domingo, 3 de enero de 2010

En la cafetería de la librería del Fondo de Cultura Económica

 Intercambio de Berenice la Sirena y Peligro en la Aldea de las
Letras, versión Libros del Rincón 

Ayer por la tarde María García Esperón y yo nos encontramos en la cafetería de la librería Octavio Paz, del Fondo de Cultura Económica, en Miguel Ángel de Quevedo 115, delicioso espacio y afortunado marco de encuentros y reencuentros en el sur de la Ciudad de México.

María ya estaba ahí (oh, oh, fui un poco impuntual), Juan Carlos, su esposo ya había apartado una mesa, mientras ella hacía el obligado y placentero recorrido por la librería. Después de los abrazos, deseos de felicidad y éxito y una que otra fotografía Juan Carlos nos dejó solas para platicar a nuestras anchas.

Táchenme de cursi o pregúntense qué había en la atmósfera de esa tarde lluviosa, pero el perfume y el sabor del café hicieron su magia y en esos momentos el Colectivo Voz y Mirada comenzó a hacerse presente, era como si todos estuviesen ahí, sin importar distancias y husos horarios. El primero en aparecer fue Pedro Villar, listo con su Cuaderno de apuntes y su poesía, pronto se nos unió Carlos Marianidis, cuyo libro Nada detiene a las golondrinas descansaba sobre la mesa, pues María me lo había prestado meses atrás y ya era hora de que lo regresara.

En la plática surgían comentarios, en completo desorden, debido a que las ideas y el cariño que sentimos por todos nos hacen hablar así, arrebatándonos la palabra, esperando que nadie se escape de decir algo, aunque no falta quien prefiera quedarse callado y sólo escuche. Toman la palabra Marcelo Suárez de Luna y su Poesía imperfecta; Los espejos de Anaclara y Mercedes Calvo, Anabel Sáiz Ripoll, con sus libros, reseñas literarias y ensayos sobre LIJ; Asunción Carracedo, con su hermosa voz nos lleva a pensar en la trascendencia de encumbrar a su natal León como Ciudad de la Literatura; María Wernicke surge con Rutinero; Ana Laura Delgado entra en escena haciendo realidad sus sueños y los de sus autores y lectores; el peruano Orlando Granda nos envuelve con su poesía y sus gratas memorias familiares; la Navidad sin dueño de Susana Peiró y el revuelo que causó entre los visitantes de los diferentes blogs hizo su presencia, lo mismo que la alegría de Rosa Serdio. Marco Aurelio Chavezmaya, quien por fortuna no emuló a Juan Escutia en el Castillo de Chapultepec y Jaime Alfonso Sandoval pasan por ahí, damos un sorbo al café y casi no son necesarias las palabras en ese momento para reconocerlos como grandes escritores mexicanos.

Al regresar Juan Carlos, a la hora pactada, la charla debe terminar pero no sin antes pensar en los niños que son el motor de tantas historias de vida y literarias. Rondan por ahí Pedro Villar (hijo);  Macarena, hija de Marcelo, los hijos de Asunción; Teresa, la bebé de Anabel; Ian, el adolescente hijo de María y Carlos, los chicos del Sexto B de la escuela Jesús González Ortega, con quienes leo todos los martes temprano; mis hijos, que hace rato dejaron de ser niños (oficialmente) pero con quienes es tan grato crecer y tantos otros que están presentes como protagonistas, lectores y nuevos escritores.




10 comentarios:

Anabel dijo...

Yo también estaba ahí, en esa cafetería. Yo también. Un beso grande y gracias. Anabel

María Eugenia Mendoza dijo...

Ahí estabas con tu hija, tu esposo, con tu poesía y esa forma que tienes de leer los libros y la vida.
Un abrazo cariñoso.
Ma. Eugenia

María García Esperón dijo...

¡Que se repita el cafecito, pero ahora en Tarragona!

Voz y Mirada dijo...

Pues hasta mi mesa ha llegado el aroma a café, y el olor de los libros, la melodía de sus voces, el latido intenso de sus corazones, el color de sus sonrisas, la luz de sus miradas, y hasta incluso... el ruido que las sillas susurraron cuando ustedes dos abandonaron el lugar. Eran susurros sin palabras,pues todas habían quedado prendidas en el aire. Eran susurros sin silencios, pues todos ellos "resonaron" en las aguas del oceáno que une nuestros continentes. Eran susurros de canciones infantiles, las que ustedes dos compusieron con nuestros nombres. Eran susurros de rimas y poesías que volaron con alas de hada hasta cada uno de nuestros rincones de "trabajo".
¿Y dicen que solo tomaron un café???, pues tocaron a bien poco con tanto "amigo" que se les unió, a sorbito cada uno....
GRACIAS por compartir su pensamiento, sus recuerdos con todos nosotros. Eso, según dice María y yo me lo he aprendido muy bien, se llama "ENCORDARSE EN UN MISMO CORAZON, QUE CADA VEZ SE HACE MÁS Y MÁS GRANDE, Y LATE MÁS Y MÁS FUERTE".
Un cálido abrazo de papel para las dos, María y Maru, con mi cariño.
ASUNCION

María Eugenia Mendoza dijo...

Este comentario de Orlando Granda llegó al correo electrónico y quiero compartirlo con ustedes.
¡Oh, café!, ¿alguien dijo café? La oscura y misteriosa bebida que me atrae por su parecido con la noche igualmente misteriosa y oscura, como la tinta con la que escribo. Un saludo para ambas y desde aquí comparto ese momento de alegría, charla y café... ¡Oh, café!, ¿alguien dijo café?
Abrazos desde mi morada en Barranco,
ORLANDO GRANDA

María Eugenia Mendoza dijo...

Querida Asunción:
El encuentro en la cafetería del Fondo se sigue enriqueciendo con tus palabras y tu cariño. Va un abrazo cordial.

María García Esperón dijo...

Queridos cafeteros y cafeteras de las Españas y de las Américas, ¡se sospecha que el mejor café del mundo se sirve en Barranco!!!! ¿Tú qué dices Maru?

María Eugenia Mendoza dijo...

Habrá que ir a confirmarlo, ¿no te encantaría probar también el que se bebe en el rincón de Asunción o en Tarragona, compartiendo una plática con Anabel o en Cali, o en Alicante, o en Buenos Aires...?

Anónimo dijo...

PELIGRO EN LA ALDEA DE LAS LETRAS fue leído con todo el cariño del mundo y con la atención que se merece un canto al respeto y a la defensa del castellano.
Personajes creados desde la imaginación de una autora plenamente comprometida con la defensa del uso correcto de una lengua que de ningún modo puede ser mal usada.
Lectura entretenida, amena, ligera y llena de situaciones que se dan en la vida diaria y que reflejan el camino al que nos conduce este mal uso que con las nuevas tecnologías estamos dando a esta lengua que tanta historia soporta a sus espaldas.
FELICIDADES una vez más y lectura super recomendada para una Biblioteca escolar.
Desde España, concretamente desde Almendralejo, mis más sinceras, entrañables y valoradas gracias a ti María Eugenia por hacerme pasar unos buenos momentos con la lectura de tu libro.
Espero poder llevar a la Aldea de las letras a todos mis alumnos que quieran descubrir ese mundo donde las letras viven para dar a los humanos aquello que no debemos dejar de valorar y reconocer. Esto es la literatura y el valor de un libro.

María Eugenia Mendoza dijo...

Querido Paco:
Hasta Almendralejo, en Badajoz, va mi agradecimiento por tus palabras. Es maravilloso que las TIC sean usadas para acercar a la gente, sin escatimar ni una letra para decir lo que se quiere decir.
Un abrazo cordial de tu nueva amiga mexicana.