lunes, 24 de mayo de 2010

De preposiciones e imprecisiones


La semana pasada leí un letrero que decía: "Tacos de pastor". Generalmente, acostumbrada a toparme con frases publicitarias, anuncios, consignas y todo tipo de textos mal escritos, reniego un poco por la falta de interés en el idioma y sigo mi camino, pero ese día estaba más sensible a estos asuntos de la gramática. Todos sabemos que una coma, entre otros signos de puntuación, puede cambiar el sentido de una frase, lo mismo ocurre cuando se usan mal las preposiciones.

Si en lugar de decir "tacos de pastor", dijera "tacos al pastor", como en la mayoría de los establecimientos en donde podemos disfrutar este tipo de tacos, al estilo pastor (carne de cerdo fileteada y marinada en una salsa con achiote y otras especias, ensartada en una aguja para ser asada  verticalmente en  lo que conocemos como "trompo"), quizá me hubiese detenido a comprar una orden con todo, es decir, con su pedacito de piña, cilantro y cebolla picados y un poco de salsa picante, pero esa preposición de hizo ruido en la comunicación y el antojo se esfumó.

¿De qué estarán hechos esos tacos? ¿De perro "pastor" alemán o viejo "pastor" inglés? En México no se come perro, al menos voluntariamente, de manera que no es legal, ni sanitariamente aprobado y si la clientela sospechara que se trata de ese tipo de pastores seguramente el negocio se iría a pique. Imposible que se tratara de un pastor humano (de los que cuidan rebaños, sobre todo de ovejas, o sacerdotes de diferentes iglesias), lo cual, a todas luces, es un alivio, ya que tampoco somos antropófagos, así que ¿de qué otro pastor podría estar relleno el taco? Por supuesto que no me detuve a preguntar a los afanosos taqueros, además, probablemente ellos ni siquiera eran responsables del letrero o si lo eran me dirían que sólo yo era capaz de hacer una lectura semejante, pues qué importa cómo se escriba, la gente entiende de qué tipo de tacos se trata. 

En fin, mi ocio me llevó a reflexionar en torno a la importancia de las preposiciones, mismas que aprendemos en la escuela como periquitos: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, pro, según, sin, so, sobre y tras. A esta lista algunos especialistas agregan: como, durante, excepto, incluso, mediante, salvo y vía.

Y ya que la preposición de fue la que propició todo esto cabe señalar que la usamos para denotar, entre muchas otras cosas, posesión o pertenencia (la taquería de mi vecino); la materia de la que está hecho algo (los zapatos de piel, el caldo de pollo, la sopa de verdura); procedencia (el bacalao de Noruega). Cuando pedimos un vaso de agua, una taza de café, una copa de vino o un tazón de caldo, no esperamos obtener recipientes elaborados con dichos líquidos, puesto que la citada preposición también se usa para referirnos al contenido de algo y expresiones como "un vaso con agua o una copa de cristal con vino, aunque sean correctas a veces suenan chocantes, a menos que haya la opción de  vasos o copas de plástico y entonces sí sea necesaria la aclaración.

Quizá parezca ocioso, pero si jugamos con las preoposiciones podremos advertir qué tan precisos somos al hablar y escribir. ¿Será los mismo hablar de o sobre algo, por ejemplo: fuego, cuchillos o hielo? Si sabemos que una tienda abre hasta las diez, ¿a qué hora cerrará? Cuando decimos que algo está en esas cajas, ¿tendríamos que especificar que se encuentra bajo, dentro, entre, sobre o tras alguna específicamente?

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