miércoles, 8 de abril de 2015

Perrea un Libro, campaña del IIF de la UNAM


Todavía no supero la náusea provocada por el video de la generación 2015 del Instituto Cumbres, por las imágenes misóginas, las actitudes prepotentes de los denominados mirreyes, "hijos de papi"; la complicidad de las mujeres que ahí aparecen tratadas como objetos no sólo desdeñables sino desechables, por decir lo menos; el uso de un jaguar, cuyo simbolismo no alcanzo a descifrar, pero me resulta intolerable que un animal sea usado y el gasto que habrá representado para producir semejante basura. En un comunicado de la institución de educación privada, publicada en Aristegui Noticias se lee:

"La comunidad del Instituto Cumbres México pide (no ofrece) una disculpa por el contenido del video que ofendió a varias personas, mismas que han manifestado su enojo. Este video de ningún modo representa los valores y principios del colegio, los alumnos, familias y egresados.
La dirección del colegio no tenía conocimiento del contenido. Ya se están tomando las medidas necesarias con los alumnos involucrados y se establecerán pautas para que no vuelva a ocurrir.
 Se argumenta, a manera de disculpa, el desconocimiento del contenido del corto. De no haber sido un trending topic en redes sociales la comunidad no se hubiera dado por enterada ni hubiera reconocido que ofendió a varias personas. En fin, esto no es más que un reflejo de las relaciones que se establecen en las esferas del dinero y del poder, en donde la impunidad priva.

Digo que todavía no salía de esa sensación de náusea cuando comienza a circular en redes sociales y diversos medios de comunicación una campaña de fomento a la lectura, con la firma del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, denominada "Perrea un Libro".

Si a los engendros del Cumbres se les tachó de misóginos, con toda la razón, no sé qué calificativos merezcan los iluminados creadores de la campaña y video que la sustenta, a ritmo de reggaetón. Cifras duras con las que inicia el promocional: "México ocupa el penúltimo lugar en lectura de 107 países".

No se cita según qué estudio, encuesta o examen, quizá se deba a que como lo señalan más adelante: "a los jóvenes no les gusta leer libros...", para qué incluían información escrita en un video que está hecho para escuchar y "bailar", como aclara en el siguiente cartón.

"Cumbiatón es: vamos a perrear, casi todas son perreo, perreo -las canciones de reggaetón- o dicen agáchate, préstame la tanga, te doy por el piso, te azoto contra el muro o sea todo era así", según palabras del DJ Chango.

El escritor Fernando Curiel dice a cuadro: "La poesía es ritmo y la prosa igual es ritmo, es musicalidad. La promoción de la lectura para mí empieza con la divulgación. ¿Cuál es el mensaje? El texto mismo".

Y, gracias a una producción de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto de Investigaciones Filológicas tenemos a nuestro alcance un reggaetón hecho con el texto de un libro -Tren subterráneo, de Fernando Cuariel, por supuesto- y la voz de Baby Killa, cantante panameño.

Y la magia se hizo, porque "Cuando ya la cantaban, se les demostró que habían empezado a leer un libro". Y para rematar un testimonio auténtico y espontáneo; "todo lo que venga con el reggaetón es bueno y todo lo que venga con un libro es bueno". ¿Será?

Cuestión de gustos. Siempre habrá otras propuestas musicales y culturales para acercar los libros y fomentar la lectura entre niños, jóvenes, adultos.

Ahora sólo falta que el rector de la UNAM diga que desconocía esta campaña pero que como parte de la autonomía cada dependencia goza de libertad para hacer lo que considere más conveniente, en este caso fomentar la lectura entre los jóvenes y la venta del libro de Fernando Curiel.







4 comentarios:

El guachimán dijo...

Alucino con la "promoción". No sabía que los bailes que se llevan a hora fueran tan decorosos. Tomémoslo con calma.

María Eugenia Mendoza dijo...

Decoroso el perreo, querido Guachimán, decoroso.
No se trata de escandalizarme por la forma de bailar, cada bailarín sabrá por qué lo hace, lo que me parece reprobable es que una institución como el Instituto de Investigaciones Filológicas haya decidido el reggaetón para invitar a los chicos a bailar y a leer, cuando hay tantos géneros musicales. En fin, cuestión de gustos.
Un abrazo.

El guachimán dijo...

Estoy al 100 por 100 de acueredo contigo en lo del IIF, María Eugenia: una institución cultural debe mantener su dignidad y, desde luego, mezclar reggaeton con lectura es rebajarse lamentablemente. Supongo que en México también pasasteis el sarampión aquel de la contracultura y de suponer (como se hizo por aquí) que tan cultura era el "Requiem" de Mozart como un palurdo aporreando un tambor en el carnaval, pero, afortunadamente, ese despropósito ya está desmentido, por lo que el profesor ese que sale en el vídeo me parece un charlatán. Y en la misma línea veo lo del baile. Yo también he sido joven y desde luego no soy un mojigato; también he bailado pegando botes de cabra y memeces que se pusieron de moda; tampoco soy de los que se asustan por las manifestaciones y los gestos de carácter sexual, pero, te lo digo en serio: esos contactos genitales del reggaeton me parecen degradantes. Ninguna de las amigas que tuve en mi juventud, que eran todas chicas inteligentes, formadas y muy celosas de su liberación como personas y como mujeres, se hubiera prestado a adoptar esas posturas en un baile; ni yo ni la mayoría de mis amigos, que éramos muy conscientes del respeto que se debe tener a las personas (empezando por nosotros mismos), hubiéramos pretendido siquiera que se prestasen ni, por supuesto, habríamos hecho esas chabacanadas en público. Y, desde luego, insisto: estábamos muy lejos de ser mojigatos. Cuando los jóvenes hacen cosas así, no se dan cuenta de que se están degradando, sobre todo, las chicas. El reggaeton no es un baile inocente, es un baile que reproduce roles y patrones de un statu quo muy machista, sorprende que ellas no se den cuenta: no toda desinhibición es liberación. Perdona la conferencia que te he largado.

María Eugenia Mendoza dijo...

Al contrario, Guachimán, gracias por extender tu comentario inicial.
Sé que tú ni yo exageramos al reprobar el uso de esta "moda" reggaetonera. De entrada, el término "perreo" ya resulta de una violencia tremenda.
En fin, me extraña de la institución y del propio Fernando Curiel, quien me merecía todo el respeto.
Va otro abrazo.