lunes, 6 de febrero de 2012

Charles Dickens. A doscientos años de su nacimiento

Charles Dickens (origen de la imagen)

El 7 de febrero se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Dickens, sin duda uno de los grandes escritores de todos los tiempos.
Creo que, en la actualidad, para mucha gente (me incluyo) el primer paso para conocer la obra de Dickens ha sido ver alguna de la películas para cine o para televisión producidas, como adaptaciones o basadas en alguna de sus novelas, como ocurre con el caso de Grandes esperanzas (Great Expectations), cuya más reciente versión cinematográfica fue la dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón.
Dickens no es un autor para niños, aunque en varias de sus obras sus personajes sean niños, que crecerán y padecerán la pobreza y las ideas de la época para tratarlos, reprenderlos y encauzarlos. Pip (Grandes esperanzas), por ejemplo, es un niño adorable, al que los encuentros con un prófugo, primero, y con la señorita Havisham (inquietante y maravilloso personaje), después, le cambiaron totalmente la vida.
Canción de navidad quizá sea una de las obras más conocidas y entrañables del escritor bicentenario. Llevada al cine, a series de televisión de acción viva y animada (la más reciente con los Muppets), es casi obligado verla en la época decembrina. Para mi gusto la mejor versión de este clásico es la película para televisión protagonizada por George C. Scott (A Christmas Carol).




A doscientos años de su nacimiento, Charles Dickens es un escritor que se mantiene tan vigente como el ascenso de la humanidad en el camino del conocimiento pero también como las injusticias y las diferencias entre el Norte y el Sur, entre el pobre y el rico. Basta con leer este fragmento de Historia de dos ciudades para comprobarlo:
«Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos. Es la edad de la sabiduría, y también de la locura. Es la época de la fe, y también de la incredulidad, la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Lo tenemos todo, pero no somos dueños de nada, caminamos derechito al cielo pero tomamos el camino a otro lado. En fin, esta época es tan parecida a todas las épocas, que nada de lo que aquí voy a contar debería, en realidad, sorprendernos. Nada. Ni el perdón, ni la venganza, ni la muerte, ni la resurrección».

6 comentarios:

Freia dijo...

Uno de los grandes, grandes.
A mí me fascina El grillo del hogar, aunque, como la mayor parte, empecé leyendo Oliver Twist o David Copperfield.

Un abrazo, dama de las letras.

Unknown dijo...

Un recuerdo merecidísimo, y estoy absolutamente de acuerdo con la vigencia y la actualidad de su pensamiento. Un abrazo, M" Eugenia.

María Eugenia Mendoza dijo...

Querida Freia:
Es un placer encontrar tus letras por esta humilde aldea. Debo confesar que he leído dos o tres obras de Dickens, eso sí con el nudo en la garganta y horrorizada por las terribles escenas de tribunales e injusticias.
Gracias por tu visita, querida condesa, y por traer el título de una obra que hay que leer.
Un fuerte abrazo.

María Eugenia Mendoza dijo...

Querida Carlota:
Este día hay Charles Dickens por todos lados, comenzando por el fantástico "doodle" de Google.
Ojalá el mundo fuera mejor del que vio Dickens, lamentablemente no lo es en muchos sentidos.
Te mando un fuerte abrazo y toda mi admiración por tu extraordinario trabajo.

Lola MU dijo...

También yo quiero sumarme a este homenaje, querida María Eugenia.Siempre me ha gustado Dickens, pese al sabor agridulce que dejan sus obras; quizás también en eso radica su grandeza. La última que leí - y que recomiendo a todos, claro - fue "Nuestro común amigo". En fin, un recuerdo para él desde esta época... tan parecida a la suya.
Muchos besos.

María Eugenia Mendoza dijo...

Querida Lola MU:
Muchas gracias por tu recomendación, tomo nota para leer esta obra, en la que seguramente estará presente ese sabor agridulce que mencionas y ciertas chispas de esperanza de que quizá para algunos las cosas mejoren.
Muchos besos también para ti.