuro. Por ello, tienen que recordarse algunos acontecimientos, buenos y malos, que ha vivido la UNAM y que le han dado identidad.

También, mencionó el otorgamiento de la autonomía de esta casa de estudios, y rememoró la inauguración de Ciudad Universitaria, en 1954, y el movimiento estudiantil de 1968, como un parteaguas de la lucha por la democracia del país.

Jordi Messeguer Gally, Consejero alumno de la Facultad de Ingeniería, afirmó que los estudiantes de la UNAM valoran la educación pública “porque somos hijos de ella, y entendemos que es una inversión y no un gasto como algunos detractores de lo público pregonan”.

Los universitarios, añadió, continuarán con el enriquecimiento de la fuerza intelectual del país, porque el acceso a la instrucción es la única manera de igualar las oportunidades entre los jóvenes mexicanos. Por ello, una de las luchas en la que estamos presentes los estudiantes de la Universidad Nacional, y en la que participamos codo con codo con el resto de los alumnos de México, es por la defensa de la educación laica, gratuita y de calidad.

* * *
En sesión solemne del Congreso de la Unión por el centenario de la Universidad Nacional, instó a diputados y senadores a dar el gran salto del México desigual al país con equidad



Mis primeras palabras son de agradecimiento. Muchas gracias al Congreso de la Unión por la iniciativa; gracias, por este reconocimiento a la Universidad de la Nación. A todos los grupos parlamentarios de las cámaras de Diputados y de Senadores, a las presidencias de las mesas directivas, a las juntas de Coordinación Política, a todas y todos nuestros legisladores, por mi conducto la comunidad universitaria les expresa nuestra gratitud. Para nosotros, esta ceremonia tiene un valor inapreciable.

La Universidad de México es parte de la historia del país. Es una institución que ha cambiado en concordancia con las transformaciones de la nación. Esta fue su historia en el virreinato, en el convulso siglo XIX, esta es su historia en el centenario que ahora celebramos.

El proyecto definido por Justo Sierra creó una institución fundamental para que México se modernizara; para que el México de antes de la Revolución, transitara al México de hoy. Por ello, creo que con justeza se puede afirmar que la nación mexicana no sería la misma sin su Universidad, como igualmente se puede sostener que la Universidad tampoco sería la misma si no hubiera estado tan estrechamente vinculada a la sociedad de la que es parte, a sus necesidades y anhelos. El vínculo de la universidad con la nación es la mejor muestra de la razón que Justo Sierra tenía al pensar que México necesitaba una institución liberadora, capaz de darle emancipación mental, una institución que le diera sustento a su modernización y progreso material.

Justo Sierra fundó una Universidad para todo el país. Una institución que no ha sido una simple transmisora de conocimiento, sino una verdadera educadora. Como él quería, en los últimos cien años la Universidad Nacional ha apoyado al país en su desarrollo. Mucho es lo que la Universidad Nacional ha aportado en la prestación de servicios, en lo económico, en la expansión de la infraestructura, en la ciencia, en el desarrollo tecnológico, en la cultura, en la política. Por ello, con orgullo y satisfacción podemos decirle a nuestro fundador: maestro Justo Sierra: ¡misión cumplida!

La aportación más visible de la Universidad Nacional Autónoma de México al desarrollo del país, consiste en la preparación de millones de jóvenes que han podido estudiar y egresar de sus aulas, tanto del bachillerato como de la licenciatura y el posgrado. La UNAM ha abierto las puertas del conocimiento a jóvenes de todos los estratos sociales, muchos de los cuales han sido los primeros en sus familias en ingresar a la educación superior.

La UNAM es uno de los espacios más importantes del país en el cultivo de las ciencias y las humanidades. Es una casa del pensamiento no sólo mexicano, sino iberoamericano. Ha producido nuevo conocimiento para beneficio de la sociedad a lo largo de sus cien años de existencia como Universidad Nacional; ha contribuido al desarrollo de instituciones de educación superior en México y en otros países. Además de casa de estudios, la UNAM es casa de cultura, de creación y de difusión. A través de sus espacios, la Universidad cumple con su función de extender los beneficios de las culturas mexicana, iberoamericana y universal.