jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz año nuevo



 


Las fiestas cívicas y religiosas, locales, regionales, nacionales y universales  están asociadas a una gastronomía especial, con platillos preparados con ingredientes de temporada y generalmente de la región, aunque en el caso de la Navidad, por ejemplo, la presencia del pavo y del bacalao, por sólo citar dos de los más comunes, dependen en gran medida de la importación.  Para dar la bienvenida al  año nuevo no pueden faltar las doce uvas, una por cada mes del año, que debemos comer mientras suenan las doce campanadas del reloj, si tenemos un reloj con esa función en casa o siguiendo las que transmiten en la radio. Inmediatamente y casi atragantándonos comenzamos a repartir besos y abrazos y buenos deseos a todas las personas que están cerca de nosotros. Lo demás corre por cuenta de la creatividad y ánimos de quienes festejen.

Otra de las tradiciones para recibir el año nuevo, que se ha hecho muy popular, aunque parece que sus antecedentes podrían encontrarse en la Edad Media, es la de usar ropa interior roja, color cuya asociación con la sensualidad es innegable.
Durante todo el mes de diciembre, por decir lo menos, los mercados populares, los tianguis, las tiendas departamentales y las plazas comerciales exhiben una amplia oferta de lencería roja, aunque también amarilla. Portar un color u otro depende de lo que se espere del año que está por iniciar, si se trata de tener buena suerte en el amor, será rojo, si el dinero es la prioridad, el amarillo estará presente a la hora de arreglarse para la fiesta.

De manera que esta noche las mujeres (es una tradición más arraigada en las mujeres) de diferentes partes del mundo usarán (o ya estás usando en su celebración) bragas, calzones, chones, pantaletas, pantis, bombachas, cucos, tangas, o como se les llame en su región, de color rojo o amarillo. Al respecto, cito un extraordinario trabajo de Daniel Samper Pizano, redactor del periódico colombiano El Tiempo:

El Diccionario de la Real Academia ya se atrevió en su última edición (2001) a incluir y definir ‘panty’ en sus páginas, con la advertencia, eso sí, de que se trata de una voz inglesa. Cuatro años más tarde, el Diccionario panhispánico de dudas avanza un paso más. Incorpora ‘panti’, con i latina; la da por buena –aunque con leves diferencias de significado– tanto en España como en América; señala que su plural es ‘pantis’ y, en clara desautorización al DRAE, recomienda evitar la forma ‘panty’. No aparecen, en cambio, ‘bragas’, ‘calzones’, ‘cucos’, ni ‘pantaletas’. Solo las bombachas hacen una triunfal y solitaria aparición en el Panhispánico. 

En fin, la alusión a la lencería roja o amarilla para recibir el año nuevo en realidad fue un pretexto para ilustrar la riqueza de nuestro idioma. Recomiendo la lectura del artículo completo del Daniel Samper Pizano, que es toda una experiencia por el habla de los jóvenes colombianos. Se puede encontrar en:
 
Por ahora sólo queda desearles un FELIZ 2010, de entendimiento, diálogo y comunicación. Un abrazo cariñoso desde México.

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